Agua
El Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) tambi¨¦n moja por donde pasa. M¨¢s all¨¢ de lo obvio, que es satisfacer las necesidades hist¨®ricas a partir de los excedentes, el PHN supone asimismo una oportunidad propicia para fundamentar acciones pol¨ªticas personales. Sobre la agitaci¨®n del PHN, adem¨¢s de Jos¨¦ Bono, que ha bailado como Esther Williams, hacen surf Eduardo Zaplana, Marcelino Iglesias y Pasqual Maragall. La apuesta ciega de Zaplana por el turismo est¨¢ dram¨¢ticamente supeditada a este plan, que no s¨®lo ha de saldar el d¨¦ficit tradicional, sino que tiene que abastecer la ampliaci¨®n de expectativas alentadas con Terra M¨ªtica y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con sus delfinarios y peceras. Y no tanto por el consumo de estas instalaciones, que no es insignificante, sino porque la planta que m¨¢s agua chupa (a partir de la proclamaci¨®n de que la agricultura apenas representa el 4% del PIB valenciano) es el turista. Y ah¨ª se juega el equilibrio este surfista cruzado de Abraham Lincoln y Pericles llamado Zaplana, que aprovecha sus posturitas para desestabilizar a un PSPV que, sin compartir al pie de la letra el plan, est¨¢ de acuerdo en su sustancia. Otro tanto ocurre en Arag¨®n, donde, adem¨¢s de una situaci¨®n pol¨ªtica compleja y un recelo leg¨ªtimo, confluyen los l¨®gicos victimismos de provincias semiabandonadas como Huesca y Teruel. Iglesias trata de erigir su propia efigie sobre el PHN para afianzarse en una organizaci¨®n controlada por Juan Alberto Belloch y ganar posiciones frente a Jos¨¦ Antonio Labordeta, que le come los zapatos con la Chunta. Por no hablar de Catalu?a, donde el PHN est¨¢ propiciando una de las batallas pol¨ªticas m¨¢s cruentas. La posici¨®n titubeante de Jordi Pujol en el trasvase, ante la inviabilidad de que Europa financie la bajada de agua desde el R¨®dano hasta Barcelona y dar juego a las empresas de la ¨®rbita, est¨¢ sirviendo de munici¨®n a Maragall. Ante un escenario electoral desgastado, fracturado por Uni¨® Democr¨¤tica y cabreado en el Delta del Ebro y la Catalu?a profunda, Maragall ara?a los votos que le separan de la Generalitat, en una operaci¨®n en la que ha pescado hasta al independentismo. Mientras, el temporal inunda media Espa?a.
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