Doble de Violines
Dos importantes sesiones de esta semana han girado en torno al viol¨ªn: en la primera, los solistas de la Orquesta de Valencia dieron un atractivo concierto con los instrumentos de la exposici¨®n La edad de oro de la cuerda (Stradivarius, Guarnerius, Guadagnini y Pressenda). En la segunda, Hilary Hahn brind¨®, a los veinte a?os, toda una lecci¨®n de c¨®mo se toca el viol¨ªn.
La ocasi¨®n de escuchar -y hacer sonar, en el caso de los solistas- siete violines y un violonchelo de semejantes talleres, la oportunidad de admirarlos en la exposici¨®n, de contemplar la labor de un luthier y un archetier en las mesas de trabajo dispuestas all¨ª, la posibilidad de asistir a conferencias y demostraciones en torno a la lutherie... todo ello proporciona motivos m¨¢s que sobrados para alabar la iniciativa del Palau de la M¨²sica y aplaudir a sus ejecutores.
Sin embargo, la ambientaci¨®n tipo fiesta de fin de curso (con preludio electoralista) de la sesi¨®n del pasado d¨ªa 14, no hace sino robar el protagonismo a los instrumentos y a los m¨²sicos, para otorg¨¢rselo a quien no le corresponde. Los hechos hablan por s¨ª mismos y, cuando las cosas se hacen bien, no es preciso salir tanto en la foto.
Con respecto a la actuaci¨®n de Hilary Hahn en el Concierto de Stravinsky, cabe decir que impresion¨® la seguridad aplastante que revel¨® en el trazado de las l¨ªneas estructurales, la din¨¢mica rica -aunque, por otra parte, no muy amplia-, el sentido r¨ªtmico implacable y el fraseo intenso de trazo amplio, tan maduro que no parec¨ªa provenir de una int¨¦rprete as¨ª de joven.
Al margen de las t¨¢cticas publicitarias que la compa?¨ªa Sony est¨¢ montando en torno a ella (p¨¢gina web estudiada al mil¨ªmetro -con un diario de la artista incorporado-, imagen de adolescente viajera, etc...), una vez escuchada en directo s¨®lo cabe rendirse y reconocer que estamos ante una violinista excepcional. Y, por si hubiera dudas, el bis de Bach -que fuie impecable y terso- acab¨® de confirmar esa impresi¨®n.
Fallos de ajuste
La Orquesta de Valencia, con G¨¹nter Neuhold al frente, no tuvo su mejor momento acompa?¨¢ndola, especialmente en los movimientos extremos. Taparon a la solista, hubo fallos en el ajuste, y la sonoridad no result¨® n¨ªtida. Con la interpretaci¨®n del Concierto para orquesta de Bart¨®k, sin embargo, las secciones aparecieron mejor trabadas, las maderas hicieron buenos solos y la cuerda grave supo emocionar al p¨²blico. L¨¢stima que, en el fugato del Finale, los primeros y segundos violines entraran con un ataque inseguro y la orquesta en pleno vagara, sin rumbo fijo, por un terreno que antes hab¨ªan recorrido con autoridad.
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