El PNV y EA firmaron un pacto con EH que luego les dej¨® en minor¨ªa
El PNV y EA han pasado del ¨¦xito al fracaso en dos a?os. El acuerdo que sellaron con EH les dio la mayor¨ªa necesaria en el Parlamento, pero confiar en la organizaci¨®n terrorista ETA, con la que firmaron un controvertido y negado pacto, les ha dejado en una situaci¨®n muy cercana a la oposici¨®n. Cuando EH abandon¨® en septiembre de 2000 el hemiciclo, el PNV y el Gobierno vasco hab¨ªan girado tanto hacia el soberanismo que para la oposici¨®n ya no ten¨ªan cr¨¦dito.
El PNV entreg¨® un cheque en blanco a EH al aceptar a Josu Ternera para Derechos Humanos
El PNV y EA, junto con EH, desplegaron al viento todas las velas de la paz. En septiembre de 1998 el Pacto de Lizarra, firmado con IU y numerosas asociaciones de todo tipo, dej¨® una alfombra tendida para que ese mismo mes ETA anunciara una tregua indefinida. Los principales rasgos de lo que ser¨ªa la primera fase de la legislatura se ve¨ªan venir.
Los socialistas se hab¨ªan marchado del Gobierno de coalici¨®n que manten¨ªan con el PNV y EA poco antes de ese verano, despu¨¦s de que EH entrara en juego en el Parlamento ayudando a los de Xabier Arzalluz y entonces Carlos Garaikoetxea, para sacar adelante leyes como la del Deporte, que atribu¨ªa a las selecciones vascas competencias exclusivas.
Tras la tregua llegaron las elecciones, el 25 de octubre de 1998, e Ibarretxe fue el primer lehendakari elegido con el apoyo de los votos de EH, el 28 de diciembre de ese a?o
La sinton¨ªa entre los nacionalistas era evidente. El portavoz de EH, Arnaldo Otegi, se pase¨® por el Gobierno vasco y Ajuria Enea con unos discursos incluso constructivos, pero de momento su formaci¨®n no sell¨® ning¨²n acuerdo parlamentario con PNV y EA. Despu¨¦s de unas controvertidas negociaciones entre el PNV y el PSE para la formaci¨®n del Gobierno, los socialistas asumieron que se iban a pasar los pr¨®ximos a?os en la oposici¨®n. El PNV ya hab¨ªa decidido que era una legislatura para avanzar en la soberan¨ªa, y los socialistas no encajaban en aquel esquema.
Hasta tal punto no encajaban que durante la constituci¨®n de las comisiones parlamentarias el PNV y EA coparon todas las presidencias y vicepresidencias con el apoyo de EH.
En los primeros debates parlamentarios, los nacionalistas arrasaron, y tanto el PSE como el PP comenzaron a vislumbrar un panorama poco alentador. Sus propuestas a veces no pasaban ni de la Junta de Portavoces.
Pero uno de los momentos m¨¢s significativos, calificado por miembros del propio PNV como uno de los grandes errores del partido durante esa etapa, fue la ausencia de cr¨ªtica cuando EH propuso al ex etarra Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, como miembro de la comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco.
El silencio del PNV ante la pretensi¨®n de EH, precisamente cuando en esa comisi¨®n iban a tratarse asuntos como el de las v¨ªctimas del terrorismo, fue un cheque en blanco a EH. Al tragar con aquella designaci¨®n, el PNV dej¨® claro a EH que estaba dispuesto a hacer lo que fuera. La situaci¨®n se complic¨® con los partidos de la oposici¨®n y con los colectivos de v¨ªctimas del terrorismo, quienes adem¨¢s vieron c¨®mo el PNV denomin¨® a la comisi¨®n creada para los afectados Comisi¨®n de V¨ªctimas de la Violencia, olvidando el t¨¦rmino terrorismo.
Mientras tanto, PNV y EA segu¨ªan intentando que EH firmara un acuerdo estable en el Parlamento vasco. El principal problema resid¨ªa en arrancar de EH un pronunciamiento de oposici¨®n a la violencia que permitiera a los nacionalistas explicar el acuerdo a la sociedad vasca y, sobre todo, a sus propias bases, sin que produjera rechazo. En este punto se centraron las negociaciones que finalmente permitieron el 18 de mayo suscribir en el Palacio de Ajuria Enea un acuerdo de colaboraci¨®n parlamentaria con la formaci¨®n de Arnaldo Otegi, EH.
Los tres firmantes se comprometieron con 'las v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas y democr¨¢ticas para la soluci¨®n del conflicto de naturaleza pol¨ªtica existente en Euskal Herria' y abogaban por la 'desaparici¨®n plena de todas las acciones de violencia'. De forma paralela echaron a andar la Asamblea de Municipios vascos, posteriormente bautizada como Udalbiltza, y la plataforma en defensa del acercamiento de los presos de ETA Batera. Todo iba bien, salvo la violencia callejera, hasta que seis meses despu¨¦s ETA rompi¨® la tregua y el Gobierno vasco se vio ante la disyuntiva de mantener o quebrar el acuerdo.
Ibarretxe se equivoc¨®, como ayer reconoci¨®, y opt¨® por mantenerlo llegando a pactar con EH los presupuestos cuando la tregua estaba formalmente rota. Tras varios intentos fallidos, ETA reapareci¨® en el mes de enero con el asesinato en Madrid de un militar, y en febrero mat¨® al portavoz socialista Fernando Buesa. Entonces Ibarretxe decidi¨® romper con EH, aunque ¨¦sta, hasta el verano de 2000, sigui¨® prestando apoyo a los nacionalistas. La escenificaci¨®n de la ruptura de las relaciones se produjo en setiembre, durante el pleno de pol¨ªtica general, el ¨²ltimo pleno al que acudi¨® EH. Ibarretxe entonces, rompi¨® tambi¨¦n el di¨¢logo institucional con Arnaldo Otegi.
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