Da?os irreversibles
La historia ejemplar de un edificio nacido exclusivamente para uso hotelero y transformado h¨¢bilmente en un gran bloque de apartamentos con vistas al mar, no acab¨® con la dictadura. El 2 de septiembre de 1977, apenas realizadas las primeras elecciones democr¨¢ticas en Espa?a y antes de las municipales, los parlamentarios alicantinos elevaron su protesta al alcalde franquista suplente, Ambrosio Lucia?ez Piney, hoy en las filas populares, mediante una carta en la que el senador Josevicente Mateo advert¨ªa: 'Tenemos noticias -escribo en nombre de todos los parlamentarios alicantinos-, no sabemos con certeza hasta qu¨¦ extremo fundadas, de que se prev¨¦ la reanudaci¨®n de las obras del Aparthotel en breve. Los da?os causados a la ciudad por lo ya construido son evidentemente irreversibles, pero nos queda la esperanza, puesto que entre nosotros hay coincidencia, de evitar la tercera fase. As¨ª, pues, te agradeceremos nos indiques, en lo que ata?e al Ayuntamiento, cu¨¢l es la situaci¨®n actual del proyecto'.
La realidad era muy simple: se estaba construyendo a marchas forzadas y culminar¨ªa en plena democracia municipal. La construcci¨®n de un edificio tan singular erigido contra viento y marea -nunca mejor dicho- sobre suelo p¨²blico ganado al mar, s¨®lo se entiende desde el contexto autoritario del R¨¦gimen, desde un funcionamiento dictatorial capaz de justificar impunemente sus arbitrariedades con afirmaciones tan peregrinas como 'el gran prestigio' de Meli¨¢, o la carencia de plazas hoteleras en una ciudad.
El pelotazo del 'edificio especial termin¨® de fraguarse cuando, en la primera mitad de los a?os setenta, los efectos de la crisis econ¨®mica europea llegaron a las costas espa?olas. El triunfalismo de los a?os sesenta hab¨ªa dado paso a un alarmismo excesivo que, no obstante, revelaba las profundas deficiencias de un sector descapitalizado, formado por peque?as compa?¨ªas dependientes de los mayoristas extranjeros, y cuyos empresarios, durante los ¨²ltimos a?os, hab¨ªan invertido alegre y descontroladamente sus capitales hasta conseguir una saturaci¨®n de las zonas tur¨ªsticas y un deterioro ambiental. Entre los 1973 y 1976, la crisis tur¨ªstica trajo consigo el desplome del sector inmobiliario y con ¨¦l, los despidos masivos y el cierre de delegaciones del Grupo Meli¨¢, hasta entonces l¨ªder indiscutible del sector tur¨ªsco en el ¨¢mbito nacional. La propiedad del edificio pasar¨ªa por las manos del Banco Coca, el Banesto, el controvertido magnate italiano Giancarlo Parretti y la Cadena Sol, mientras su tercera fase entraba en un litigio de tintes rocambolescos.
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