Los pa¨ªses ricos se comprometen a limitar en 2002 la emisi¨®n de gases acordada en Kioto
El G-8 da en Trieste un espaldarazo a las pol¨ªticas contra el 'efecto invernadero'
M¨¢s all¨¢ de su car¨¢cter formal, la declaraci¨®n final de la cumbre de Trieste representa un claro paso adelante, si se tiene en cuenta la virulencia con la que se cerr¨® la precedente cumbre de La Haya. Los pa¨ªses firmantes en Trieste se comprometen a hacer todos los esfuerzos 'para alcanzar un acuerdo sobre las cuestiones pol¨ªticas todav¨ªa abiertas y asegurar de una manera efectiva la integridad ambiental del Protocolo de Kioto', seg¨²n se se?ala en el quinto de los 50 art¨ªculos que integran el documento.
Representantes de diversos grupos ecologistas presentes a t¨ªtulo privado en la reuni¨®n - desde Greenpeace a Legambiente y el World Wildlife Foundation (WWF)- se mostraron moderadamente satisfechos ayer, al emitir una declaraci¨®n que reaviva las esperanzas de una pr¨®xima ratificaci¨®n del hist¨®rico acuerdo firmado en la ciudad japonesa de Kioto en 1997.
'Creo que se ha tendido un puente entre los pa¨ªses que m¨¢s contaminan, para allanar el camino con vistas a una ratificaci¨®n del Protocolo de Kioto este verano', declar¨® Jennifer Morgan, directora de campa?as del WWF. 'Los ministros de Medio Ambiente han dejado claro que est¨¢n al corriente de las advertencias de los cient¨ªficos y est¨¢n dispuestos a actuar'.
El Panel de Cient¨ªficos de Naciones Unidas sobre el cambio clim¨¢tico ha se?alado que la temperatura global aumentar¨¢ entre 1,4 y 5,8 grados cent¨ªgrados en los pr¨®ximos 100 a?os.
Este aumento de temperatura, causado seg¨²n la mayor parte de los estudiosos por el efecto invernadero que provocan la emisi¨®n de determinados gases, provocar¨¢ en todo el planeta sequ¨ªa y lluvias torrenciales, adem¨¢s de otros transtornos clim¨¢ticos graves. Al derretirse los glaciares, el nivel del mar podr¨ªa elevarse hasta 80 cent¨ªmetros, lo cual amenazar¨ªa la supervivencia de numerosas zonas costeras e incluso de algunos pa¨ªses isle?os del Oc¨¦ano Pac¨ªfico.
Se trata de un panorama apocal¨ªptico que ha llevado a los pa¨ªses presentes en la cumbre de Trieste a intentar superar las diferencias y a comprometerse a poner en marcha cuanto antes los acuerdos de Kioto.
El futuro del Protocolo hab¨ªa quedado en entredicho en la Conferencia de Naciones Unidas, celebrada en La Haya en noviembre pasado, como consecuencia de las discrepancias suscitadas entre los diversos pa¨ªses desarrollados acerca de c¨®mo fijar los m¨¦todos de reducci¨®n de emisi¨®n de gases de efecto invernadero por parte de cada Gobierno.
Sin entrar de lleno en la cuesti¨®n crucial -es decir sin discutir la posici¨®n de Estados Unidos, Canad¨¢ y Jap¨®n, partidarios de utilizar medidas flexibles que mantengan el ¨ªndice de reducci¨®n de emisiones global sin que eso afecte a sus industrias propias-, la cumbre de Trieste hace hincapi¨¦ en la necesidad urgente de que la pr¨®xima conferencia de Bonn sea un ¨¦xito para 'lograr una pronta entrada en vigor del Protocolo de Kioto. Para la mayor¨ªa de los pa¨ªses la fecha es 2002'.
Peso europeo
A¨²n as¨ª, la declaraci¨®n consensuada ayer por los siete grandes pa¨ªses industrializados adem¨¢s de Rusia parece inclinarse del lado de las posiciones mantenidas por los pa¨ªses europeos, partidarios de que cada pa¨ªs cumpla el compromiso de reducir los gases haciendo disminuir la emisi¨®n en el propio territorio. 'Nos comprometemos a liderar la reducci¨®n de emisi¨®n de gases de efecto invernadero, fortaleciendo y aplicando los programas y acciones nacionales', dice el documento consensuado.
El Protocolo de Kioto exige a los pa¨ªses industrializados reducir la emisi¨®n de seis gases, especialmente el anh¨ªdrido carb¨®nico, un 5,2% sobre la base de los niveles vigentes en 1990 y con un plazo de hasta enero del 2012. La Uni¨®n Europea se comprometi¨® a reducir un 8% estas emisiones y los Estados Unidos un 7%.
El cambio de Administraci¨®n que se ha producido en la ¨²nica superpotencia mundial, con la llegada del Gobierno conservador de George W. Bush al poder, hab¨ªa suscitado temores en los socios europeos sobre la posici¨®n del nuevo presidente. Recelos que ha desvanecido la nueva responsable de Medio Ambiente, Christine Todd Whitman en Trieste.
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