Jueces y fiscales en la pecera
Profesionales de la justicia se han sumergido durante tres d¨ªas en Valencia en la realidad profesional del periodismo
Como otros miles de ciudadanos, desayunan cada ma?ana con las orejas pegadas a la radio. El aparato emisor les escupe las ¨²ltimas novedades del mundo y a menudo les se?ala, como un potente or¨¢culo, qu¨¦ tortuoso sendero tomar¨¢ la globalizaci¨®n o qui¨¦n ser¨¢ por fin el pr¨®ximo C¨¦sar del universo. Sin el aparato, y como otros miles de ciudadanos, los jueces y los fiscales tampoco sabr¨ªan vivir y, sin embargo, al menos hasta ayer, desconoc¨ªan qui¨¦n hac¨ªa cantar a la Sibila de la ondas. Para la mayor¨ªa, y eso tambi¨¦n hasta ayer, los periodistas se les asemejaban a algo as¨ª como una especie de insistentes paparras que a punta de micr¨®fono o bol¨ªgrafo les asaltaban en sus despachos para arrancarles de cuajo la sagrada forma del secreto sumarial.
Afortunadamente, ayer cambiaron algo las cosas. Jueces y fiscales bucearon a sus anchas en las peceras de la emisora de la SER en Valencia con los ojos abiertos como platos. Desprovistos de sus negras togas y alejados a la fuerza de sus pesados libros de procedimiento judicial, se transformaron en ni?os absortos ante las entra?as de un juguete roto. Los periodistas se desvelaron ante ellos en toda su dimensi¨®n humana.
Los palad¨ªnes de la justicia escucharon las explicaciones de Bernardo Guzm¨¢n, el jefe de informativos de la SER, asistieron a una rueda de prensa del dirigente socialista Joan Ignasi Pla, cocinaron noticias en la redacci¨®n de la emisora y aguantaron estoicamente las bromas de Arturo Blay y Amadeo Salvador mientras realizaban en directo el programa No estamos locos. Incluso hubo quien, como Juan Luis de la R¨²a, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJ), se admir¨® de ver los locales de la SER sumergidos en el ba?o de las nuevas tecnolog¨ªas despu¨¦s de recordar aquellos mismos locales de la calle de Juan de Austria invadidos por un at¨¢vico teatrito al que se emparraban las vocecitas claras de muchachos que quer¨ªan triunfar en el mundo del espect¨¢culo.
La experiencia de ayer formaba parte del curso de conocimiento de los medios de comunicaci¨®n organizado por la periodista Teresa Laguna, responsable de prensa del TSJ. 'Durante tres d¨ªas' explic¨® Laguna '22 jueces y fiscales de la Comunidad han tenido ocasi¨®n de conocer los medios audiovisuales y escritos en vivo y en directo. Una experiencia ¨²nica en Espa?a que ha despertado el inter¨¦s de la judicatura y de la prensa'. Inter¨¦s, por cierto que incluso ha tocado de lleno a I?aki Gabilondo, que el pr¨®ximo lunes departir¨¢ con los magistrados Francisco Monterde, Fernando de Rosa y Inmaculada Linares sobre las peripecias de sus se?or¨ªas en redacciones y plat¨®s.
La SER, RNE y Canal 9, los diarios Levante, La Verdad y Las Provincias han sido los medios que han contado con la visita de estos profesionales de la justicia.'Me ha sorprendido' explicaba ayer el juez Manuel Pons, 'la capacidad de improvisaci¨®n, de rapidez, de los periodistas tan en contraste con la actitud reflexiva de los tribunales. No pod¨ªa imaginar que se pudiera dar con tanta precisi¨®n una informaci¨®n que se ha recogido bajo la mayor y m¨¢s estresante de las premuras'.
'Todo esto ha servido sin duda alguna' coment¨® el fiscal Manuel Ba?os 'para limar las asperezas existentes entre jueces y periodistas, aunque tene¨ªs que entender tambi¨¦n que a¨²n hay muchas informaciones que debemos preservar ante la opini¨®n p¨²blica... La presunci¨®n de inocencia de los ciudadanos es intocable y nadie tiene derecho desvelar los secretos de una investigaci¨®n'. 'Una profesi¨®n, la vuestra', sentenci¨® con respeto el magistrado de Orihuela, Antonio Pastor, 'digna de admirar. Ha sido emocionante, alucinante ver la capacidad de s¨ªntesis de la que sois capaces'. 'Conoc¨ªa un poco el mundo de los periodistas, sobre todo despu¨¦s de pasar como juez por una ciudad peque?a como Manresa, pero esto ha sido alucinante... Repetir¨ªa', espet¨® la magistrada Regina Marrades.
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