La esposa de Pujol expresa su preocupaci¨®n por las 'imposiciones' de los inmigrantes
Marta Ferrusola, esposa del presidente de la Generalitat de Catalu?a, Jordi Pujol, expres¨® ayer su preocupaci¨®n por las consecuencias que puede acarrear en Catalu?a el 'alud de la inmigraci¨®n'. 'Quiz¨¢s las iglesias rom¨¢nicas ya no servir¨¢n, y servir¨¢n las mezquitas', afirm¨® para ejemplificar el 'peque?o h¨¢ndicap' que significar¨¢ el componente religioso de la nueva emigraci¨®n.
La conferencia tuvo lugar en el centro cultural de Caixa de Girona frente a un p¨²blico mayormente femenino y de la tercera edad. Durante el turno de intervenciones del p¨²blico, Marta Ferrusola fue interpelada a prop¨®sito de la inmigraci¨®n. La defini¨® como un 'alud muy distinto a las emigraciones de 50 a?os atr¨¢s'. 'La inmigraci¨®n que ahora llega', agreg¨®, 'tiene una cultura distinta y una religi¨®n distinta y quieren que se respete'. Tomando como ejemplo el episodio de los 900 kurdos que han embarrancado en costas francesas, dijo: 'Les ofrecieron comida, pero ellos dijeron 'no podemos comer eso'... No basta con acogerlos, tiene que ser con su comida. Como personas debemos estar abiertos, pero... ?con estas imposiciones! Quiz¨¢s las iglesias rom¨¢nicas ya no servir¨¢n dentro de un tiempo, y servir¨¢n las mezquitas'. Ferrusola redonde¨® su queja exclamando: '?Ahora mismo tenemos el caso de estos que se han encerrado en las iglesias de Barcelona...!'. Una mujer del p¨²blico se quej¨® de la escasez de las ayudas a la natalidad. 'Yo no mando', respondi¨® Ferrusola. 'Solo puedo practicar el boca-oreja. El problema es que las ayudas s¨®lo sirven para los inmigrantes que acaban de llegar'.
Su razonamiento culmin¨® con el relato de dos an¨¦cdotas de un viaje que hizo con su esposo al desierto de Marruecos. All¨ª encontraron a un ciudadano marroqu¨ª que les habl¨® en catal¨¢n. 'Hab¨ªa vivido en la Bisbal [Girona]', record¨® la esposa del presidente, 'y nos hizo ilusi¨®n, pero nos avis¨®: 'Los que vienen ahora no s¨¦ si hablar¨¢n catal¨¢n'. Ferrusola explic¨® que a este ciudadano marroqu¨ª le respondi¨® ella con optimismo: '?Se lo ense?aremos!'. Optimismo que al parecer no puede mantener con respecto a la religi¨®n: 'Ellos que la practiquen, pero ?que no nos la impongan a nosotros!'. En la siguiente an¨¦cdota se refiri¨® a una religiosa que les explic¨® que en Marruecos no pueden propagar la religi¨®n cat¨®lica. 'Incluso el h¨¢bito les prohibir¨ªan, pero la monja ya lo dijo 'el h¨¢bito no nos lo quita nadie'. Ellos en cambio aqu¨ª no hacen esto', concluy¨® Ferrusola: 'Quieren imponer sus cosas. Ahora bien, nosotros, seguiremos con la lengua: que la hablen'.
Y Ferrusola continu¨®: 'Tienen poca cosa, pero lo ¨²nico que tienen son hijos (...). Mi marido dice que hay que tener tres hijos, pero (...) las ayudas son para esta gente que no saben lo que es Catalu?a. S¨®lo saben decir 'dame de comer''. Finalmente sobre las viviendas sociales dijo: 'Mi marido est¨¢ cansado de darlas a magreb¨ªes y gente as¨ª...'.
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