Vuelven los viejos tiempos
El valor no le alcanz¨® al Barcelona para ganar en campo de un Madrid miedoso, superado al igual que en la ida por la liturgia que hab¨ªa adquirido el cl¨¢sico, terreno abonado para equipos sentimentales como el azulgrana, que mereci¨® un triunfo que el ¨¢rbitro le neg¨® en la ¨²ltima jugada. El Barcelona fue, al fin y al cabo, el ¨²nico protagonista de la noche, todo lo hizo ¨¦l, como en tantos otros partidos del campeonato. Para enfrentarle, no se necesita jugar mejor, ni a veces bien, sino aguardar a que sus desatenciones defensivas le condenen o le rediman, y de ah¨ª que igual puede caer ante el l¨ªder como frente al colista. El equipo azulgrana ha venido otorgando demasiadas ocasiones en su ¨¢rea para aspirar a conquistar la Liga. Los laterales se aflojan; los centrales no cierran y al portero le disparan en cada llegada, un paisaje que ni pintado para futbolistas listos como Ra¨²l, que siempre pasa por donde tiene que pasar un delantero cuando enfrenta a una zaga que acostumbra a ser una calamidad.
A diferencia de otros partidos, sin embargo, al Barcelona le redimi¨® ayer tener delante al Madrid, como en su d¨ªa el Milan, contrarios que le estimulan, despiertan su autoestima y frente a los que se reivindica con todas las de la ley. Igual como sucedi¨® en San Siro en la Liga de Campeones, Rivaldo apareci¨® majestuoso para rescatar a un equipo demasiado generoso. El brasile?o marc¨® tres goles, como en Italia, pero el ¨²ltimo no cont¨® porque el colegiado interpret¨® fuera de juego en una acci¨®n confusa, aunque la televisi¨®n aclar¨® que legal.
El partido le sali¨® al Barcelona tal y como lo hab¨ªa pintado. Llevaba d¨ªas dise?¨¢ndolo, sab¨ªa como jugarle al Madrid, como siempre que se ha dejado de cuentas y ha afrontado los encuentros mano a mano. M¨¢s que del f¨²tbol, el Real Madrid vivi¨® otra noche del poder que se le supone y en acciones puntuales se le concede. El equipo de Del Bosque aguant¨® un tiempo, pero despu¨¦s recul¨® de mala manera, fue sometido desde todos los frentes, hasta acabar acomplejado y rodeado de tensi¨®n y pol¨¦mica, donde el Bar?a siempre se maneja mucho mejor. Ya tiene el Barcelona argumentos suficientes para reivindicarse como en los viejos tiempos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.