Hacia el Madrid fara¨®nico
La capital se prepara para un crecimiento gigantesco. Decenas de miles de viviendas surgir¨¢n en su expansi¨®n hacia el Norte
Sobre el espacio que se abre en la foto detr¨¢s de las torres KIO, al final de la Castellana, se va a levantar en los pr¨®ximos a?os una de las mayores operaciones urban¨ªsticas del continente. A tenor de los t¨¦cnicos municipales, no hay nada semejante en Europa y nunca ha habido nada igual en Espa?a: por dimensiones de terreno, por inversiones y por viviendas. Para algunos expertos, un atentado urban¨ªstico de proporciones inauditas. Para otros, la gran oportunidad de modernizar la ciudad como en su d¨ªa hizo Barcelona con el pretexto de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Las 24 plantas de las torres KIO, con sus 104 metros de altura, s¨®lo podr¨¢n compararse en sus inmediaciones a los rascacielos m¨¢s peque?os de los 20 que se prev¨¦ construir en el norte de la ciudad. Si lo que ocurrir¨¢ en los pr¨®ximos 20 a?os se pudiera resumir con el efecto de esas pel¨ªculas donde los edificios crecen en un instante, se ver¨ªan brotar del c¨¦sped donde ahora pelotean Figo y Ra¨²l cuatro torres gigantescas y, debajo de sus botas, aparcamientos de tres o cuatro pisos subterr¨¢neos, y, a su lado, un pabell¨®n deportivo.
Ese dibujo futurista de la ciudad que tan bonito parece sobre el papel esconde borrones y manchas para ciertos expertos
Pero la venta y recalificaci¨®n de la ciudad deportiva del Real Madrid tan s¨®lo ser¨¢ una m¨ªnima parte -la que a¨²n se encuentra m¨¢s inmadura- de lo que se avecina. Al fondo, all¨ª donde se divisan grandes calvas de terreno, lo que en cualquier sitio se suele llamar campo o descampado, en Madrid ya tiene nombre de barrio pudiente: a la izquierda, Montecarmelo (8.547 viviendas en camino); en el centro, Las Tablas (12.272 pisos que empezar¨¢n a construirse a partir del pr¨®ximo a?o); a la derecha, Sanchinarro (12.718 viviendas por venir y un gran centro comercial apalabrado). Muchos de esos pisos, sobre todo los de protecci¨®n oficial, ya tienen propietario. El arquitecto que dise?¨® un bloque para una cooperativa cuenta que cuando la secretaria del estudio vio los trazos sobre el papel quiso comprarse uno. Pero ya estaban todos agotados, incluso antes de ser dise?ados.
No obstante, la parte del le¨®n, lo m¨¢s gigantesco de todo lo que se est¨¢ fraguando en el norte, es lo que se conoce como Operaci¨®n Chamart¨ªn. Son tres millones de metros cuadrados -o, lo que es lo mismo, dos veces y media el parque del Retiro, algo as¨ª como trescientos campos de f¨²tbol, pertenecientes en un 60% a Renfe y ocupados en su mayor parte por dotaciones industriales obsoletas- que ser¨¢n transformados en 15.000 viviendas de precio libre y 15 rascacielos de entre 30 y 40 pisos, desde donde se ver¨¢ una estaci¨®n de Chamart¨ªn cuatro veces m¨¢s grande que la de ahora, con sus ra¨ªles cubiertos en el Norte por un parque y en el Sur por una plaza de nueva creaci¨®n. Pero ese dibujo futurista que tan bonito parece plasmarse sobre el papel y que desde el a?o 1997 ha provocado m¨¢s de 300 reuniones entre las partes interesadas, esconde borrones, manchas y agujeros negros de dudosa moralidad para algunos expertos.
La historia de ese macroproyecto arranca en 1993, cuando Renfe decide convocar un concurso entre empresas para adjudicar la explotaci¨®n de sus terrenos obsoletos. El concurso lo gan¨® la entonces empresa p¨²blica Argentaria. Pero era tan mastod¨®ntico y relevante el proyecto que se hizo necesaria la creaci¨®n de un consorcio formado por el Ministerio de Fomento, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para controlar la operaci¨®n. Desde entonces, ya sea con el PP o con el PSOE, las tres administraciones no han hecho m¨¢s que pelearse por cada palmo de terreno. Pero nadie duda de que, a pesar de todos los pesares, la operaci¨®n saldr¨¢ adelante. 'Un proyecto es un proyectil', se?ala un urbanista del PSOE, 'y tarde o temprano lo disparan'.
El PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, que fue el impulsor del proyecto all¨¢ por 1993, ahora se muestra en contra de la manera en que se est¨¢ gestando. 'Cuando empezamos, Argentaria era p¨²blica. Ahora est¨¢ en manos privadas, y toda la operaci¨®n no se hace con vistas a dotar a la ciudad de equipamentos e infrastructuras, sino con el ¨¢nimo de que todo sea rentable para Argentaria. Y por eso no tienen empacho en llenar la zona de rascacielos alt¨ªsimos -cuantas m¨¢s plantas, m¨¢s dinero-, sin acordarse del ciudadano', se?ala Matilde Fern¨¢ndez, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid.
'Si se colapsa la ciudad por el Norte, pierde la supuesta competitividad que pretende ganar con esta operaci¨®n. Nunca como ahora hemos tenido en Madrid mayor renta y peor calidad de vida. A lo mejor se pretende seguir por ese camino', se?ala Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, profesor de Urbanismo y presidente de la comisi¨®n de urbanismo del Colegio de Arquitectos de Madrid.
'Quien crea que con esta operaci¨®n se va a resolver el problema del tr¨¢fico en Madrid est¨¢ muy equivocado', se?ala uno de los responsables del macroproyecto urban¨ªstico.
El gran adalid de los rascacielos o 'edificios en altura', como prefieren llamarlos en el Ayuntamiento de Madrid, es el vicepresidente de la Comunidad, Luis Eduardo Cort¨¦s.
Cort¨¦s tiene a gala haber pateado las ciudades m¨¢s modernas del mundo y haber charlado con los arquitectos m¨¢s prestigiosos. 'Esta ciudad necesita una mentalidad m¨¢s amplia, m¨¢s atrevida en sus calles. Y eso es lo que necesita el proyecto de Chamart¨ªn para despegar: atrevimiento'.
Las dos torres que cerrar¨¢n la prolongaci¨®n de la Castellana medir¨¢n casi el doble que las torres KIO y tendr¨¢n unos 40 pisos. 'Eso es lo m¨¢ximo que pude arrancar de las otras administraciones que participan en el proyecto', admite Cort¨¦s. 'Ojal¨¢ tuvieran 50 pisos en vez de 40, bendito sea Dios si as¨ª fuera. Los rascacielos forman parte de la arquitectura de los ¨²ltimos 50 a?os en el mundo; muchos de ellos se han convertido en la se?a de identidad de las ciudades donde se encuentran. Es una forma muy seria de hacer ciudad. Yo s¨¦ que esto que estoy diciendo no es pol¨ªticamente correcto, pero es as¨ª'.
En medio de todo esto, la venta de la ciudad deportiva del Real Madrid, por la cual el club se puede embolsar varias decenas de miles de millones de pesetas. Para el concejal de Urbanismo, Ignacio del R¨ªo, la operaci¨®n ser¨¢ beneficiosa para el pueblo de Madrid, ya que el 80% del terreno ser¨¢ p¨²blico y se construir¨¢ un gran pabell¨®n deportivo.
Para Matilde Fern¨¢ndez, la concejal del PSOE, es un esc¨¢ndalo ignominioso. 'Nunca, nunca, nunca, en esta ciudad se ha recalificado un terreno que es zona verde para que un equipo salde sus deudas. ?Qu¨¦ les decimos ma?ana al Rayo y al Atleti? Y encima se van a construir ah¨ª cuatro rascacielos. ?Por qu¨¦ esa edificabilidad ah¨ª cuando se va a levantar en Chamart¨ªn, al lado, el Manhattan de las oficinas?'.
La concejal de Izquierda Unida In¨¦s Saban¨¦s se muestra m¨¢s moderada: cree que el Real Madrid necesita una gran ciudad deportiva, distinta a la actual, pero tambi¨¦n considera 'insalvable' que se modifique la calificaci¨®n del terreno.
Para Florentino P¨¦rez, el presidente del Real Madrid, la operaci¨®n es beneficiosa para todo el mundo. 'Y, si no, pregunte a los sindicatos y al propio Ayuntamiento de Madrid', apostilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.