Fuentes muy contaminantes
'Los moros, a Marruecos, que es donde tienen que estar'. Esta frase la pronunci¨® un diputado del Parlamento andaluz mientras charlaba informalmente con un compa?ero antes de comenzar el pleno del mi¨¦rcoles d¨ªa 7 de este mes y fue captada por una c¨¢mara de Televisi¨®n Espa?ola en Andaluc¨ªa. El sonido era defectuoso y no se film¨® al diputado autor del exabrupto.
El Diario de Sevilla dio noticia de la grabaci¨®n y de la frase el pasado domingo, d¨ªa 11.
EL PA?S, en el cuadernillo de informaci¨®n regional Andaluc¨ªa, tom¨® el asunto al d¨ªa siguiente e inform¨® sobre la petici¨®n de todos los grupos del Parlamento andaluz para que se investigase sobre el comentario xen¨®fobo.
Pero el martes d¨ªa 13, en el mismo cuadernillo de la edici¨®n para Andaluc¨ªa, una amplia informaci¨®n en su primera p¨¢gina -mucho m¨¢s breve en la edici¨®n nacional- recog¨ªa el testimonio de un diputado auton¨®mico que dec¨ªa haber o¨ªdo la frase al vicepresidente primero de la C¨¢mara y diputado del PP, Mat¨ªas Conde.
No s¨®lo eso. Se advert¨ªa de que la fuente de la informaci¨®n, firmada por Isabel Pedrote, hab¨ªa pedido que se le mantuviese en el anonimato, aunque el diputado acusador aseguraba que sostuvo un di¨¢logo con Conde, recrimin¨¢ndole por la expresi¨®n xen¨®foba, y que aqu¨¦l le hab¨ªa respondido con algo as¨ª como '?es que acaso es mentira?'.
El mi¨¦rcoles, el asunto pas¨® a las p¨¢ginas de Espa?a para todas las ediciones y se incluy¨® una fotograf¨ªa de Mat¨ªas Conde con una informaci¨®n que recog¨ªa una carta del comit¨¦ de empresa de RTVE en Andaluc¨ªa en la que se aseguraba que hab¨ªan identificado la voz de Conde como autor de la frase despectiva.
El jueves pasado, el diputado socialista en el Parlamento andaluz Rafael Centeno se hizo responsable de la frase en rueda de prensa y se declar¨® autor de la misma.
El globo hinchado en torno a Mat¨ªas Conde se pinchaba de forma espectacular e imprevista.
El Defensor hab¨ªa decidido actuar de oficio, porque as¨ª se lo permite su estatuto, en un asunto de especial trascendencia que afecta al honor personal y a la conducta pol¨ªtica de un diputado. Adem¨¢s, el viernes recibi¨® una carta desde Madrid, firmada por Carlos Reol, en la que protesta por la informaci¨®n, la tacha de amarillista y se pregunta si el peri¨®dico debe desvelar el anonimato del diputado que acus¨® a Conde.
Tambi¨¦n el viernes, Anthony Leich, por tel¨¦fono, desde C¨®rdoba, mostr¨® su preocupaci¨®n por la actitud del peri¨®dico ante la fuente an¨®nima.
Este ¨²ltimo fleco conviene despejarlo cuanto antes. En el peri¨®dico del viernes se informaba de que el diputado que asegur¨® haber o¨ªdo a Conde la expresi¨®n escandalosa desment¨ªa haberlo narrado as¨ª y matizaba que lo dijo s¨®lo como posibilidad.
Isabel Pedrote, autora de la informaci¨®n, ha explicado al Defensor, con muchos pormenores, las conversaciones que mantuvo antes de escribir y se reafirma en que fue autorizada expresamente por el diputado -an¨®nimo ante el lector- para que transcribiese esa conversaci¨®n.
Pedrote afirma que el mismo diputado acusador cont¨® la historia a varios compa?eros del Parlamento, incluido el portavoz del Grupo Socialista, Jos¨¦ Caballos, y que ella consult¨® a cinco diputados de distintos grupos, que le aseguraron haber recibido la misma versi¨®n del que ha quedado como an¨®nimo denunciante.
Piedras al propio tejado
?Por qu¨¦ el peri¨®dico no revela su identidad, pese a sentirse enga?ado? Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, director adjunto de EL PA?S, ha respondido a esta pregunta: 'Porque, por encima de cualquier otra consideraci¨®n, y aunque nos perjudique, decidimos salvaguardar el secreto de la fuente, una vez que le dimos cr¨¦dito y publicamos la informaci¨®n'.
El problema de las fuentes es uno de los m¨¢s espinosos en el ejercicio de la profesi¨®n period¨ªstica. Los pol¨ªticos, salvo para hacer declaraciones de ataque o de anuncio de planes y proyectos, suelen exigir el anonimato. Si no se atendiera esa petici¨®n, muchas de las informaciones que se publican quedar¨ªan sin ver la luz.
Eso hace doblemente arriesgado el trabajo de los informadores pol¨ªticos, que tienen que recurrir, con demasiada frecuencia, a la confianza de los lectores cuando cuentan algo sin citar expresamente la fuente que informa. La confianza es, en definitiva, el valor m¨¢s preciado que atesora un peri¨®dico; de ella depende nada menos que su credibilidad.
En este caso concreto, la negativa inicial de RTVE de Andaluc¨ªa para que los informadores que lo pidieron escuchasen la grabaci¨®n dificult¨® todav¨ªa m¨¢s el intento de desentra?ar el embrollo. Y se complic¨® hasta el infinito cuando el comit¨¦ de empresa de la propia RTVE andaluza asegur¨® que la voz grabada correspond¨ªa a Conde.
Pedrote ha asegurado al Defensor que, antes de publicar la acusaci¨®n, llam¨® a Conde y el diputado popular no quiso hacer ning¨²n comentario. El propio Conde, seg¨²n Pedrote, reconoci¨® p¨²blicamente que EL PA?S era el ¨²nico medio que le hab¨ªa llamado para conocer su opini¨®n.
Antes de que el Defensor se lo pidiese formalmente, el redactor jefe de Espa?a, Jos¨¦ Manuel Romero, se adelant¨® a enviar una explicaci¨®n en los siguientes t¨¦rminos:
'EL PA?S no debi¨® publicar nunca la versi¨®n de un diputado andaluz que, escondido en el anonimato, acusaba a otro, dando su nombre y apellidos, de haber pronunciado una frase xen¨®foba. El ¨²nico responsable de que este peri¨®dico, en la primera informaci¨®n sobre el caso, diera la filiaci¨®n del supuesto autor de la frase soy yo'.
Y concluye: 'Cuando el acusador, como en este caso, pide el anonimato, no se le puede dar la credibilidad necesaria como para identificar al acusado, salvo que el peri¨®dico hubiera tenido otras pruebas (por ejemplo, la cinta de TVE a la que no tuvimos acceso) para contrastar esa versi¨®n'.
En opini¨®n del Defensor, Romero se excede m¨¢s que generosamente al asumir toda la responsabilidad sobre una informaci¨®n elaborada en la Redacci¨®n de Andaluc¨ªa.
En cualquier caso, comparte la opini¨®n sobre el riesgo de trabajar con una ¨²nica fuente, sobre todo en este caso, por el formidable desequilibrio que supone ofrecer a los lectores una sola voz, an¨®nima, que, sin embargo, denuncia con nombre y apellidos.
En ¨²ltimo t¨¦rmino, el Libro de estilo de EL PA?S deja pocas dudas a la hora de zanjar la cuesti¨®n: 'La atribuci¨®n de la noticia a una fuente o fuentes no exime al periodista de la responsabilidad de haberla escrito'.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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