El Racing, colista, golea (4-0) al Barcelona en El Sardinero
Los azulgrana, en un encuentro mal planteado y peor resuelto, fueron ridiculizados por un colista que jug¨® muy c¨®modo
El Racing revent¨® al Bar?a, hinchado como llegaba a Santander por su curr¨ªculo (18 partidos sin perder) y la derrota del Real Madrid en San Mam¨¦s (2-1). Pero, justo cuando se le exig¨ªa un partido autoritario y un marcador disuasorio para admitirle como candidato al t¨ªtulo, el equipo azulgrana se afloj¨® en el campo del colista, ante el peor equipo del campeonato, que le zarande¨® en una fiesta que guard¨® semejanzas con la de hace seis a?os, cuando la goleada fue por 5-0.
Irreconocible como equipo, al Barcelona no le redimi¨® ni la actitud. Jug¨® descerebrado y despersonalizado (faltaba Guardiola); sin pies ni manos y falto de estilo (no ten¨ªa extremos ) y sin car¨¢cter (los jugadores se abandonaron). El desplome azulgrana result¨® tan sobrecogedor que es dif¨ªcil pensar que no tendr¨¢ consecuencias. En un solo partido expres¨® todas sus debilidades y deficiencias, sobre todo estructurales. El t¨¦cnico, Lloren? Serra Ferrer, cambi¨® el posicionamiento y el equipo expres¨® con gran crudeza que la pol¨ªtica de fichajes ha sido un fracaso. El Racing se divirti¨® ante el gui?apo de equipo que se le par¨® enfrente. El encuentro result¨® descorazonador desde la perspectiva azulgrana. Jug¨® el Barcelona de manera muy gansa en un campo que exig¨ªa estar muy despierto. Extra?¨® el equipo el rombo que dispuso el entrenador despu¨¦s de quedarse sin extremos por las lesiones de Sim?o y Overmars. Gerard y Petit aparecieron de manera sorprendente por las bandas y no hubo manera de llegar hasta el bander¨ªn de c¨®rner. Amputado como estaba, el plantel azulgrana tampoco encontr¨® salida con los pases interiores de Xavi, tapado por Regueiro e incapaz de conectar con Rivaldo y Kluivert, despistados, poco trabajadores, sin capacidad de desmarque.
La previsibilidad y apat¨ªa barcelonista fue sorprendente, sobre todo si se atiende a lo que estaba en juego, que no era otra cosa que la de advertir al Madrid y al Deportivo de que el Barcelona iba tambi¨¦n por la Liga. Falto de jeraqu¨ªa y timorato, el plantel azulgrana regal¨® la contienda con un f¨²tbol pastoso. La pelota viaj¨® siempre de pie a pie, mansa, blanda, sin velocidad, a dos y tres toques, recorriendo las zonas blandas, alejada de los m¨¢rgenes del campo de El Sardinero.
Al Racing le vino muy bien la somnolencia del Barcelona. El equipo c¨¢ntabro se tap¨® bien en su cancha, procur¨® que la pelota saliera jugada por Abelardo y apost¨® por rentabilizar las segundas jugadas, acciones presididas por rechaces, como la que propici¨® el gol de Regueiro. No necesit¨® armar juego para desequilibrar el choque, por lo general plano, lento, atascado, un paisaje que beneficia al equipo menor.
La dormida barcelonista result¨® tan soberana que exig¨ªa medidas de urgencia, de manera que Serra Ferrer cambi¨® el dise?o del equipo en el descanso: prescindi¨® del medio centro (Xavi) a cambio de ganar un delantero interesante en ataque est¨¢tico (Alfonso). Mal asunto. El equipo perdi¨® la cabeza y fue a peor, por culpa de una decisi¨®n que dej¨® en mal lugar a Xavi precisamente el d¨ªa que mayor estima necesitaba por la ausencia de Guardiola.
Desatento, desenchufado, sin tensi¨®n, el Barcelona encaj¨® a las primeras de cambio dos nuevos goles, ambos a bal¨®n parado, circunstancia que comprometi¨® todav¨ªa m¨¢s su comportamiento. La hinchada c¨¢ntabra no daba cr¨¦dito a la primera victoria del a?o de su equipo.. Los azulgrana no encontraron soluci¨®n a sus problemas ni recursos para obligar al Racing a un esfuerzo. Desfondados y desmoralizados, quedaron a merced del rival, que actu¨® con gran inter¨¦s. Regueiro se revel¨® en este sentido como un jugador interesante. Muy s¨®lido en la contenci¨®n, el grupo de Manzano tuvo una buena organizaci¨®n defensiva y supo atacar al Barcelona. El equipo de Serra Ferrer no tuvo ninguna personalidad, ni a la entrada ni a la salida de la cancha, de manera que fue ridiculizado. La falta de agresividad, su flojera en los balones divididos, le impidi¨® incluso salvarse del escarnio de la goleada. Ya no se trataba de disputar el triunfo, sino de apuntar una l¨ªnea de escape que ahora no se adivina por ning¨²n lado, tal y como est¨¢ el club de paralizado.
El partido estuvo tan mal planteado como resuelto. A falta de est¨ªmulos desde el banquillo, los jugadores tampoco aportaron nada interesante. A d¨ªa de hoy, el Barcelona que aspiraba a atrapar al Madrid no s¨®lo consinti¨® un 4-0 en el campo del ¨²ltimo, sino que s¨®lo se le adivina una sensaci¨®n de orfandad terrible. El Bar?a fue una calamidad en todos los sentidos.
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