'Antes, las pel¨ªculas eran, en general, mejores'
La leyenda de Hollywood Kirk Douglas habla sobre su relaci¨®n
Es desde hace m¨¢s de 50 a?os uno de los grandes actores de Hollywood. El hijo de un emigrante ruso-jud¨ªo -su verdadero nombre es Issur Danielovitch- represent¨® en la pantalla a h¨¦roes de la antig¨¹edad y eternos perdedores, boxeadores brutales y duros vaqueros; entre sus m¨¢s de 80 pel¨ªculas, de las que tambi¨¦n ha producido muchas, se encuentran cl¨¢sicos como El disc¨ªpulo del diablo, Los valientes andan solos y Senderos de gloria. Durante el Festival de Cine de Berl¨ªn, Kirk Douglas, de 84 a?os, 'la barbilla m¨¢s famosa de Hollywood', ser¨¢ premiado por el conjunto de su carrera. El pr¨®ximo d¨ªa 16 recibir¨¢ el Oso de Oro.
Pregunta. ?Sigue hablando alem¨¢n?
Respuesta. [En alem¨¢n] S¨ª, he rodado en Alemania tres o cuatro pel¨ªculas. Esto me dio la oportunidad de hablar un poco de alem¨¢n.
P. ?Le ha ayudado su mujer Anne, que naci¨® en Hannover?
R. [En alem¨¢n] No, yo ya estudi¨¦ un poco de alem¨¢n en la universidad. Pero desde mi ataque de apoplej¨ªa, hace cinco a?os, ya me resulta bastante dif¨ªcil hablar ingl¨¦s.
P. Ahora est¨¢ coqueteando.
R. Me gusta la lengua alemana, los poetas alemanes. Incluso la famosa frase de Shakespeare 'Ser o no ser, ¨¦sa es la cuesti¨®n', me parece que tiene m¨¢s fuerza en alem¨¢n.
P. Adem¨¢s de a los poetas alemanes, es evidente que usted valora tambi¨¦n a las mujeres alemanas. No s¨®lo est¨¢ casado con una, sino que parece que tambi¨¦n lleg¨® a estar muy cerca de Marlene Dietrich.
R. S¨ª, Marlene, ?qu¨¦ muchacha! Quiero decir que era guapa, sexy, er¨®tica. Parec¨ªa un ¨¢ngel. Pero era tambi¨¦n una verdadera ama de casa. Uno pod¨ªa divertirse mucho con ella.
P. En su libro usted fantasea acerca del 'tierno amor' de Dietrich. ?Hasta d¨®nde lleg¨® ese amor?
R. ?Eso no es de su incumbencia!
P. ?Ten¨ªa usted a¨²n contacto con Marlene Dietrich cuando se ocult¨® en Par¨ªs?
R. S¨ª, la llam¨¦ una de las veces que estuve all¨ª. Pero estaba ya muy enferma y no era ella misma. Creo que se alegr¨® de verdad por mi llamada, pero no quiso verme.
P. Aunque Hollywood atrajo a muchos artistas jud¨ªos, hab¨ªa tambi¨¦n antisemitismo. ?Lo lleg¨® a experimentar alguna vez?
R. Bueno, se rodaron incluso pel¨ªculas que eran cr¨ªticas con el antisemitismo, como Entre dos fuegos, con Lex Barker, en 1947. Lex no entendi¨® bien la pel¨ªcula, porque poco despu¨¦s, cuando me invit¨® a su club de tenis, me dijo: 'Afortunadamente, s¨®lo unos pocos jud¨ªos han sido admitidos'.
P. ?No sab¨ªa Barker que usted era jud¨ªo?
R. No. Cuando se lo dije se puso rojo como un tomate.
P. Va a ser galardonado en Berl¨ªn tambi¨¦n porque a menudo, sin temor, ha representado papeles de antih¨¦roe. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le ha fascinado de esos papeles?
R. Esto es lo que le puedo decir: la virtud no es muy fotog¨¦nica. Por eso nunca presion¨¦ especialmente para hacer a cualquier precio el papel de h¨¦roe.
P. ?Podr¨ªa ser su preferencia por los papeles de antih¨¦roe la raz¨®n por la que, pese a haber sido tres veces candidato para un Oscar, nunca haya sido premiado como mejor actor?
R. Oiga, ¨¦ste es un pa¨ªs libre. No tengo ni idea.
P. Nos gustar¨ªa saber m¨¢s sobre los Oscar.
R. En 1957 todos supon¨ªan que yo recibir¨ªa el premio por mi papel como Van Gogh en El loco del pelo rojo. Yo tambi¨¦n lo cre¨ªa. Estaba en un rodaje en M¨²nich mientras se celebraba en Los ?ngeles la ceremonia de los Oscar. En el hotel Cuatro Estaciones, cincuenta fot¨®grafos esperaban captar la sonrisa del vencedor, mi sonrisa. Pero no hubo ninguna sonrisa, porque gan¨® Yul Brynner. Entonces mi mujer y mi hijo Peter me mandaron una estatuilla que casi parece un Oscar. Esta figura tiene para m¨ª un significado especial.
P. Y cuando en 1996 le dieron un Oscar por toda su carrera...
R. Lo coloqu¨¦ en la habitaci¨®n de mi mujer. Pero tambi¨¦n me habr¨ªa gustado haber recibido alguna vez un Oscar normal.
P. Como su hijo Michael, que en 1988 fue premiado como protagonista en Wall Street y en 1976 como productor de Alguien vol¨® sobre el nido del cuco.
R. S¨ª, as¨ª es la vida. Yo hab¨ªa comprado los derechos del libro El nido del cuco. Lo hab¨ªa llevado a escena en un teatro de Broadway e intent¨¦ durante diez a?os hacer una pel¨ªcula con ¨¦l.
P. Entonces su hijo hizo la pel¨ªcula y con ella un par de millones de d¨®lares. ?Por qu¨¦ no le confi¨® el papel del rebelde McMurphy?
R. El director quer¨ªa alguien m¨¢s joven, Jack Nicholson, que entonces era un actor desconocido. Me llev¨¦ una gran decepci¨®n. Pero lo peor fue que Jack estuvo brillante. Lo habr¨ªa llevado mejor si ¨¦l hubiera estado mal...
P. ... y no hubiera ganado un Oscar.
R. ?Escuche! Por ese papel habr¨ªa dado todo el dinero que me dieron los derechos sobre el libro.
P. Tampoco le permiti¨® hacer m¨¢s llevadera esta historia la complicada relaci¨®n con su hijo Michael.
R. Michael y yo nunca estuvimos especialmente unidos porque yo estaba fuera muy a menudo y porque me separ¨¦ de su madre. Pero esto ha cambiado. Ahora nos llevamos magn¨ªficamente.
P. Michael es el ¨²nico de sus cuatro hijos con el que nunca ha trabajado.
R. Quiero hacer una pel¨ªcula con ¨¦l antes de que mi carrera termine. Ser¨ªa el broche de oro, un cierre digno.
P. ?Le gusta todav¨ªa ir al cine?
R. Me gusta m¨¢s rodar que verme en ellas. Casi he evitado Gladiator, porque tem¨ªa que me recordara demasiado a mi Espartaco. Aparte de esto, antes las pel¨ªculas eran, en general, mejores.
P. ?Porque antes todo era mejor?
R. No, porque entonces la t¨¦cnica no era lo m¨¢s importante, sino los personajes y la historia. Por supuesto que hoy tambi¨¦n se hacen buenas pel¨ªculas, pero a menudo todo ese galimat¨ªas digital arruina el trabajo de los actores.
P. En la actualidad trabaja en su octavo libro. ?De qu¨¦ trata?
R. En My stroke of luck describo mi ataque de apoplej¨ªa en 1996 y c¨®mo he cambiado desde entonces. Creo que me ha hecho mejor persona.
P. ?C¨®mo lleva las consecuencias f¨ªsicas?
R. Tengo problemas para hablar. Siempre que quiero decir algo tengo que pensar antes en c¨®mo debo mover la lengua, los dientes, los labios. Claro que tiene la ventaja de que no se habla tanto, pero mi mujer siempre me est¨¢ diciendo: 'Kirk, para ser un hombre que ya no puede hablar, hablas much¨ªsimo'.
P. Eso mismo podemos confirmar.
R. Despu¨¦s tengo cita con mi logopeda. Pero, de todas maneras, no me puedo quejar. Muchas personas, tras un ataque de apoplej¨ªa, se quedan paralizadas de medio cuerpo, y yo puedo incluso jugar de nuevo al golf.
P. ?Cu¨¢l es su handicap?
R. Veinte, creo. Pero cuando se est¨¢ en el campo de golf se necesitan s¨®lo dos o tres buenos golpes. Entonces se olvida uno de los fracasos... exactamente como en el cine. Me gustar¨ªa olvidar muchas de mis pel¨ªculas.
P. Se refiere con ello a su triunfo en Espartaco, cuando intervino a favor del acosado guionista Dalton Trumbo.
R. No. Durante la caza de los comunistas en los a?os cincuenta muchos artistas estaban en la lista negra. Los estudios, hip¨®critas como eran, empleaban a algunos de los escritores, pero deb¨ªan utilizar seud¨®nimo.
P. Entre ellos tambi¨¦n Trumbo, al que usted, productor y protagonista, hab¨ªa contratado para el gui¨®n de Espartaco.
R. Trumbo era un escritor con talento. Cuando pens¨¢bamos qu¨¦ alias deb¨ªamos darle en la cabecera, el director, Stanley Kubrick, propuso: 'Poned mi nombre'. Le pregunt¨¦: 'Stanley, ?quieres realmente escamotear a Dalton su m¨¦rito?'.
P. ?Y?
R. A Stanley no parec¨ªa molestarle, pero a m¨ª, s¨ª. Y despu¨¦s de meditarlo mucho, me dije: '?Al infierno con ello!'. En el gui¨®n y en la cabecera ir¨¢ el nombre correcto: Dalton Trumbo.
P. Y pasaron por encima de la lista negra. ?C¨®mo reaccionaron sus compa?eros conservadores, en concreto John Wayne o Ronald Reagan?
R. No creo que les gustara mucho. ?Y? Cuando miro hacia atr¨¢s pienso que la decisi¨®n sobre Trumbo fue la m¨¢s importante de mi carrera.
P. Cuando m¨¢s tarde Ronald Reagan fue presidente, ?le hizo entrever su enojo?
R. No, ¨¦l me invit¨® a la Casa Blanca a pesar de todo. El cargo no cambi¨® su personalidad. S¨®lo lo consigui¨® la terrible enfermedad que sufri¨®, el Alzheimer. Cuando por casualidad me le encontr¨¦ en su ¨²ltimo a?o, ni siquiera me reconoci¨®. Triste.
P. ?A¨²n ve usted a los viejos colegas de la profesi¨®n?
R. Est¨¢n todos muertos. ?Walter Matthau? Muerto. ?Frank Sinatra? Muerto. ?Burt Lancaster? Muerto. Echo mucho de menos a Burt. Era un buen amigo, y no tuve nunca muchos amigos.
? Der Spiegel.
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