Bin Laden dijo a sus hombres que matar a civiles no era 'pecado'

El millonario saud¨ª Osama bin Laden orden¨® en 1993 a sus seguidores que acabaran con la 'serpiente americana' y que no se preocuparan por las v¨ªctimas civiles que se produjeran en sus ataques, seg¨²n uno de los testigos aportados por la acusaci¨®n en el juicio que se celebra en Nueva York por los atentados en 1998 contra dos embajadas de Estados Unidos en ?frica. Las bombas colocadas en las embajadas de Tanzania y Kenia causaron la muerte de 224 personas, entre ellas 12 estadounidenses, e hirieron a varios miles.

Jamal Ahmed al-Fadl, un sudan¨¦s de 38 a?os, ha gozado de la protecci¨®n del FBI durante los ¨²ltimos cinco a?os para que pudiera declarar en el juicio iniciado esta semana. Al-Fadl fue uno de los primeros miembros de Al Qaeda (La Base), la organizaci¨®n creada por Bin Laden durante la lucha contra los invasores sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n, en los a?os ochenta. Bin Laden se convirti¨® en un l¨ªder para los voluntarios de pa¨ªses musulmanes que combatieron en Afganist¨¢n, y cuando comenz¨® la guerra del Golfo los primeros n¨²cleos de Al Qaeda estaban ya en funcionamiento con el objetivo de 'oponerse con violencia a los gobiernos antiisl¨¢micos', seg¨²n la declaraci¨®n de Al-Fadl.

Durante la guerra del Golfo, Bin Laden proclam¨® que hab¨ªa que 'expulsar a los americanos de los lugares santos' de Arabia Saud¨ª. La intervenci¨®n estadounidense en Somalia, en 1993, fue un nuevo hito en el crecimiento de Al Qaeda. El testigo dijo que Bin Laden hab¨ªa afirmado en una reuni¨®n que si EE UU 'triunfara en Somalia, pronto estar¨ªan en Sud¨¢n y acabar¨ªan controlando todos los pa¨ªses' y orden¨® ataques contra la 'serpiente americana'. Uno de sus lugartenientes, Mamduh Mahmud Salim, inform¨® a los militantes de que no era pecado causar la muerte a civiles inocentes durante los ataques, porque, 'si son buenos, ir¨¢n al Para¨ªso'.

Bin Laden, el principal acusado, permanece actualmente en Afganist¨¢n, protegido por el regimen talib¨¢n. Washington ofrece una recompensa de cinco millones de d¨®lares a quien facilite su detenci¨®n.