Una incineradora de 'vacas locas' act¨²a sin registro y en condiciones de inseguridad
La Junta de Castilla y Le¨®n permite el funcionamiento de la planta pese a las denuncias
La planta de Rebisa tiene casi veinte a?os de antig¨¹edad, pero ahora se ha hecho necesaria para atender las necesidades de Castilla y Le¨®n por causa del mal de las vacas locas. Apenas se hab¨ªa renovado y cada vez ten¨ªa m¨¢s problemas con su entorno. Un vistazo a la f¨¢brica revela los efectos del paso del tiempo: dep¨®sitos quemados que siguen en funcionamiento junto a otros de segunda mano, que se distinguen por su diferente color y por las abolladuras, restos de maquinaria inservible, situaci¨®n que describe un reciente informe de Seprona de la Guardia Civil: 'En la parte posterior de las naves existe una explanada de terreno en la que se encuentran dos camiones de desguace calcinados y se observa un mont¨®n de grasas animales ardiendo, las cuales desprenden a la atm¨®sfera humos y olores desagradables'.
El informe del Seprona, con fecha de 28 de noviembre, detallaba otras deficiencias: 'Por el lateral derecho de la empresa existe un camino de tierra, y al otro lado del mismo discurre el cauce del r¨ªo Valdearacos, afluente m¨¢s abajo del r¨ªo Esla. En el cauce de este r¨ªo y sumergido en el agua se observa una tuber¨ªa por la cual se est¨¢ vertiendo continuamente una sustancia de color rojo que parece ser sangre de animales. Esta tuber¨ªa cruza el camino por debajo y entra en una nave de la empresa Rebisa'.
Al saberse de las nuevas actividades de la planta, los vecinos del lugar, liderados por su alcalde, el socialista Mat¨ªas Llorente, quien adem¨¢s es secretario general del sindicato UPA (Uni¨®n de Peque?os Agricultores y Ganaderos) de Le¨®n, comenzaron su contencioso con la Junta. Seg¨²n ellos, la f¨¢brica no est¨¢ preparada para eliminar priones, contamina, y almacena las harinas en su exterior sin apenas control. Lo que nadie discute es que la actividad de esta planta se ha multiplicado en las ¨²ltimas semanas. La planta tiene 17 trabajadores, seg¨²n uno de sus propietarios, Santos Vega. 'Antes s¨®lo trabaj¨¢bamos para la provincia de Le¨®n, pero ahora lo hacemos para toda Castilla y Le¨®n. Nuestra actividad se ha multiplicado', reconoce, 'porque antes quem¨¢bamos de promedio unas diez vacas al d¨ªa y ahora lo hacemos con unas cuarenta'. El D¨ªa de Le¨®n describ¨ªa c¨®mo en una jornada se quemaban, adem¨¢s, entre 150 y 200 ovejas, entre 15 y 20 terneros y alrededor de 20 cerdos. Todo ello sin contabilizar los materiales de riesgo procedentes de 214 mataderos.
El alcalde quiere que se cierre cautelarmente, pero la Junta no est¨¢ dispuesta a ello. Y el asunto ha llegado al juzgado. El juez ha decidido pedir una prueba pericial a un catedr¨¢tico de Ecolog¨ªa de la Universidad de Le¨®n, Estanislao Luis Calabuig, para que, en el plazo de 15 d¨ªas, determine si contamina y, tambi¨¦n, si 'las instalaciones de la empresa Rebisa, en su estado actual, son o no aptas para la destrucci¨®n del agente pat¨®geno de la encefalopat¨ªa espongiforme transmisible que pudiera estar presente en los animales en ella reciclados'.
Donde surge la sorpresa es en el comportamiento de la propia Junta, aparentemente dispuesta a mantener la actividad a cualquier precio, sin importar caer en evidentes contradicciones. La delegaci¨®n territorial de Le¨®n envi¨® un escrito a la empresa, en el que se le describe que 'se han observado ciertas deficiencias en el desarrollo de la actividad' y se le comunica que deber¨¢ subsanar hasta siete. El escrito, firmado por el jefe del servicio territorial, Jos¨¦ Luis Blanco, detalla estos problemas. Entre ellos, que deber¨¢ 'disponer de libro de registro de entradas y salidas de materiales especificados de riesgo conforme establece el decreto 259/2000' y proceder a la 'inscripci¨®n en el registro de peque?os productores de residuos peligrosos'. Este escrito lleva fecha del 11 de diciembre de 2000.
Pues bien, el 23 de enero de 2001, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, a trav¨¦s de un escrito de la directora general de Calidad Animal, Silvia Clemente Municio, dice justamente lo contrario aludiendo a los mismos decretos. Dice el escrito que se anula la necesidad de llevar un libro de registros, y dice tambi¨¦n que 'no procede' su inscripci¨®n 'toda vez que los residuos generados en la actividad principal de su industria procedente de la transformaci¨®n de animales muertos y desperdicios de origen animal no tienen la consideraci¨®n de residuos peligrosos'.
Los vecinos de la localidad sospechan desde hace tiempo. 'Rebisa elaboraba harinas animales, que luego vend¨ªa. Ahora elabora harinas que no puede vender. Si no tiene libro de registros, ?c¨®mo podemos saber d¨®nde han ido esas harinas?', se pregunta el alcalde. 'Tenemos libro de registros y se lo ense?aremos a quien nos lo pida', dice uno de los propietarios. 'Antes vend¨ªamos las harinas. Las que hacemos ahora, claro est¨¢, se llevan a unos vertederos controlados en Valladolid y en Madrid'. Las harinas han estado almacenadas a la intemperie durante varios d¨ªas, seg¨²n relatan los vecinos del lugar. Sin embargo, ante la visita del perito han sido r¨¢pidamente retiradas. La suerte de esta incineradora, una de las cinco con que cuenta Espa?a para eliminar los productos de riesgo de los animales, depende del Juzgado n¨²mero 1 de Le¨®n.
Una planta estrat¨¦gica
La planta situada en Cebreros del R¨ªo (Le¨®n) es una de las cinco incineradoras que hay en Espa?a para eliminar los materiales espec¨ªficos de riesgo (MER), junto a las de Ourense, Castell¨®n, Valencia y Girona. Todo cuanto all¨ª se destruye se transforma en harina. Su importancia estrat¨¦gica es evidente, dada la nueva situaci¨®n originada por el mal de las vacas locas.Castilla y Le¨®n es la primera productora de vacuno de Espa?a, con casi 1.200.000 cabezas de ganado. Tambi¨¦n es la primera productora de ganado ovino, con casi 5,5 millones de cabezas. Actualmente est¨¢n censados en la regi¨®n cerca de 214 mataderos, de los que aproximadamente la mitad sacrifican ganado vacuno. Eso quiere decir que todos los MER, y por ello se entienden tambi¨¦n todas las reses muertas en explotaciones, deben ir a una incineradora. Y la ¨²nica en la regi¨®n desde hace casi 20 a?os es la de Rebisa (Reciclaje Biol¨®gico de Subproductos Agrupecuarios, SA), situada en Cabreros del R¨ªo, un municipio pr¨®ximo a Le¨®n. Rebisa naci¨® en su d¨ªa como un proyecto de la Diputaci¨®n de Le¨®n para dar servicio a los ganaderos de la provincia. Pero las nuevas circunstancias la han convertido en una planta estrat¨¦gica en la regi¨®n.
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