EE UU frente al enemigo invisible
El escudo antimisiles impulsado por Bush puede provocar una carrera armamentista sin resolver los verdaderos problemas de seguridad de EE UU
Europa ser¨¢ terra incognita para George W. Bush, pero en sus primeros contactos con el Viejo Continente no se ha inhibido. Apenas se acaba de instalar en la casa donde una vez vivi¨® su padre, pero el presidente tejano ya ha enviado a su sheriff al otro lado del Atl¨¢ntico para recordar a los nativos qui¨¦n es el que impone la ley en el Oeste.
El flamante secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, lleg¨® a una reuni¨®n en M¨²nich con sus hom¨®logos de la OTAN la semana pasada plenamente consciente de que todos se opon¨ªan al proyecto americano del escudo antimisiles (NMD), y que ¨¦ste iba a ser un tema sumamente contencioso y delicado en las relaciones entre Estados Unidos y Europa en los pr¨®ximos meses. Pero Rumsfeld no vino con la misi¨®n de persuadir, negociar, convencer. Ni siquiera de escuchar.
Es m¨¢s probable un ataque contra EE UU con un artefacto peque?o que con un misil de largo alcance
'Estados Unidos', declar¨®, 'tiene la intenci¨®n de desarrollar y desplegar un sistema de defensa contra misiles cuyo fin es defender a nuestra gente y a nuestras Fuerzas Armadas. El pueblo americano no debe quedar completamente indefenso. No es tanto una cuesti¨®n t¨¦cnica como una cuesti¨®n de responsabilidad constitucional de un presidente. La verdad es que, en muchos sentidos, es una cuesti¨®n moral'.
El problema, entonces, estaba resuelto. Pero resultaba que Rumsfeld se hab¨ªa enterado de que los europeos ten¨ªan sus propios planes militares. Hab¨ªa o¨ªdo decir que, sin pedirle permiso a EE UU, hab¨ªan decidido crear una fuerza de reacci¨®n r¨¢pida de 60.000 soldados lista para entrar en acci¨®n en el a?o 2003.
Tal fuerza, explic¨® Rumsfeld a sus interlocutores, 'corre el riesgo de inyectar un factor de inestabilidad en una alianza de enorme importancia'. Y aparte, no es que los europeos estuviesen pensando invertir dinero en esta fuerza, sino que la iban a confeccionar con parches de los ej¨¦rcitos ya existentes. Con lo cual, Rumsfeld se vio moralmente obligado a lanzar a los europeos una advertencia.
'Si yo viese a los pa¨ªses europeos poner m¨¢s d¨®lares en sus presupuestos para incrementar la fuerza de la OTAN, me resultar¨ªa alentador. Pero no he visto tal cosa, y lo que a m¨ª me interesa es sumar y no restar'.
Lo que no qued¨® claro fue si Rumsfeld se equivoc¨® o, quiz¨¢s como su propio presidente, realmente cree que la moneda que se utiliza en Europa es el d¨®lar. Lo que s¨ª est¨¢ muy claro es que Rumsfeld no va a ganar el premio diplom¨¢tico del a?o en Europa. Ese honor, en cambio, le podr¨ªa llegar a corresponder al general Colin Powell, el secretario de Estado del presidente Bush. Tras la visita de Rumsfeld a M¨²nich, Powell intent¨® dar otra imagen en sus reuniones con altos funcionarios europeos en Washington
Tras una reuni¨®n de dos horas, por ejemplo, con el ministro de Relaciones Exteriores brit¨¢nico, Robin Cook, Powell afirm¨® que estaba convencido de que la fuerza europea de reacci¨®n r¨¢pida fortalecer¨ªa la OTAN, en vez de debilitarla. Powell tambi¨¦n dijo que EE UU consultar¨ªa con sus aliados europeos antes de poner en marcha el proyecto antimisiles.
Esto podr¨ªa reflejar no tanto una t¨¢ctica conjunta para desequilibrar a los europeos como diferencias de opini¨®n entre el Departamento de Estado y el Pent¨¢gono. Powell personalmente est¨¢ a favor de la NMD, pero no todos sus asesores lo est¨¢n. Seg¨²n una fuente del Departamento de Estado, la opini¨®n general institucional, independientemente de si hay un republicano o un dem¨®crata en la Casa Blanca, es muy parecida a la opini¨®n que se tiene en Europa: que el proyecto NMD es un costoso disparate (se habla de 25.000 millones de d¨®lares, unos cuatro billones y medio de pesetas) que generar¨¢ m¨¢s peligros, y no menos, y que atentar¨¢ contra la paz mundial. Porque el problema que, m¨¢s que ning¨²n otro, amenaza con crear un clima de hostilidad polongada entre EE UU y Europa tiene m¨¢s de ficci¨®n que de verdad.
'El NMD ser¨¢ una realidad econ¨®mica, especialmente para la industria multibillonaria que desarrollar¨¢ el proyecto, y en el sentido de que existe una realidad psicol¨®gica, que a su vez se traduce en un factor pol¨ªtico', explic¨® por tel¨¦fono desde Ginebra un veterano diplom¨¢tico en el terreno del desarme nuclear. 'Estamos hablando aqu¨ª de reacciones primitivas de parte de los norteamericanos, de gestos de inter¨¦s antropol¨®gico, comprensibles en una tribu que quiere proteger a los suyos. Ahora, si el NMD va a proporcionar una defensa, una protecci¨®n verdadera contra los malos, sean quienes sean, esa es otra cosa. Yo lo dudo mucho'.
?Cu¨¢les son los factores psicol¨®gicos y pol¨ªticos al que se refiere el esc¨¦ptico diplom¨¢tico? Primero, los norteamericanos son gente que, m¨¢s que cualquier otro grupo en Occidente, cree que se puede eliminar todo riesgo en la vida; que puede existir una versi¨®n de Superman, o del pistolero bueno tipo Clint Eastwood, capaz de garantizar la protecci¨®n de los buenos contra los malos.
Cualquiera que dude de que George W. Bush comparte esta visi¨®n simplista y reaganiana del mundo, que oiga lo que dijo en plena campa?a electoral el 31 de mayo del a?o pasado en Albuquerque: '?ste es un mundo mucho m¨¢s incierto que en el pasado... Pero, aunque es un mundo incierto, estamos seguros de algunas cosas. Estamos seguros de que, a pesar de que haya muerto el imperio del mal, el mal sigue existiendo. Estamos seguros de que hay gente que no puede soportar lo que representa Am¨¦rica... Estamos seguros de que hay locos en el mundo, y terror, y misiles'.
Y ahora que es presidente, Bush ofrecer¨¢ un escudo impenetrable como protecci¨®n contra los locos y sus misiles. Lo cual resulta muy atractivo para un hombre reci¨¦n ascendido al puesto m¨¢s poderoso de la Tierra y que quiere aprovechar la oportunidad para dejar su huella en la historia. El problema es que el entusiasmo de Bush, de Rumsfeld y de su pueblo por el NMD esconde una serie de graves defectos en su argumentaci¨®n.
Primero, como dice Rudolf Sharping, el ministro de Defensa alem¨¢n, est¨¢ el problema de la viabilidad tecnol¨®gica del escudo antimisiles. Reagan gast¨® miles de millones de d¨®lares en su iniciativa de defensa estrat¨¦gica, pero el proyecto nunca funcion¨®. Durante la era Clinton, el aparato cient¨ªfico militar intent¨® desarrollar sistemas capaces de destruir misiles en el aire, pero tambi¨¦n fracasaron. Un sistema que funcione, seg¨²n varios expertos, podr¨ªa tardar 25 a?os en llegar.
Segundo, los locos que tanto teme Bush seguramente no tendr¨ªan la capacidad de lanzar un misil de un continente a otro. Es m¨¢s probable que consigan una bomba nuclear del tipo que los mismos norteamericanos desarrollaron: una bomba que pese unos 40 kilos, que tenga la capacidad destructiva de la que destruy¨® Hiroshima, y que podr¨ªa entrar en suelo norteamericano en una maleta, o en un coche, o en barco. Un informe de la CIA publicado en diciembre hace una proyecci¨®n de las amenazas globales para el a?o 2015 y dice que hay m¨¢s probabilidades de un ataque contra EE UU utilizando un artefacto peque?o y barato que un misil de largo alcance.
El tercer argumento, el m¨¢s generalizado, es que, como dijo el presidente de Francia, Jacques Chirac, el mes pasado, el plan norteamericano 'indudablemente reiniciar¨¢ la carrera armamentista en todo el mundo'. Los europeos en la OTAN temen que los rusos se pongan a construir nuevos misiles dise?ados con la tecnolog¨ªa necesaria para eludir los sistemas de detecci¨®n de la proyectada NMD.
En resumen, como dec¨ªa el diario The Independent en un editorial el mes pasado, el argumento en contra de la NMD es sencillo: 'Es caro, no se ha demostrado que funcione, destabilizar¨¢ los esfuerzos por controlar la carrera armamentista y ni siquiera responde a las amenazas m¨¢s probables, la mayor de las cuales es la llamada maleta bomba'.
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