Post Niza
La expresi¨®n 'post Niza' se ha convertido en la clave del debate europeo. Designa la nueva cita que se han dado los miembros del Consejo Europeo de Niza al concordar una 'Declaraci¨®n sobre el futuro de la Uni¨®n' (Anexo IV), en la que, 'una vez abierto el camino de la ampliaci¨®n, la Conferencia solicita un debate m¨¢s amplio y profundo sobre el desarrollo futuro de la Uni¨®n Europea' para poder 'convocar una nueva Conferencia de Representantes de los Estados miembros en 2004'. En esencia, se trata de un reconocimiento por parte de unos l¨ªderes ojerosos y agotados -as¨ª no se puede trabajar, reconoc¨ªa un exhausto Tony Blair al acabar la Cumbre- de las limitaciones de un tratado cuya mayor virtud es la de existir, haciendo posible la ampliaci¨®n. Una vez vendidos los ¨¦xitos propios a las respectivas opiniones p¨²blicas con un lenguaje parecido al de los presidentes de los clubs de f¨²tbol, los propios participantes van expresando en p¨²blico su visi¨®n cr¨ªtica e insatisfecha sobre lo ocurrido, ayudados por las filtraciones de la negociaci¨®n, que muestran c¨®mo tambi¨¦n se regatea entre jefes de Gobierno al hablar de temas tan importantes. Queda quiz¨¢ como notoria excepci¨®n la actitud panglossiana del presidente Aznar L¨®pez, fiel a su divisa de que 'es imposible que las cosas no sean lo que son, porque todo est¨¢ bien' (Voltaire dixit).
Pero la Declaraci¨®n no se limita a concertar una nueva cita para el 2004; propone un nuevo m¨¦todo. En el 2001, 'las presidencias sueca y belga, en colaboraci¨®n con la Comisi¨®n y con la participaci¨®n del Parlamento Europeo, favorecer¨¢n un amplio debate con todas las partes interesadas; representantes de los parlamentos nacionales y todos los medios que reflejan la opini¨®n p¨²blica, tales como c¨ªrculos pol¨ªticos, econ¨®micos y universitarios, representantes de la sociedad civil, etc. Se asociar¨¢ a este proceso a los Estados candidatos seg¨²n modalidades por definir'. Un lector poco avisado podr¨ªa pensar que este llamamiento a la movilizaci¨®n general o bien crea una nueva internacional revolucionaria situacionista o sovi¨¦tica o bien es un brindis al sol. En efecto, la mezcla de participantes llamados a debatir supone una s¨ªntesis entre democracia asamblearia y representativa. En esencia, los representantes elegidos de la 'sociedad civil' deben ser los parlamentarios y los gobiernos; otra cosa son las expresiones de la misma -partidos, sindicatos, ONG, c¨ªrculos, asociaciones, etc.- que a menudo son fermentos y foros util¨ªsimos, pero que no reemplazan a las instituciones democr¨¢ticas. De hecho, se trata del primer reconocimiento expl¨ªcito por el Consejo de que no se puede seguir trabajando a puerta cerrada a la hora de decidir los temas constitucionales. Tambi¨¦n de que es absolutamente preciso incorporar a las opiniones p¨²blicas para poder superar los desaf¨ªos pendientes. El primero, la generalizaci¨®n del euro como moneda aceptada y querida por el pueblo llano y no s¨®lo por banqueros y pol¨ªticos, est¨¢ en puertas. Pero, adem¨¢s, la demanda de soluciones europeas a los problemas crece, como ponen de relieve reiteradamente la encuestas, mientras que no lo hace en paralelo el conocimiento y confianza en instituciones que se perciben alejadas y laber¨ªnticas. As¨ª ocurre con temas tan dispares como el lavado del dinero, la inmigraci¨®n, las biotecnolog¨ªas o la seguridad de los consumidores. El caso de las vacas locas es aleccionador al respecto: la Comisi¨®n y el Parlamento, con el informe de la Comisi¨®n temporal elaborado por el eurodiputado espa?ol Manuel Medina, cumplieron con su cometido ya en 1996. Los gobiernos han reconocido el problema cuando ya no les quedaba m¨¢s remedio; sin embargo, se achaca la culpa a los bur¨®cratas de Bruselas.
La siguiente cuesti¨®n a plantear es la central: ?para qu¨¦ queremos 'el proceso de debate m¨¢s amplio y profundo sobre el desarrollo futuro de la UE' que piden nuestros l¨ªderes en el susodicho Anexo IV? La respuesta parte, sin duda, de c¨®mo entendemos ha de ser 'la Uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha entre los pueblos de Europa, en la cual las decisiones ser¨¢n tomadas de la forma m¨¢s pr¨®xima posible a los ciudadanos', como reza el Art¨ªculo A del Tratado. En el texto se se?alan como cuestiones a abordar, en particular: la delimitaci¨®n y el reparto de competencias, el Estatuto de la Carta de Derechos Fundamentales, la simplificaci¨®n de los Tratados y la funci¨®n de los parlamentos nacionales en la arquitectura europea. Es decir, todo.
Sobre el objeto del ejercicio, para que no se quede en una tertulia o una justa acad¨¦mica, la propuesta m¨¢s razonable es probablemente la formulada por V¨¢clav Havel. El presidente checo, con su visi¨®n humanista, ha comentado recientemente que cuando pidi¨® a sus colaboradores los documentos que defin¨ªan el funcionamiento de la Uni¨®n le trajeron una maleta con todos los Tratados, enmiendas, complementos y a?adidos, que todav¨ªa est¨¢ en su despacho. 'Un trabajo enorme, precioso'. Pero lo que se necesita es 'un texto sencillo, inteligible, gracias al cual todos podemos comprender c¨®mo funciona, y pueda superarse la divisi¨®n entre el peque?o grupo de euroexpertos y la gran masa de euroanalfabetos. La Carta podr¨ªa ser el pre¨¢mbulo de la futura Constituci¨®n. Primero se formulan los valores y despu¨¦s se habla de las instituciones'. Esta propuesta tan razonable coincide totalmente con la postura mayoritaria defendida por el Parlamento Europeo, y demuestra que la ampliaci¨®n nos puede aportar sentido com¨²n e ideas innovadoras.
Para encauzar este proceso, la tarea del momento, antes de entrar en los contenidos, es ver c¨®mo procedemos para no generar frustraciones y desencuentros. Lo primero es pensar en el ritmo, que no puede ser sostenido, como en las sinfon¨ªas se necesita una obertura, allegros, adagios y crescendos. De momento, lo que hay en la partitura del calendario de este cuatrienio es una primera fase de examen por el Parlamento Europeo del Tratado de Niza, su ratificaci¨®n por los Parlamentos de los Estados miembros; la celebraci¨®n de elecciones legislativas en todos y cada uno de los Estados miembros, con presidenciales en algunos, y la culminaci¨®n con las elecciones al Parlamento Europeo en el 2004. En ellas deben participar los pa¨ªses de la primera oleada de la ampliaci¨®n, lo cual requiere cerrar unas negociaciones con m¨¢s de 500 cl¨¢usulas transitorias o de excepci¨®n pendientes.
El presidente Prodi ha propuesto estructurar el debate en tres fases: la primera, de reflexi¨®n abierta con el m¨¢s amplio debate en la sociedad civil, pol¨ªtica y cient¨ªfica sobre el futuro de Europa, empezando por un acuerdo con los l¨ªderes de los grupos pol¨ªticos en el PE. Mi respuesta positiva fue inmediata, porque la Alianza Comisi¨®n-Parlamento es esencial para configurar una propuesta. Existe tambi¨¦n un gran inter¨¦s por parte del presidente del Consejo, el primer ministro sueco, Goran Persson, en participar en este proceso para preparar con la presidencia belga el mandato de fin de a?o en la Cumbre de Laeken. La experiencia sueca, sin duda, es mayor en el terreno de la transparencia y cercan¨ªa democr¨¢ticas que en el conocimiento de los laberintos comunitarios, lo cual puede ser muy ¨²til para todos.
Con todo, el principal desaf¨ªo es c¨®mo se configura el trabajo en las fases segunda y tercera. Para la segunda fase, Prodi emplea con timidez el eufemismo 'reflexi¨®n estructurada', mientras que el Parlamento defiende la utilizaci¨®n de un m¨¦todo inspirado en la Convenci¨®n que redact¨® la Carta de Derechos Fundamentales. Propuesta razonable por su car¨¢cter democr¨¢tico: el debate fue p¨²blico, en sede parlamentaria, con participaci¨®n de las dos ramas de la legitimidad democr¨¢tica, Parlamento Europeo y Comisi¨®n, Parlamentos y Gobiernos de los Estados miembros, am¨¦n del Consejo. La experiencia ha sido un ¨¦xito. Ahora se trata de recoger los principios e imaginar algo mejor, no de retroceder.
La tercera fase ser¨ªa una Conferencia corta y decisiva. Lo mejor ser¨ªa que los miembros del Consejo Europeo tomaran en mano directamente el asunto y no lo dejaran macerar durante meses en una Conferencia secreta. Niza no se puede considerar, analizar y aprobar sin hablar del Post Niza. As¨ª ha ocurrido con todas las etapas recientes de la segunda fase creativa del proceso constituyente abierto que es la construcci¨®n europea: el Acta ?nica, que permiti¨® hacer realidad el Mercado ?nico y las libertades fundamentales; el Tratado de Maastricht, con la ciudadan¨ªa y la moneda; el de Amsterdam, que ampli¨® perspectivas; el de Niza, que hace posible la ampliaci¨®n. El que llevar¨¢ el nombre de alguna ciudad irlandesa u holandesa de nuevo en el 2004 es de esperar que selle el nacimiento de la Constituci¨®n europea.
Enrique Bar¨®n Crespo es presidente del Grupo Parlamentario Socialista del Parlamento Europeo.
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