La nueva direcci¨®n de Greenpeace se enfrenta a una dura etapa de reconciliaci¨®n
La presidenta, Dolores Romano, afirma que chocaron 'dos modos de entender la organizaci¨®n'
El perfil del grupo que se enfrent¨® a Pastor permite hablar de conflicto generacional. Se trata de gente, 'en general, con treinta bien cumplidos, profesionales de la organizaci¨®n. La generaci¨®n de Pastor vivi¨® la dictadura, entr¨® en el ecologismo partiendo de unas posiciones pol¨ªticas. Ellos estaban muy ideologizados cuando entraron; nosotros, no', es el an¨¢lisis de la nueva presidenta de Greenpeace Espa?a, Dolores Romano. Ella entr¨® en 1989, como una activista de 25 a?os que enseguida destac¨® por su combatividad. 'Me incorpor¨¦ por un proceso de selecci¨®n de personal, como en cualquier empresa. En general, los de mi edad somos profesionales desde principios de los noventa'.
De 'profesionalizaci¨®n del movimiento asociativo' habla tambi¨¦n Benigno Varillas, cofundador de Greenpeace Espa?a junto a Xavier Pastor, Manuel Rivas y Joaqu¨ªn Ara¨²jo, la vieja guardia, en 1984. Desde el otro bando, coincide con Dolores Romano en que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, hay una explicaci¨®n generacional: 'A Pastor le falt¨® visi¨®n. No se dio cuenta de que era el momento de dar protagonismo a otras personas. No ha visto que aquella gente que contrat¨® hace 10 a?os con 25 est¨¢ ahora en una fase de su vida en la que reclama m¨¢s protagonismo'.
En ese proceso es donde surge el grave conflicto que enfrenta a los que est¨¢n en Greenpeace por su capacidad como gestores, contratados a lo largo de los a?os, y los que est¨¢n por una militancia de juventud que todav¨ªa perdura. 'Soy de los que consideran que trabajar para una ONG requiere no s¨®lo de una dedicaci¨®n profesional, sino de un trabajo m¨¢s comprometido. Los fines de semana tambi¨¦n hay cat¨¢strofes nucleares, y no se puede dejar de actuar por estar descansando. Luego est¨¢n los que se creen que trabajan en una oficina. Pero Greenpeace ha crecido much¨ªsimo, ya no se ocupa s¨®lo de las ballenas y las focas. La sociedad demanda que se ocupe de otras cosas. Entonces es cuando hay un exceso de trabajo sobre los trabajadores. Se exigen horas extras, fines de semana, dedicaci¨®n total. Pero es que el que no pueda responder a eso no deber¨ªa estar en Greenpeace. Si la nueva direcci¨®n trata de favorecer un Greenpeace de oficina, no podr¨¢ salir adelante', explica Xavier Pastor. Convencido de que ¨¦sta es la verdadera raz¨®n de la crisis, afirma: 'Mi mayor error fue no regular esto a tiempo con alg¨²n tipo de acuerdo o de negociaci¨®n. De haberlo hecho, esto no habr¨ªa pasado'.
Pero, para Romano, estos problemas eran s¨®lo un s¨ªntoma: 'En realidad, se trata de dos modos distintos de entender el trabajo de una ONG. Los tiempos est¨¢n cambiando. Hay una demanda de mayor participaci¨®n por parte de nuestros socios. Ya no se conforman con apoyar econ¨®micamente a una ONG'. Una tendencia que encuentra reflejo en el ¨¦xito de organizaciones como Ecologistas en Acci¨®n, que agrupa a m¨¢s de 150 organizaciones locales y regionales. Sus acciones tienen menos repercusi¨®n que las de Greenpeace, pero son m¨¢s r¨¢pidos y trabajan sobre el terreno.
Tres precedentes
Si se buscan los precedentes de la ruptura, las hemerotecas, y los protagonistas, ofrecen tres. El primero, la sonada elecci¨®n del eurodiputado Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce como presidente de Greenpeace Internacional. Mendiluce fue rechazado por comprometer la independencia pol¨ªtica de la direcci¨®n, y Pastor qued¨® muy tocado. Despu¨¦s, un serio conflicto laboral, provocado por dos traslados forzosos, le puso en contra a una mayor¨ªa. Adem¨¢s, dio la imagen de querer dividir y descabezar a lo que ya era un grupo opositor en su oficina de Madrid. Por ¨²ltimo, trascendi¨® el proyecto de construir en Mallorca, donde reside, un centro de entrenamiento para activistas, en el que se invertir¨ªan unos 300 millones de pesetas. El proyecto fue tachado de fara¨®nico e innecesario, e incluso se le acus¨® de querer 'llevarse la oficina a su casa'. Xavier Pastor termina el a?o 2000 fuertemente cuestionado desde Greenpeace. Tras la catarsis de esta semana, la guerra ha terminado, seg¨²n el punto de vista oficial. Pero las heridas siguen abiertas. 'Siendo realistas, esto va a seguir dividido. Todo esto nos ha hecho ver nuestras debilidades', reconoce Romano.
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