Arte, cine y educaci¨®n
Una de las grandes diferencias entre el Estado franc¨¦s y el Estado espa?ol radica en la cultura. Hay otras muchas, por supuesto. La educaci¨®n, por ejemplo, ¨¢rea en que las diferencias tampoco son menores.
Leo en EL PA?S del pasado 29 de enero que el Gobierno franc¨¦s tiene previsto invertir m¨¢s de 6.200 millones de pesetas en un proyecto para introducir el cine como materia de ense?anza en los colegios. Esta medida se enmarca en la ambiciosa reforma, anunciada en diciembre del pasado a?o por el ministro de Educaci¨®n franc¨¦s, Jack Lang, 'que parte del principio de que la pr¨®xima mutaci¨®n que conocer¨¢ la escuela [francesa] ser¨¢ la llegada de una educaci¨®n art¨ªstica completa'. Dudo que en nuestro pa¨ªs el ministerio comparta esta preocupaci¨®n. M¨¢s bien parece -y el reciente decreto de humanidades no deja de ser una evidencia- que las inquietudes van por otro lado.
El cine es un medio de integraci¨®n de saberes de suma utilidad en el campo de la educaci¨®n. Drac M¨¤gic es un colectivo que lleva 30 a?os divulg¨¢ndolo entre los escolares
Quiz¨¢ ah¨ª radique la gran diferencia: en que una y otra vez ambos pa¨ªses, Francia y Espa?a, dan muestras de considerar la educaci¨®n y el hecho art¨ªstico de forma totalmente opuesta. En Francia se ha comprendido que la educaci¨®n ha de ser una integraci¨®n de saberes: humanistas y cient¨ªficos. Se apuesta por la formaci¨®n de personas que puedan convivir en una sociedad m¨¢s igualitaria y a la vez m¨¢s diversa, porque se reconocen como elementos clave de futuro la capacidad creativa y la cohesi¨®n social tanto para mantener unos rasgos distintivos de identidad cultural y nacional como para ofrecer elementos competitivos en el nuevo marco econ¨®mico.
En Espa?a, al igual que en algunos otros pa¨ªses de la comunidad europea, se ha decidido apostar por una formaci¨®n encaminada a la especializaci¨®n, al ideologismo y a la marginaci¨®n del proceso art¨ªstico y creativo. Se ha establecido una desigual divisi¨®n entre el conocimiento t¨¦cnico y el art¨ªstico, concibiendo el saber como una acumulaci¨®n de informaci¨®n racional, y no como la capacidad de estructurar y dar cohesi¨®n a raz¨®n y sensibilidad.
En esa diferente percepci¨®n de la dimensi¨®n educativa, se puede comprender perfectamente la iniciativa francesa de considerar el cine materia imprescindible en el curr¨ªculo escolar.
El cine es el paradigma de un sector clave de la nueva cultura. A trav¨¦s de ¨¦l se transmiten valores y experiencias de vida, como con otros lenguajes, por ejemplo la poes¨ªa y la literatura, pero con una mayor capacidad de incidencia y recepci¨®n para la mayor parte de la poblaci¨®n. Conocer cu¨¢les son sus mecanismos, su historia y desarrollo, es proporcionar criterios para su interpretaci¨®n y valoraci¨®n. Si en Espa?a nos estamos planteando las cuotas de proyecci¨®n, y en Catalu?a, como gran d¨¦ficit cultural, la problem¨¢tica situaci¨®n del sector productivo audiovisual, es porque consideramos que no estar presentes en el marco de producci¨®n cinematogr¨¢fica supone perder peso econ¨®mico, social, cultural e identitario.
Por eso produce cierto sentimiento de envidia que el pa¨ªs vecino que muchas veces tomamos como referencia haya asumido su responsabilidad y ponga en pr¨¢ctica esa iniciativa. Porque, en el fondo, esa apuesta por la educaci¨®n es tambi¨¦n la mejor medida de fomento de su propio cine.
Adem¨¢s, en el caso de Catalu?a, ese sentimiento de envidia se transforma en perpleja autosatisfacci¨®n cuando constatamos que hay una entidad privada que viene vinculando cultura y educaci¨®n desde su creaci¨®n, hace m¨¢s de 30 a?os.
Drac M¨¤gic es una cooperativa que con precariedad de medios, pero con una actitud perseverante y paciente (y en colaboraci¨®n con otras entidades del sector: productoras de cine infantil, salas de proyecci¨®n, etc¨¦tera), viene realizando propuestas de introducci¨®n del cine en las escuelas y centros de formaci¨®n. Ello le ha valido el Premio Gonz¨¢lez Sinde de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematogr¨¢ficas, que le fue entregado hace unos d¨ªas en Barcelona.
Gracias a la labor de Drac M¨¤gic, cientos de escolares de Barcelona y otros municipios de la provincia han podido acercarse al mundo del cine con sesiones de an¨¢lisis y pase de cine cl¨¢sico y contempor¨¢neo, mediante la ense?anza de los medios y las t¨¦cnicas de producci¨®n cinematogr¨¢fica.
Que el Gobierno franc¨¦s haya planteado a lo grande una propuesta similar a la que Drac M¨¤gic ha estado realizando es en el fondo un reconocimiento indirecto a la labor de tantos a?os. Es reconocer la coherencia y el sentido de una propuesta que no ha podido desarrollarse como se merecer¨ªa por los enfoques conservadores y reduccionistas que parecen guiar la mayor¨ªa de las pol¨ªticas educativas.
Que el Gobierno franc¨¦s haya tomado una decisi¨®n a favor de una mejor relaci¨®n entre artes cinematogr¨¢ficas y escuela equivale a promover el equilibrio entre la raz¨®n y la emoci¨®n. Equivale, como dir¨ªa un aprendiz de neur¨®logo, a desarrollar equitativamente los dos hemisferios del cerebro, el derecho, sitio de la inteligencia racional, y el izquierdo, donde se localizan la sensibilidad y las emociones. Equivale, en definitiva, a desarrollar el saber y, a la vez, los valores.
Ferran Mascarell es concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona
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