Un pur¨¦ de cultura
El autor analiza la figura y la obra de Sof¨ªa Imber, destituida por Hugo Ch¨¢vez, y que convirti¨® el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Caracas en un centro ejemplar
Conoc¨ª a Sof¨ªa Imber, hace unos a?os, en Somosaguas en casa de Luc¨ªa Bos¨¦. Recuerdo que al cabo de un rato en animada conversaci¨®n le pregunt¨¦ si conoc¨ªa a un tal ?lvarez del Bayo, que, seg¨²n ten¨ªa entendido, viv¨ªa en Caracas y era hijo del viejo General y Embajador de la Rep¨²blica Espa?ola en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Marchante de pintura, acababa de estafarme un cuadro que no he vuelto a recuperar. Antes de que yo acabara de pronunciar el apellido del estafador, Sof¨ªa se me adelant¨® como un rayo con los ojos encendidos y me dijo: 'Has sido estafado por ?lvarez del Bayo'. Se ri¨® y me explic¨® que no hab¨ªa sido el ¨²nico. De esta manera tuvo lugar nuestro primer encuentro.
Desde aquel primer momento me qued¨¦ cautivado por aquella mujer, menuda y aparentemente fr¨¢gil, vital, r¨¢pida e inteligente. Parec¨ªa la mujer pantera escapada de la exuberante selva de un cuadro de Rousseau el Aduanero.
Desde el primer momento me qued¨¦ cautivado por aquella mujer, menuda y aparentemente fr¨¢gil, vital, r¨¢pida e inteligente
El verano pasado tuvo lugar una exposici¨®n retrospectiva en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Caracas Sof¨ªa Imber (MACCSI) que mostraba mi obra de los ¨²ltimos a?os. Mi estancia en Caracas me permiti¨® poder conocer a fondo el museo, a su directora y fundadora y a todo el equipo formado por Sof¨ªa, personas de gran val¨ªa y con una capacidad de trabajo mod¨¦lica.
Comprob¨¦, una vez m¨¢s, c¨®mo el trabajo, la tenacidad, talento e inteligencia de una persona, que no desfallece ante los m¨¢s diversos avatares del tiempo, es capaz de realizar una gran obra.
El museo, de la mano de Sof¨ªa, nace de 'las entra?as del monstruo'. Quiero decir en el centro de la ciudad, desde un parking subterr¨¢neo del Parque Central, un complejo comercial en la ciudad de Caracas, a pocos metros del hotel Hilton. Creo que fue el a?o 1973, cuando poco a poco y desde lo hondo empieza a formarse esta especie de Dedalus, creando espacios que albergar¨ªan las obras de arte de incalculable valor que Sof¨ªa, sin descanso, iba reuniendo y que terminar¨ªa convirti¨¦ndose en este ejemplar museo.
Si he empleado la met¨¢fora del Dedalus griego es para decir que Sof¨ªa es su Minotauro. Guardi¨¢n atento y vigilante responsable del Laberinto.
El Museo nace de la mano de Sof¨ªa con un prop¨®sito plural para mostrar obras de primer orden, tanto de artistas venezolanos como extranjeros. Muestra de ello fue la gran exposici¨®n organizada por Caja Madrid en la Caja de las Alhajas, en 1996, con una parte de los fondos del MACCSI.
Matisse, Picasso, Mir¨®, Moore, Leger, Braque, Botero, Soto, Cruz D¨ªez, Lindner, Bacon, River, Segal, Maillol, Dubuffet, Delaunay, Vasarely, Torres Garc¨ªa, Kandinsky, Arp, Chagall, Antonio L¨®pez, Duchamp, Motherwell, Gargallo, Hockney, Chillida y un largo y extenso etc¨¦tera forman, como una legi¨®n de colosos del arte del siglo XX, los fondos de este museo.
Sof¨ªa ha sido y es como en la novela de Melville, el infatigable capit¨¢n Akhab que persigue a Moby Dyck hasta darle caza, aunque para ello perezca en el empe?o. Una obra de arte para Sof¨ªa es como la ballena blanca, cuyo premio y satisfacci¨®n al esfuerzo derrochado es verla colgada en las paredes del museo.
El MACCSI es todo lo contrario del 'museo espect¨¢culo' en el sentido de que lo que prima es el contenido frente al ef¨ªmero formato. Es un museo y una colecci¨®n abierta al p¨²blico y al servicio de la sociedad y su desarrollo, carece de fines lucrativos y posee un claro prop¨®sito de educaci¨®n y deleite, donde se desarrollan conferencias, hay permanentemente talleres para desarrollar todo tipo de actividades creativas, de la pintura a la m¨²sica. Menci¨®n especial merece toda la labor que en ¨¦l se realiza dirigida a las personas discapacitadas que incluyen apoyos educativos para invidentes y los cat¨¢logos editados en sistema Braille.
Este resumen de la incomparable labor realizada a trav¨¦s del tiempo por Sof¨ªa Imber viene a cuento por su destituci¨®n por decisi¨®n de Hugo Ch¨¢vez anunciada en una insensata alocuci¨®n de radio de cuatro o cinco horas de duraci¨®n, emulando a su admirado maestro cubano, en un alarde de delirio demag¨®gico.
Salvador Dal¨ª, en plenos acontecimientos del mayo parisino, en 1968, escribi¨® en su Revoluci¨®n Cultural: 'Por donde pasa la revoluci¨®n deber¨¢ brotar lo fant¨¢stico'.
La Revoluci¨®n Cultural de Hugo Ch¨¢vez, en esta Venezuela convulsa, injustamente explotada, bella y rica, rescatada en su origen a la naturaleza desenfrenada y donde esta misma naturaleza, como un dios ofendido, de vez en cuando se venga implacablemente en tierras y gentes, a lo m¨¢s que se parece es a los fracasados sistemas del siglo pasado. No es la imaginaci¨®n al poder, es la mirada a un pasado lleno de ef¨ªmeros ensayos difuntos o, todo lo m¨¢s, embalsamados en el formol del inexorable Cronos.
A diferencia del poema de Constantino Cavafis Hoy llegan los b¨¢rbaros, parece que al Museo de Arte Contempor¨¢neo de Caracas, efectivamente, han llegado, por decisi¨®n de un hombre que entre sus seres m¨¢s devotamente admirados se encuentran Bol¨ªvar, Fidel Castro, Muammar el Gaddafi y el papa Juan Pablo II. M¨¦tase en un recipiente, revu¨¦lvase durante unos minutos, s¨ªrvase caliente y ya ver¨¢n ustedes qu¨¦ pur¨¦ de cultura.
Eduardo ?rculo es pintor.
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