El general que no supo hacer la paz
Ehud Barak pierde la batalla electoral abandonado por sus propios aliados
Ehud Barak, el militar m¨¢s condecorado de Israel, ha perdido la paz y las elecciones a primer ministro; todos sus enemigos coinciden en asegurar que es un despojo pol¨ªtico. La rigidez f¨ªsica del cad¨¢ver Barak, un hombre al que en contadas ocasiones se le ha visto sonre¨ªr p¨²blicamente, s¨®lo tiene parang¨®n con esa tozudez que le ha llevado durante los 19 meses en que ha estado al frente del Gobierno de Israel a comportarse como un general. Ha vivido atrincherado en el Gabinete, enfrentado a sus propios ministros, despreciando al Parlamento y oponi¨¦ndose a su propio partido, el Laborista. Todo esto hecho de manera cient¨ªfica, configurando una perfecta trayectoria zigzagueante con la que ha logrado soslayar a todos sus amigos, hasta conseguir quedarse sin aliados.
Hoy, Barak se ha quedado solo. Lo hab¨ªa pronosticado con iron¨ªa d¨ªas atr¨¢s Shulamit Aloni, ex l¨ªder del partido laico Meretz, aliado pol¨ªtico de la ¨²ltima singladura del ex primer ministro, cuando, dirigi¨¦ndose a los militantes pacifistas, les invit¨® a votar a Barak con estas palabras: 'Votarle no porque yo le quiera, en el sentido de amado, ya que s¨®lo Nava Barak [su esposa] puede quererlo, y por ello se merece un premio'. Nunca un pol¨ªtico israel¨ª hab¨ªa levantado tantas esperanzas -en mayo de 1999 logr¨® el 56% de los votos- y a continuaci¨®n tantos odios y frustraciones.
La historia va a juzgar a Barak con excesiva severidad, olvid¨¢ndose no s¨®lo de su brillante carrera militar en la Guerra de los Seis D¨ªas y en la de Yom Kipur, si no tambi¨¦n obviando que fue ¨¦l, como primer ministro, quien el pasado mayo sac¨® al Ej¨¦rcito de Israel del avispero del sur de L¨ªbano, poniendo fin al Vietnam israel¨ª. Ayer, al cerrarse los colegios electorales, tampoco nadie record¨® que Ehud Barak ha sido el primer jefe de Gobierno de Israel que ha hablado en voz alta sobre la necesidad de dividir Jerusal¨¦n, compartiendo su Administraci¨®n con el enemigo palestino, en un esfuerzo imprescindible por afianzar el proceso de paz. Tampoco nadie recordaba que fue este denostado pol¨ªtico quien empez¨® a poner los cimientos de la revoluci¨®n laica, para impedir que Israel se convierta a la larga en un Estado teocr¨¢tico.
La derrota es a¨²n demasiado reciente, como para ver con serenidad los valores positivos de Barak, y comprender que su ca¨ªda se ha debido tambi¨¦n a una traici¨®n de sus compa?eros de partido, que empezaron a conspirar contra ¨¦l antes de que fuera elegido primer ministro en mayo de 1999, y que se han negado a acompa?arlo en su ¨²ltima campa?a. Ellos ayudaron a este hombre, ciego de vanidad, a despe?arse en el vac¨ªo. Los barones del laborismo, en nombre de la paz, se disponen ahora a repartirse sus despojos, tratando de ocupar su lugar al frente del partido. Ni siquiera podr¨¢ descansar en paz.
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