Un urbanita en el Urgell
Pasqual Maragall recorre Catalu?a para contrarrestar su imagen de pol¨ªtico barcelon¨¦s y recoger el malestar de las comarcas del interior

Haber sido alcalde de Barcelona tiene ahora tambi¨¦n sus inconvenientes para Pasqual Maragall. Ayer se lo record¨® un alumno de bachillerato en el IES Terres de Ponent de Mollerussa, la capital de la comarca del Pla d'Urgell. 'Cuando usted era alcalde organiz¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y eso benefici¨® mucho a su ciudad. Pero Catalu?a no es Barcelona', le espet¨® el chico.
No es la primera vez que Maragall oye esta acusaci¨®n. Y no es extra?o, porque ¨¦sa fue una de las l¨ªneas argumentales de CiU en la pasada campa?a electoral. El ex alcalde lucha para sacudirse esa imagen. La manera de hacerlo ha sido recorrer Catalu?a sistem¨¢ticamente. Dedicar uno o varios d¨ªas cada semana a visitar pueblos y ciudades a lo largo y ancho del pa¨ªs. Ayer le toc¨® Mollerussa por la ma?ana, Guissona por la tarde y Collbat¨® por la noche.
Lleva m¨¢s de dos a?os en esa tarea, de manera que ya no ha de improvisar el argumentario para defenderse de su condici¨®n de urbanita y barcelon¨¦s ilustre. Ayer contest¨® as¨ª: 'Lo primero que descubr¨ª cuando comenc¨¦ a recorrer la Catalu?a no metropolitana es que, despu¨¦s de 20 a?os de autonom¨ªa, hay un profundo descontento en todo el territorio catal¨¢n. Y creo que es debido a que no se le ha dado voz'.
El malestar de la Catalu?a no metropolitana se debe tambi¨¦n, replic¨® Maragall, a que en el mundo globalizado por los modernos medios de transporte, comunicaci¨®n e informaci¨®n, es necesario que un pa¨ªs como Catalu?a consiga poner a Barcelona en la categor¨ªa de las 'ciudades globales', pero es tambi¨¦n imprescindible que al mismo tiempo consiga 'vivificar' todo su territorio, esa malla de ciudades medias y peque?as.
De ah¨ª la explicaci¨®n deriv¨® hacia la funci¨®n que en la econom¨ªa del siglo XXI juegan los aeropuertos interoce¨¢nicos, los trenes de alta velocidad, la instalaciones de cable de fibra ¨®ptica, etc¨¦tera. Catalu?a necesita ese gran aeropuerto que el ministro ?lvarez-Cascos cree que s¨®lo debe tener Madrid, dijo, y record¨® lo complicado que ha sido conseguir que el AVE tenga estaci¨®n en el aeropuerto de El Prat. En eso estaba lanzado Maragall cuando otro de los bachilleres le hizo aterrizar de nuevo en el Pla d'Urgell. 'Ustedes hablan y hablan de lo importante que es el AVE, pero aqu¨ª tenemos un tren que no sirve ni para ir a Lleida'.
Se refer¨ªa a esa l¨ªnea de Renfe que enlaza, es un decir, Lleida, T¨¤rrega, Cervera, Manresa y Barcelona a la escalofriante velocidad de 40 kil¨®metros por hora. 'Todo esto ha sido abandonado', respondi¨® Maragall, 'y yo creo que no es contradictorio poner al d¨ªa esta l¨ªnea f¨¦rrea, y la de Lleida a La Pobla de Segur, o finalizar el Eje Pirenaico, con todo lo otro'.
Adem¨¢s del agravio territorial, las preguntas de los j¨®venes mostraron otras preocupaciones. Uno pregunt¨® por qu¨¦ raz¨®n se hab¨ªa dejado de 'tratar' a los terroristas como cuando se les persegu¨ªa hasta eliminarles. Maragall tuvo que hacerse repetir la pregunta. Tambi¨¦n preguntaron por la financiaci¨®n auton¨®mica y la ense?anza p¨²blica.
Una chica le pidi¨® su opini¨®n acerca de los Maulets, la organizaci¨®n independentista que pretende emular a Herri Batasuna. 'Puede ser un juego divertido para j¨®venes que quieren expresar rechazo, pero nada divertido para los dem¨¢s. Cuando prepar¨¢bamos los Juegos Ol¨ªmpicos hab¨ªa en Banyoles un grupo de radicales de este tipo. Pusieron un petardo y un joven guardia civil perdi¨® una mano. Eso fue lo que consiguieron'.
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