Madrid se va
Se tiene desde la periferia la sensaci¨®n de que Madrid se va de Espa?a. Que juega otra liga, la liga mundial de ciudades. Una especie de s¨ªndrome Figo, muy acusado, c¨®mo no, en Barcelona. (?C¨®mo dejamos escapar a este tipo?: esa es otra).
Tenemos la impresi¨®n de que Madrid se mide con Miami, con Buenos Aires, con S?o Paulo. Que ya no le interesamos. Que Espa?a, para Madrid, es ahora tan s¨®lo el lugar donde ir a buscar peque?as y medianas empresas en venta para mejorar posiciones, sector por sector, antes de dar el salto al otro lado del charco.
Eso en el terreno econ¨®mico, que ha pasado a ser no ya el decisivo, sino el ¨²nico que cuenta. En el subordinado terreno pol¨ªtico, se nos dice, se hace s¨®lo desde Madrid un modesto acompa?amiento del proceso econ¨®mico dominante.
Antes Madrid era la capital pol¨ªtica, y Barcelona y Bilbao, y luego Valencia, las capitales industriales y econ¨®micas. Ahora figura que es al rev¨¦s. Ahora Madrid es ante todo la capital econ¨®mica, la capital de la innovaci¨®n y de la nueva econom¨ªa, mientras que el poder pol¨ªtico se ha descentralizado: Catalu?a tiene su Generalitat, Euskadi sus fueros y sus conciertos, y la Comunidad Valencia su Zaplana, con su IVAM y con sus r¨¢pidos trenes y carreteras a Madrid (?qu¨¦ m¨¢s quieren?).
El gasto p¨²blico, sin contar pensiones ni amortizaciones de la deuda, ha pasado de ser central en un 85% y local en un 15% (1980) a ser central en un 51% y descentralizado en el otro 49%, aproximadamente repartido en un 32% y un 17% entre autonom¨ªas y entes locales (1998). Y a¨²n falta por repartir la competencia y los recursos de Sanidad y Educaci¨®n a la totalidad de las autonom¨ªas de la v¨ªa lenta. Eso va a terminar pronto en un 40% / 60% entre centro y periferia. Realmente, ?qu¨¦ m¨¢s quieren estos chicos?, deben de pensar en Madrid.
La definici¨®n, no s¨¦ si decir madrile?a o popular de Espa?a, es la siguiente: Espa?a est¨¢ formada por un conjunto de puntos a distancias diversas de Madrid. Y la definici¨®n del objetivo de la pol¨ªtica territorial es, como sabemos, acortar esas distancias. Todas las capitales de provincia a menos de X horas de Madrid en un plazo m¨¢ximo de Y a?os.
Madrid es el aeropuerto transoce¨¢nico de Espa?a y el mercado espa?ol no da para otro m¨¢s. ?sa es la tesis del Ministerio de Fomento, que est¨¢ al frente de algo mucho m¨¢s importante que los destinos de Espa?a. Est¨¢ al frente de sus redes de infraestructuras, al frente de sus webs. Tiene el l¨¢piz de Espa?a en la mano.
La tesis Cascos de que el mercado no da para m¨¢s es interesante, tan interesante que deber¨ªa ser contrastada. Los catalanes le estamos diciendo a Cascos que para estar seguros de que el mercado no da para un segundo aeropuerto transoce¨¢nico le dejemos decidir a ¨¦l, al mercado. Que no sea Cascos, sino el mercado, quien decida si el mercado quiere o no otro aeropuerto transoce¨¢nico. ?No ser¨ªa m¨¢s seguro?
Los catalanes (excepto el desorientado Pujol, a quien esos temas no han interesado nunca mucho, y el enternecedor Tr¨ªas, que amenaza al PP con no votarle ?a partir del 2004!), los catalanes normales y corrientes, de derechas y de izquierdas, preferir¨ªan que el mercado decidiera esas cosas y entonces ver¨ªamos si es verdad o no que quien decide es la econom¨ªa y no el Estado (es decir, AENA, el amo p¨²blico de los aeropuertos).
Cuando Narc¨ªs Andreu, reci¨¦n nombrado presidente de Iberia, viaj¨® a Barcelona por primera vez, llegaba convencido por los aenitas de entonces de que los catalanes no volaban. Le demostramos que los catalanes s¨ª iban a Nueva York pero pasando por Madrid, como los extreme?os, los gallegos y los aragoneses, y se dio cuenta en seguida del l¨ªo en que se hab¨ªa metido.
Gracias a Narc¨ªs Andreu y sus sucesores Iberia proyect¨® un hub o centro transoce¨¢nico de redistribuci¨®n de vuelos en Barcelona. No sirvi¨® de nada porque AENA se opuso, como ahora hace Cascos siguiendo sus indicaciones.
Hay que terminar con esa visi¨®n torpe de la Espa?a uniforme, frente a la Espa?a diversa que defend¨ªa Bono hace poco en el Club Siglo XXI de Madrid. Por el bien de Espa?a. Por el bien de Catalu?a. Por el de todos. La sorpresa que se van a llevar los uniformistas el d¨ªa que Espa?a les diga a golpe de urna que no es como ellos querr¨ªan que fuese, que es libre y diversa, que est¨¢ hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar un proyecto com¨²n. Com¨²n, no impuesto.
Preferimos, como dice Pedro Nueno, que la capital de Hispanolandia sea Madrid a que lo sea cualquier gran capital americana. En serio. Por muchas razones. Tambi¨¦n por inter¨¦s propio. Nos pasa con Madrid lo que a los bilba¨ªnos en el 92 con Barcelona. '?Sabes d¨®nde se hacen los Juegos Ol¨ªmpicos?', te preguntaban. 'A 500 kil¨®metros de Bilbao', te respond¨ªan ellos mismos antes de que pudieras reaccionar.
Hoy sabemos que los JJ OO del 92 y el formidable salto adelante de Barcelona han sido un acicate importante para que Madrid se haya catapultado en el espacio global. Madrid se ha superado a s¨ª mismo, y es bueno que sea as¨ª. Los catalanes, y creo que todos los dem¨¢s, queremos un Madrid vivo, no un Madrid receloso o acomplejado. Un Madrid optimista.
Ahora bien, que nadie se lleve a enga?o. El ¨¦xito de Madrid se est¨¢ constituyendo en m¨®vil de un formidable segundo salto de Barcelona hacia el 2004, con Cascos o sin ¨¦l, a pesar de Pujol o con su ayuda, y en todo caso, gracias a Clos y a su equipo. Pero tambi¨¦n, y sobre todo, gracias a los empresarios, medios de comunicaci¨®n y ciudadanos individuales y asociados que construyen con ambici¨®n, y con una creciente seguridad en s¨ª mismos, los proyectos de la ciudad del siglo XXI. Que incluyen una Barcelona capital del di¨¢logo entre las culturas. La Barcelona de Lluch.
Seguramente habr¨¢ que arriesgar m¨¢s, aceptar m¨¢s publicidad y transparencia de las empresas, admitir que la empresa familiar s¨®lo crece si en alguna medida se abre hacia otros horizontes, tener proyectos medi¨¢ticos y culturales muy s¨®lidos y aceptar que los pa¨ªses y comunidades de peque?o tama?o deben desarrollar una teor¨ªa y una pr¨¢ctica de la sinergia p¨²blico-privada, si quieren ser alguien en el mundo. Lo que el soci¨®logo Manuel Castells llama modelo Finlandia. Pero eso es tema para otro d¨ªa y tiene muchas otras facetas.
De momento, podr¨ªamos sustituir el s¨ªndrome Figo por el s¨ªndrome Aimar e irnos a Valencia de vez en cuando a ver jugar a uno de los grandes del f¨²tbol mundial, suponiendo que Cascos nos ponga el AVE Valencia-Barcelona, salt¨¢ndose la consigna del gran jefe: todo a dos horas m¨¢ximo de Madrid. Y si no ponen el AVE, iremos en Euromed. Si Madrid se va solo por ah¨ª, puede ser que un d¨ªa se encuentre que los dem¨¢s vamos todos juntos por otro lado. El Madrid del Gobierno, claro. Porque el Madrid de Tierno no creo que est¨¦ metido en ese viaje.
Pasqual Maragall es presidente del Partit dels Socialistes de Catalunya.
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