'La culpa es de la industria, no de los agricultores'
El austriaco Franz Fischler, comisario de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca, tiene estas semanas cuatro frentes abiertos a cual m¨¢s duro de abordar. Y los cuatro afectan directamente a Espa?a: la crisis de las vacas locas, la reforma de la pol¨ªtica agr¨ªcola, el fraude del lino y las negocaciones de pesca con Marruecos. Nacido en la regi¨®n del Tirol en 1946, Fischler lleva toda su vida ligado al mundo agr¨ªcola. Compagin¨® sus estudios de Agronom¨ªa con trabajos en granjas de cerdos en Austria y Suecia, ha sido director de la C¨¢mara Agraria de Austria y ministro de Agricultura de su pa¨ªs. Sus corbatas siempre incluyen figuras de animales (ocas durante esta entrevista realizada en Estrasburgo).
Pregunta. En plena crisis y alarma por las vacas locas siguen apareciendo en varios pa¨ªses, Espa?a incluida, casos de irregularidades: enterramientos ilegales, ventas de piensos prohibidos... Entretanto, Bruselas sigue aportando ingentes subvenciones al sector.
Respuesta. Hay un problema de seguridad en la producci¨®n y otro de seguridad alimentaria. En ambos casos hay normas legales comunitarias claras que deben ser cumplidas. Pero los controles tienen que funcionar, y aqu¨ª entran en juego los Estados. Es su tarea. La Comisi¨®n Europea s¨®lo tiene unos pocos inspectores que a su vez controlan el trabajo de los inspectores nacionales.
P. La ministra alemana de Agricultura, Renate K¨¹nast, se ha mostrado partidaria de fomentar la producci¨®n ecol¨®gica, biol¨®gica. ?Es el camino que debe seguir la UE?
R. Ahora ya hay ayudas a las explotaciones biol¨®gicas, pero depende de cada Estado incrementar ese cap¨ªtulo o no. No obstante, la producci¨®n agr¨ªcola no ser¨¢ nunca biol¨®gica en su totalidad. No es posible.
P. La UE ha aumentado este a?o el presupuesto agr¨ªcola en 1.000 millones de euros (166.000 millones de pesetas) para hacer frente a las vacas locas, pero usted mismo ya ha comentado que har¨¢ falta el triple.
R. Esos 1.000 millones son s¨®lo para este a?o.
P. ?Y para los pr¨®ximos?
R. Ser¨¢n unos 2.500 millones de euros (416.000 millones de pesetas) en total. Pero probablemente reduzcamos algo ese coste al reducir tambi¨¦n la producci¨®n.
P. Esa reducci¨®n de la producci¨®n supone un cambio en la pol¨ªtica realizada hasta ahora.
R. Con el sistema de intervenci¨®n, la Comisi¨®n compra la carne y se almacena congelada. Pero hay otra posibilidad: como algunos Estados no ten¨ªan posibilidades de someter a la prueba de las vacas locas a todos los animales con m¨¢s de 30 meses de edad, condici¨®n indispensable para introducirlas en el mercado, la Comisi¨®n ofreci¨® tambi¨¦n comprar esos animales a los que no se hace la prueba y destruirlos. Adem¨¢s, la Comisi¨®n acaba de decidir que, si en el futuro se pueden someter a pruebas a todos los animales de m¨¢s de 30 meses, no se destruya su carne, sino que se hagan conservas para resolver problemas de hambruna en alg¨²n lugar o se congele y pueda salir al mercado en el futuro.
P. Pero esa carne almacenada, con las nuevas normas de etiquetado que entrar¨¢n en vigor pr¨®ximamente, no ser¨¢ aceptable ni en Europa ni en otros pa¨ªses.
R. Esa carne reunir¨¢ todos los requisitos para salir al mercado o para enviar al exterior. Porque la Comisi¨®n no quiere, bajo ning¨²n concepto, que se consuma en el interior carne que no revista ning¨²n riesgo para la salud y, en cambio, se pueda enviar al exterior carne que no haya sido sometida a todos los controles.
P. ?No ha favorecido la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n una producci¨®n intensiva, masiva, que quiz¨¢s ha hecho posible la aparici¨®n de crisis como la de las vacas locas?
R. No lo veo as¨ª. Con las subvenciones para animales de engorde s¨ª se ha favorecido la cr¨ªa intensiva.
P. ?Y no se pueden originar problemas similares, por el mismo motivo, en ovejas o cerdos?
R. No lo veo. No debemos olvidar que la crisis actual se debe a que una serie de normas legales han sido incumplidas. Por ejemplo: pese a la prohibici¨®n de usar harinas animales, ese tipo de productos se introdujo en los piensos dedicados a los bovinos. O el acto criminal que ahora vemos en Alemania y Austria, donde se ha suministrado a los cerdos piensos con antibi¨®ticos. O el esc¨¢ndalo de las dioxinas en B¨¦lgica. Son actos criminales. S¨®lo as¨ª se puede calificar el hecho de que hayan metido aceite para automoci¨®n o de transformadores en piensos y forrajes. O como ocurri¨® en Francia cuando mezclaban lodos y desechos en los piensos. Pero la mayor parte de los agricultores practican una agricultura muy correcta.
P. Pero han sido algunos ganaderos los que tambi¨¦n han utilizado conscientemente las harinas animales prohibidas para sus vacas.
R. No, no. Las mezclas se hac¨ªan en las industrias. No es culpa de los agricultores, sino de quienes suministran los piensos.
P. S¨ª, pero algunos han dado esos piensos a las vacas cuando estaban prohibidos.
R. No es l¨®gico, aunque puede haber habido casos. Los piensos con harinas animales, que s¨®lo se pod¨ªan dar a cerdos y aves, eran m¨¢s caros, y no creo que los agricultores fueran tan tontos.
P. Pero parece que las vacas engordaban m¨¢s r¨¢pidamente.
R. Eso no funciona as¨ª.
P. Lo cierto es que s¨ª ha habido vacas que han consumido ese tipo de piensos, por las razones que sean.
R. El problema surgi¨® porque algunos piensos fabricados para alimentar a las vacas conten¨ªan restos animales, pero los agricultores desconoc¨ªan ese dato. Pero la responsabilidad est¨¢ en la industria, no en los agricultores.
P. ?Es cierto que ha recibido amenazas relacionadas con esta crisis?
R. S¨ª, he recibido unas cuantas llamadas en Bruselas... Pero eso ocurre de vez en cuando. Un pol¨ªtico tiene que saber vivir con estas circunstancias.
P. En Espa?a, como sabe usted sobradamente, se produjo un fraude en el cultivo del lino, sobre todo en 1998 y 1999. La semana pasada, usted dijo que el interlocutor de Bruselas a la hora de aclarar posibles fraudes es el Ministerio de Agricultura.
R. Desde luego, los interlocutores son los Gobiernos. Lo que no significa que los Gobiernos acarreen la ¨²nica responsabilidad, porque, de la misma forma que la Comisi¨®n delega los controles en los Estados, ¨¦stos tambi¨¦n pueden hacerlo en las regiones o en empresas.
P. ?Qu¨¦ fall¨® en el caso de Espa?a? ?No se hicieron suficientes controles?
R. Hay que distinguir dos ¨¢mbitos. En primer lugar est¨¢n las irregularidades: los cazaprimas, por ejemplo. Las plantaciones crecieron espectacularmente en Espa?a porque algunos plantaban para conseguir primas. El fraude es algo diferente y tambi¨¦n es lo que probablemente se ha producido en Espa?a. Es decir, que quiz¨¢s se han falseado datos para lograr m¨¢s primas. En estos casos ya no interviene de entrada la Comisi¨®n, sino la oficina de lucha antifraude de la UE (OLAF).
P. Por los datos conocidos hasta ahora, est¨¢ claro que hubo fraude. Y la entonces ministra de Agricultura es hoy vicepresidenta de la Comisi¨®n.
R. Yo no discuto que se hayan dado casos de fraude, pero no tengo datos oficiales de qui¨¦nes pueden estar involucrados. El informe de la OLAF a¨²n no se conoce y sus investigaciones son confidenciales. Loyola de Palacio era ministra de Agricultura en ese tiempo, pero antes de ser nombrada fue sometida a una audiencia p¨²blica en el Parlamento Europeo, donde dio unas informaciones muy claras y, adem¨¢s, en el Parlamento espa?ol hubo tambi¨¦n una comisi¨®n de investigaci¨®n. Yo no veo motivos para manifestar ning¨²n tipo de desconfianza. Lo que la comisaria dijo lo doy por v¨¢lido.
P. La Comisi¨®n ya ha informado que ya hubo irregularidades en 1994 y que no funcionaron los controles.
R. S¨ª.
P. ?Con su pr¨®xima visita a Rabat, el d¨ªa 20, cree que finalmente conseguir¨¢ un acuerdo con Marruecos sobre pesca?
R. He invitado a nuestros interlocutores marroqu¨ªes para que preparen todo de forma que podamos concluir el acuerdo. Pero hay unas fronteras que no se pueden superar. As¨ª, no se puede asumir que los barcos puedan faenar, pero en caladeros donde no hay pescado. Tampoco se puede pretender que paguemos lo mismo si s¨®lo podemos pescar la mitad.
P. ?Cu¨¢les deben ser los t¨¦rminos realistas de un plan de reestructuraci¨®n de la flota espa?ola?
R. Depende en parte del resultado de las negociaciones con Marruecos. Pero no s¨®lo Espa?a debe realizar un plan de reestructuraci¨®n. No aceptaremos que pa¨ªses como Espa?a, que han hecho los mayores esfuerzos en ese terreno, salgan perjudicados ahora.
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