?S¨®lo un pacto de caballeros?

Sin duda, hay buenas razones para celebrar el acuerdo sobre gastos electorales y financiaci¨®n de partidos que recientemente han firmado los grupos palamentarios catalanes. Intenta poner orden en un asunto que lo necesita; lo hace enfrent¨¢ndose a la hipocres¨ªa con que nuestra sociedad mira este problema, y los contenidos del acuerdo van, en general, en la buena l¨ªnea: autorregulaci¨®n, limitaci¨®n de gastos, transparencia informativa, control p¨²blico.

Pero cabe preguntarse si no se podr¨ªa haber hecho m¨¢s. Es cierto que las competencias de la Generalitat son limitadas; es cierto tambi¨¦n que el estancamiento de la reforma de la legislaci¨®n estatal impide actuar directamente sobre el fondo de la cuesti¨®n. Pero el Parlament podr¨ªa utilizar sus atribuciones de un modo m¨¢s en¨¦rgico. ?C¨®mo? Por ejemplo:

1. Acordando por unanimidad una iniciativa legislativa dirigida al Congreso para sacar del punto muerto en que se encuentra la propuesta acordada (hace m¨¢s de tres a?os) por la ponencia de estudio sobre financiaci¨®n de partidos. Es seguro que una iniciativa de este tipo, tomada por unanimidad, tendr¨ªa un impacto claro y contundente sobre el marco pol¨ªtico espa?ol.

2. Imponiendo legalmente obligaciones directas a los medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica acerca del acceso de las fuerzas pol¨ªticas a ellos, en el marco de una concepci¨®n m¨¢s acorde con su deber de fomentar la informaci¨®n p¨²blica y el debate democr¨¢tico.

3. Elaborando una ley electoral de Catalu?a, que abordase globalmente todos los aspectos de campa?as y financiaci¨®n, y que crease una aut¨¦ntica administraci¨®n electoral catalana (cuya inexistencia obliga a los firmantes del acuerdo a designar como ¨¢rbitro a la Sindicatura de Cuentas, ¨®rgano que, m¨¢s all¨¢ de su actual crisis, no est¨¢ dise?ado institucionalmente para el control de los gastos electorales).

4. Orientando la financiaci¨®n adicional que van a recibir los partidos a mejorar y aumentar sus canales de comunicaci¨®n con la sociedad. Admitir que esa financiaci¨®n adicional se destine a pagar los gastos ordinarios de los partidos pol¨ªticos, sin imponer ninguna obligaci¨®n finalista como contrapartida, puede resolver problemas de tesorer¨ªa, pero no sirve para mejorar el servicio que los partidos prestan a los ciudadanos.

Sin un contenido normativo concreto y vinculante, el acuerdo corre el riesgo de limitarse a mostrar las virtudes de la pol¨ªtica catalana, sin enfrentarse de modo eficaz a sus vicios.

Joan Botella es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB).