Rui Costa destila fantas¨ªa
El jugador portugu¨¦s del Fiorentina vive su mejor a?o en Italia
No quedan muchos de esta clase. Jugadores como el portugu¨¦s Manuel C¨¦sar Rui Costa (Lisboa, 29 de marzo de 1972) son un especie en extinci¨®n, amenazada de muerte por un f¨²tbol urgente, sin pausas, que los consume en la vor¨¢gine de intereses inconfensables.
El luso desarrolla su oficio en el impredecible Fiorentina del turco Terim. En ¨¦l ejerce un f¨²tbol de cadencias, matices, sutilezas t¨¢cticas y trucos t¨¦cnicos. Su misi¨®n es alimentar las posibilidades de los atacantes, no dejarles hu¨¦rfanos, proteger su inspiraci¨®n. Desde la defensa, la mayor¨ªa de las veces tambi¨¦n le reconocen como una v¨ªa de escape: siempre se puede salvar la piel si el que recibe el bal¨®n lo hace con garbo y ya tiene pensado el destino.
Para sus entrenadores, Rui Costa es una bendici¨®n: todo es m¨¢s sencillo cuando desde el verde se cuenta con un interlocutor que conoce, uno a uno, los c¨®digos del lenguaje. En el bien y en el mal, los equipos en los que juega, el Fiorentina o la selecci¨®n de Portugal, se dejan influir por su prestancia. Cuando est¨¢ encendido, todo parece f¨¢cil, pero, cuando se apaga, su sombra cubre por lo general a todo el conjunto.
Al inicio de esta temporada muchos se preguntaban qu¨¦ ser¨ªa de Rui Costa sin el argentino Batistuta: ?podr¨ªa seguir creando sin tener el int¨¦rprete capaz de concluir en el ¨¢rea cada una de sus ideas?, ?se impondr¨ªa la melancol¨ªa sobre la eficacia en ausencia de su compa?ero de orquesta?, ?ser¨ªa capaz de vestir las ropas del liderazgo absoluto para exigir al m¨¢ximo a sus compa?eros?
A todas estas preguntas, que, leg¨ªtimamente, se plantearon los observadores cuando Batistuta pas¨® al Roma, respondi¨® Rui Costa, sin dudar, con un s¨ª grande lleno de f¨²tbol, florido de goles y de ofrendas a diestra y siniestra. Con la raz¨®n rotunda de quienes conocen lo suyo. Ven¨ªa de jugar una Eurocopa memorable, liderando junto a Luis Figo el equipo portugu¨¦s, que se qued¨® a un paso de la final. '?Qu¨¦ jugador fichar¨ªa para su equipo?', le pregunt¨® recientemente un internauta a Figo. 'A Rui Costa', le respondi¨® el madridista.
Golpe al Milan
De su savia beben un resucitado Chiesa (10 goles), su compatriota Nuno Gomes (6) y hasta el irregular Leandro (5). Dos ¨²ltimos hechos marcan el nuevo perfil de su liderazgo: hace poco m¨¢s de una semana, en la segunda semifinal de la Copa de Italia, frente al Milan, salt¨® al campo disminuido en su condici¨®n f¨ªsica por un doloroso estiramiento. Una sola pierna le alcanz¨® para alimentar a Chiesa, autor del primer gol, y crear una joya inolvidable: tom¨® el bal¨®n un poco m¨¢s all¨¢ de la mitad de la cancha, dentro del territorio ajeno. La vista alzada, como eligiendo, en un horizonte ideal, el destinatario perfecto. Ilusos, los defensores contrarios le dejaron avanzar hasta las inmediaciones del ¨¢rea. Compraron sin sospechar el proyecto de jugada que Rui Costa les vend¨ªa. 'Tan a la derecha, sin ¨¢ngulo de tiro, nos arreglamos con marcar bien a los receptores', pensaron los guardianes del Milan justo cuando el artista individualiz¨® el ¨²ltimo resquicio que la geometr¨ªa le ofrec¨ªa y, sin cambiar el paso, en el mismo movimiento, castig¨® con el exterior derecho el esf¨¦rico juguete que, con una comba perfecta, se fue a dormir en la suavidad de las redes. Dos a cero y una final tan esperada como necesaria.
Su valor ya no se discute. Cuando ¨¦l no est¨¢, el Fiorentina sufre su ausencia irreparable. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, no encontr¨® soluciones frente al modest¨ªsimo Reggina, pen¨²ltimo en el campeonato, y tuvo que conformarse con un p¨¢lido empate a uno. Todos extra?aron a M¨¢gico Rui, a sus botas de fantas¨ªa.
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