Tal¨®n de Aquiles
Andaluc¨ªa siempre han sido dos. Desde que era la B¨¦tica romana hasta la Constituci¨®n de 1978. Andaluc¨ªa ha sido una regi¨®n tan extensa y con una poblaci¨®n tan considerable que nunca ha sido gestionada de manera unitaria. En Andaluc¨ªa no hemos tenido m¨¢s entes territoriales que los municipios y las provincias y, en la medida en que se ha necesitado una circunscripci¨®n superior para la gesti¨®n de determinados asuntos, como por ejemplo la justicia, la defensa o la ense?anza universitaria, siempre ha habido dos circunscripciones y no una. En Andaluc¨ªa siempre ha habido dos Audiencias Territoriales, dos Capitan¨ªas Generales, dos Universidades.
Andaluc¨ªa ha empezado a existir pol¨ªticamente como unidad con la transici¨®n a la democracia que culmin¨® en la Constituci¨®n de 1978. A los pocos meses de las primeras elecciones democr¨¢ticas y antes de que se iniciara el debate constituyente propiamente dicho Andaluc¨ªa se afirm¨® pre-pol¨ªticamente de manera unitaria en la manifestaci¨®n del 4 de diciembre, que puede ser considerada como una ¨²nica manifestaci¨®n andaluza, aunque fueran ocho manifestaciones provinciales. Poco antes de que se celebrara el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n de la Constituci¨®n, el 4 de diciembre de 1978, Andaluc¨ªa volvi¨® a reafirmarse, ahora ya de manera inequ¨ªvocamente pol¨ªtica, con el Pacto de Antequera, en el que todos los partidos andaluces manifestaron su voluntad de que Andaluc¨ªa se constituyera en comunidad aut¨®noma por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, esto es, la misma v¨ªa por la que iban a constituirse las llamadas 'nacionalidades hist¨®ricas'.
Con este pacto se abr¨ªa la posibilidad de la construcci¨®n consensuada de Andaluc¨ªa como unidad pol¨ªtica. Desgraciadamente al a?o siguiente los partidos de la derecha espa?ola, UCD y Alianza Popular, romper¨ªan dicho pacto y se opondr¨ªan a que Andaluc¨ªa se constituyera en comunidad aut¨®noma por la mencionada v¨ªa de la rt¨ªculo 151 de la Constituci¨®n.
El resultado de aquella ruptura es conocido. El terremoto del 28-F se llevar¨ªa por delante a la derecha espa?ola en Andaluc¨ªa y al andalucismo que intent¨®, como vulgarmente se dice, echarle un capote al Gobierno de la UCD. La crisis del comunismo espa?ol que estall¨® en 1981 vendr¨ªa a completar un panorama pol¨ªtico en el que el PSOE se acabar¨ªa quedando en Andaluc¨ªa no como partido ¨²nico, pero s¨ª como un partido extraordinariamente hegem¨®nico.
La ruptura del Pacto de Antequera y la celebraci¨®n del refer¨¦ndum del 28-F en las condiciones en que se hizo, fueron un regalo para el PSOE en Andaluc¨ªa y en Espa?a. Sin la crisis del centro derecha espa?ol en Andaluc¨ªa no se puede explicar la intensidad de la hegemon¨ªa socialista durante toda la d¨¦cada del ochenta en Espa?a y la prolongaci¨®n de dicha hegemon¨ªa en Andaluc¨ªa hasta hoy.
Las consecuencias de dicha hegemon¨ªa han sido positivas para Andaluc¨ªa. Andaluc¨ªa existe como unidad pol¨ªtica gracias a ella. Y la vertebraci¨®n de Andaluc¨ªa, que sin duda es muy superior a la que ha tenido nunca en el pasado y a la que hubiera tenido de no haberse ganado el refer¨¦ndum, ha sido un resultado de la pol¨ªtica seguida por el partido socialista. Si el PSOE ha tenido en el pasado y sigue teniendo todav¨ªa hoy la fuerza que tiene es porque ha sido el ¨²nico partido capaz de expresar pol¨ªticamente a Andaluc¨ªa de manera unitaria. Y con ¨¦xito. La Junta de Andaluc¨ªa ha afirmado su presencia entre el Estado y los municipios y provincias como elemento de direcci¨®n pol¨ªtica de la regi¨®n. ?Puede imaginarse el lector cual ser¨ªa la posici¨®n de Andaluc¨ªa en el Estado si el PSOE no hubiera seguido la l¨ªnea pol¨ªtica que sigui¨® en el momento decisivo de la construcci¨®n inicial del Estado Aut¨®nomico?
Pero en el ¨¦xito del PSOE, que tambi¨¦n lo ha sido de Andaluc¨ªa, est¨¢ tambi¨¦n el germen de la fragilidad de nuestra autonom¨ªa. La suerte de la autonom¨ªa andaluza se ha identificado excesivamente con la suerte de un partido y ha provocado, consiguientemente, la animadversi¨®n de todos los dem¨¢s y, en particular, la del partido de la derecha espa?ola en nuestra regi¨®n.
AP primero y el PP despu¨¦s no han sido capaces todav¨ªa de articular un discurso pol¨ªtico coherente para la direcci¨®n de Andaluc¨ªa. La desconfianza en las propias fuerzas frente a la consistencia del adversario ha conducido al PP a una estrategia exclusivamente negativa de deterioro del Gobierno, haciendo uso para ello de cualquier medio: de la pinza entre 1994 y 1996 o del poder municipal en cuanto ha dispuesto de ¨¦l.
En esta estrategia exclusivamente negativa est¨¢ la raz¨®n del fracaso del PP en sus intentos por convertirse en el partido de Gobierno en Andaluc¨ªa en 1996 y 2000, a pesar de que todo jugaba a su favor y est¨¢ el origen de los conflictos territoriales que recientemente est¨¢n atravesando nuestra comunidad.
El desgaste del PSOE en el Gobierno de Andaluc¨ªa es simult¨¢neamente el desgaste de la construcci¨®n unitaria que se ha venido produciendo desde el 4 de diceimbre de 1977 y, especialmente, desde el 28-F de 1980. Aqu¨ª es donde est¨¢ el tal¨®n de Aquiles de la autonom¨ªa andaluza. La renuncia de la derecha espa?ola a hacer pol¨ªtica andaluza le ha impedido llegar al Gobierno, pero ha hecho que la autonom¨ªa andaluza sea fr¨¢gil por falta de alternancia.
Tal como est¨¢ el patio no hay motivos para ser optimistas, aunque tampoco catastrofistas. Andaluc¨ªa es ya pol¨ªticamente una realidad incontrovertible. Ni su existencia como tal unidad pol¨ªtica ni su posici¨®n en general en el Estado est¨¢ en cuesti¨®n. Pero si esto es as¨ª en t¨¦rminos absolutos, no quiere decir que lo sea en t¨¦rminos relativos. En pol¨ªtica cuando no se avanza, se retrocede. Y no cabe duda de que estamos retrocediendo y que podemos retroceder todav¨ªa m¨¢s. El peso que ha tenido Andaluc¨ªa en la construcci¨®n del Estado auton¨®mico no es el que tiene en este momento. Y con batallas como la de las Cajas de Ahorro o con disputas como la de la capitalidad vamos a tener todav¨ªa menos. Y tenemos por delante nada menos que la batalla de la financiaci¨®n auton¨®mica.
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