Las rivalidades locales revelan la desvertebraci¨®n territorial y econ¨®mica tras 20 a?os de autonom¨ªa

Una serie de economistas, ge¨®grafos, arquitectos, empresarios, catedr¨¢ticos y profesores universitarios, altos cargos t¨¦cnicos de la Administraci¨®n y pol¨ªticos consultados por EL PA?S coinciden en que el desarrollo econ¨®mico en estos 20 a?os no ha resultado suficientemente integrador y en muchos casos atribuyen la persistencia de las desigualdades territoriales a la pol¨ªtica seguida desde la Administraci¨®n auton¨®mica.

La inexistencia de datos impide comprobar c¨®mo se ha distribuido el gasto p¨²blico en el territorio y qu¨¦ incidencia ha podido tener ¨¦ste en la evoluci¨®n de la renta las distintas provincias. La Junta atribuye esta ausencia a razones t¨¦cnicas, por los c¨®digos que se utilizan en el registro de los datos y en el que siempre se usa el de Sevilla para aquellas operaciones contratadas en los servicios centrales aunque se ejecuten en otras provincias, con lo que la relaci¨®n saldr¨ªa distorsionada.

Todos los expertos consultados est¨¢n tambi¨¦n de acuerdo en considerar que un modelo centralista no puede funcionar en Andaluc¨ªa, y que la diversidad geogr¨¢fica, social y econ¨®mica de la comunidad aut¨®noma requiere de varios 'motores', que localizan en el entorno de las principales aglomeraciones urbanas, donde hoy en d¨ªa se produce una mayor capacidad de dinamismo, especialmente en el litoral.

En el debate sobre los localismos andaluces, adem¨¢s de la propia diversidad f¨ªsica de una comunidad que ofrece tres ¨¢reas muy identificadas con realidades espec¨ªficas distintas -campi?a, monta?a y litoral-, subyace tambi¨¦n la consecuencia de una elecci¨®n que no se ha asumido con naturalidad, seg¨²n admiten los propios pol¨ªticos: la ubicaci¨®n de la capital en Sevilla. Esta decisi¨®n fue adoptada por el Parlamento andaluz en su primera sesi¨®n, el 30 de junio de 1982, ya que no fue recogida en el Estatuto de Autonom¨ªa para evitar que fuera sometida a consulta popular en refer¨¦ndum. Ya en aquella etapa, el primer presidente de la Junta, Pl¨¢cido Fern¨¢ndez Viagas, alert¨® sobre el riesgo de dividir a los andaluces entre orientales y occidentales. Los expertos aprecian tambi¨¦n la necesidad de buscar nuevos elementos de identificaci¨®n para un proyecto com¨²n de todos los andaluces.