Y el 'vuelva usted ma?ana' se puso barretina...
?Qu¨¦ pinchacito de orgullo, qu¨¦ sobrecarga de autoestima sent¨ªamos cuando, adolescentes y catalan¨ªsimos, le¨ªamos a Larra y nos re¨ªamos de las miserias castellanas! Esta Espa?a de contrarreforma y pandereta, tan lejana de la modernidad, tan dejada e incompetente, con sus ganduler¨ªas y sus fandangos, sus se?oritos y sus funcionarios, ?qu¨¦ distinta de nuestra Suiza catalana! Y a pesar de que el poeta nos avisaba de su sabidur¨ªa -'oh que cansat estic d'aquesta pobre, bruta, trista...'-, nosotros ni caso, embobados con ese nuestro pa¨ªs de las maravillas que nos ten¨ªa el ego patrio reluciente como un zapato enlustrado. Mejores que los espa?oles, por supuesto. M¨¢s trabajadores, m¨¢s educados, m¨¢s serios, m¨¢s eficientes, m¨¢s modernos, hasta m¨¢s cultos, sin decirlo demasiado..., que puestos a ser m¨¢s, hasta ¨¦ramos m¨¢s discretos. Y as¨ª fuimos amamantando los mitos del ego colectivo, con leche de hormiguita catalana laboriosa y sacrificada, calladamente superior, resignadamente dominados por culturas inferiores. Como los b¨¢rbaros, cuando arrasaron Roma. Como los turcos, cuando dominaron Bizancio. Siervos ilustrados en la corte del rey desnudo, Catalu?a la culta en manos de Castilla la Bruta... '?Qu¨¦ buen vasallo si tuviere...'. Y crecimos con nuestro orgullo zumb¨®n libre de peajes, inmune a ese ejercicio perverso llamado autocr¨ªtica, bien instalado en ese para¨ªso helv¨¦tico de bolsillo que nos hab¨ªamos fabricado a modo de pa¨ªs. ?Que algo no funcionaba? Todo, todito lo malo ven¨ªa de fuera. Y si Catalu?a no pitaba, no era por falta de pulmones, era porque el pito estaba en boca no-catalana.
Dos mitos, dos, poblaron nuestra mitolog¨ªa del ego hasta convertirse en una religi¨®n: Catalu?a no funcionaba porque Espa?a la dominaba; si Catalu?a mandara, ser¨ªamos un pa¨ªs magn¨ªfico, centroeuropeo, decente, hasta puntual. As¨ª, en el franquismo de las miserias, lo feo no era feo por franquista, lo era por extranjero, por no-catal¨¢n, por espa?ol, en definitiva. (Que se lo digan a don Heribert, mente preclara del orden racial catal¨¢n...). Por supuesto, para tal credo teol¨®gico oper¨¢bamos dos significativos milagros: desaparec¨ªan, por arte de fe, los catalanes colaboracionistas, y ya no eran catalanes los Porcioles, los Creix, los Mass¨®; y desaparec¨ªan, en el mismo viaje, los espa?oles eficientes, de manera que la frontera simb¨®lica quedaba n¨ªtidamente dibujada. Lo feo, que encima mandaba, era irremisiblemente lo no-catal¨¢n.
Y as¨ª crecimos, so?ando en esa Arcadia catalana que devolver¨ªa la puntualidad a los relojes, la armon¨ªa al paisaje, la eficacia a la Administraci¨®n, y acabar¨ªa con el imperio de la especulaci¨®n, el amiguismo y el puro y duro nepotismo. Cuando nosotros mand¨¢ramos... Llevamos, hum..., ?veintiuno? S¨ª, me dir¨¢n los m¨¢s puros que no mandamos del todo, que no tenemos Estado propio, que el expolio fiscal, que las carreteras de peaje, que el Real de Madrid y todas las inversiones de cultura, que... Pero una, que se ha vuelto atea redomada y ya no abraza otra fe que la de su conciencia, ha decidido no caer en m¨¢s trampas que las sentimentales -que como m¨ªnimo alegran el cuerpo-, de manera que no. Puede que en Madrid nos manden, puede que juguemos siempre en campo contrario, puede..., pero aqu¨ª, vecinos de la congregaci¨®n, mandamos mucho y desde hace mucho, y ya no hay un Madrid malo, malo, o una Espa?a fea, fea, que nos libere de nuestra propia culpa. Por mucho que los viejos sacerdotes intenten mantener lustroso el mito, la Suiza catalana se ha quedado en cuentito de hadas para disfrute y atontamiento del personal, que as¨ª se nos vuelve moldeable. Como ese de la princesa que ya nos avisaba Ana Mar¨ªa Matute: 'Despu¨¦s del pr¨ªncipe feliz, llega una suegra insufrible, unos ni?os de locura y un aut¨¦ntico pl¨¢tano de marido...'.
Se?or¨ªas, les informo de que los relojes no son m¨¢s puntuales. Pero, ?si fuera s¨®lo eso! Vean ustedes c¨®mo ha quedado el mito suizo despu¨¦s de pasarlo por m¨¢s de 20 a?os de Gobierno catal¨¢n, catalan¨ªsimo, puro fuet de Vic. De eficacia, nada. La proclamada eficacia catalana se ha quedado en una nueva clase funcionarial hinchada de amiguismo y privilegios, que ha repetido y hasta mejorado los peores tics del funcionariado de siempre. Sobrecarga de cargos, de altos cargos y altos sueldos, despachos ficticios para favores pagados, zonas de influencia oscuras, como oscuro es el nepotismo, burocracia, lentitud, 'vuelva usted ma?ana' en versi¨®n barretina. Pero para m¨ª lo peor no es haber tenido la oportunidad de crear un nuevo modelo de Administraci¨®n y haber hecho lo contrario: aplicar la calcoman¨ªa con toditas sus miserias. Lo peor es que en nuestra Arcadia feliz la especulaci¨®n del suelo ha continuado campando a sus anchas, la destrucci¨®n literal de los recursos ni se ha parado ni nadie tiene la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de hacerlo. ?Sostenibilidad? ?Medio ambiente? Cosas de la izquierda privilegiada. Que nuestra Catalu?a porcina, especulativa y por supuesto emprendedora, lleva corbata cuando ensucia. Lo peor... Ni el paisaje hemos recuperado, tan instalados en el concepto de producci¨®n salvaje, que lo seguimos deteriorando incluso hasta cuando hablamos con nueva gram¨¢tica ecol¨®gica. Un trocito de monta?a libre... y le metemos a saco un parque e¨®lico de narices. O ponemos en Camarles un centro de experimentaci¨®n y vivisecci¨®n de monos que ni un solo pa¨ªs de Europa ha querido en su suelo. Pero ?aqu¨ª? Si vienen a cagarnos todos los cerdos de Europa, ?por qu¨¦ no van a venir los monos a ser experimentados, inyectados, infectados y viviseccionados? Pa¨ªs tan acogedor, el nuestro... ?Hablamos de gobierno puro y duro? ?del modelo catal¨¢n de gobierno? ?en sanidad, en ayuda al paro..., en prevenci¨®n de incendios, en seguridad, en educaci¨®n?
Y result¨® que lo malo tambi¨¦n era catal¨¢n... Y result¨® que no existe modelo catal¨¢n de gobierno, ni la Suiza m¨ªtica, ni el culto dominado, ni el b¨¢rbaro, ni ning¨²n pueblo elegido prisionero en el Egipto perverso. Result¨® que somos un desastre de eficacia, un desastre de Administraci¨®n y un desastre de rigor. Result¨® que las miserias tambi¨¦n hablan fabriano y que, por mucho que Manelic nos asuste con el lobo, los demonios catalanes tienen denominaci¨®n de origen. De manera que acaben ustedes con el cuento. Que si a los catalanes superiores, lo espa?ol les da risa, a los otros catalanes, lo catal¨¢n nos da pena.
Pilar Rahola es escritora y periodista. Pilarrahola@hotmail.com
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