'Mi vida equivale a la suma que debo y si fallo tienen derecho a matarme'
'Prometo pagar la suma de 40.000 d¨®lares [7.400.000 pesetas] a mi t¨ªa Iveve y yo (...) declaro que no voy a fallar las normas y que no contar¨¦ nada a la polic¨ªa hasta que esta cantidad sea pagada. Si fallo normas a mi t¨ªa Iveve, tienen el derecho de matarme a m¨ª y a mi familia en Nigeria. Mi vida es equivalente a la suma que debo a mi madame. Declaro que este acuerdo es explicado a m¨ª en mi dialecto y que lo comprendo perfectamente y que este documento va a ser destruido cuando pague la suma total'. ?ste es el contenido de los 11 contratos, localizados por la polic¨ªa en un piso de la organizaci¨®n.
El acuerdo -escrito en un castellano deficiente y en ingl¨¦s- estaba firmado por cada una de las chicas con un representante de la parte contratante. Adem¨¢s, el impreso ten¨ªa tanta apariencia de formalidad que incluso llevaba adosada la foto de la mujer que aceptaba tal grado de esclavitud, seg¨²n la polic¨ªa.
En los registros de cuatro viviendas de la red -ubicadas en los municipios de Alcorc¨®n (dos), Parla y M¨®stoles- la polic¨ªa encontr¨® tambi¨¦n un ordenador port¨¢til, numerosos pasaportes falsos, talonarios de pagar¨¦s en blanco y cinco pagar¨¦s escaneados y cumplimentados a nombre de ciudadanos extranjeros, ocho libretas de bancos y 19 tarjetas de cr¨¦dito, cinco de ellas falsificadas, seg¨²n la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa.
La Unidad Central de Extranjer¨ªa, un servicio con jurisdicci¨®n en toda Espa?a, puso a disposici¨®n judicial a los detenidos. Seg¨²n fuentes policiales, el juez ha decretado el ingreso en prisi¨®n de dos de las personas m¨¢s implicadas en la trama, as¨ª como a otras cinco consideradas colaboradoras de la organizaci¨®n. A las mujeres que est¨¢n irregulamente en Espa?a se les ha abierto expediente para proceder a su expulsi¨®n. Pero hay otras que tienen permiso de residencia.
Seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n, las mujeres no eran liberadas por la banda una vez satisfecha la deuda de 40.000 d¨®lares, sino que eran vendidas a otra banda para que siguiera explot¨¢ndolas. Si las v¨ªctimas se quejaban del incumplimiento del contrato por parte de los explotadores, ¨¦stos doblegaban su voluntad amenaz¨¢ndoles con pr¨¢cticas de vud¨², lo que har¨ªa recaer graves males sobre ellas y sus familias.
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