Marcos, sin capucha
El pasamonta?as oculta el rostro de Sebasti¨¢n Guill¨¦n, un criollo de 43 a?os, 1,75 de estatura y licenciado en filosof¨ªa
Siendo escolar en los jesuitas, Sebasti¨¢n Guill¨¦n le¨ªa Esperando a Godot junto a un ¨¢rbol de Tampico, ajeno a una gamberrada en curso contra ¨¦l y otros alumnos del Centro Cultural. Estudiantes de la Escuela de Marina les volcaron encima cubos de agua. Todos huyeron menos el joven identificado hace seis a?os como el subcomandante Marcos, el insurrecto que hoy llega en caravana a la capital exigiendo el reconocimiento constitucional de los 10 millones de ind¨ªgenas mexicanos. Guill¨¦n, empapado, pas¨® p¨¢gina y sigui¨® leyendo. 'Ni siquiera los volte¨® a ver y los derrot¨®: no lo hicieron enojar, ni huir', relat¨® Carlos Heredia, un testigo, a la revista Milenio. El 9 de febrero de 1995, un a?o y un mes despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional (EZLN) sorprendiera al mundo sublev¨¢ndose contra el Estado mexicano, el Gobierno de Ernesto Zedillo (1994-diciembre de 2000) public¨® la filiaci¨®n del encapuchado.
Queda por ver si debajo de la capucha habita un iluminado, un manipulador de indios o su liberador y el hombre providencial de la izquierda
Lideraba la irrupci¨®n el criollo de 1,75 metros de estatura, piel blanca, nariz aguile?a, cabello casta?o y ojos marrones llamado Rafael Sebasti¨¢n Guill¨¦n Vicente. Nacido el 10 de julio de 1957 en Tampico, Estado de Tamaulipas, era el cuarto de los ocho hijos del matrimonio formado por Mar¨ªa Socorro y Rafael, propietarios de tiendas de muebles. Estudiante brillante, chaval pac¨ªfico y lector impenitente, sus calificaciones eran de sobresaliente. Licenciado con menci¨®n honor¨ªfica en Filosof¨ªa y Letras en la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), dio clases hasta 1984, predic¨® contra el sistema en su entorno, y finalmente desapareci¨® del mapa. Abandon¨® la revoluci¨®n de caf¨¦ con leche convencido de que el final del M¨¦xico corrupto, racista e injusto s¨®lo ser¨ªa posible con un estallido armado. Propugn¨® un Estado proletario, igualitario, y en su consecuci¨®n se instal¨® en las selvas de Chiapas, donde integr¨® la direcci¨®n del alzamiento en ciernes. Se pronunci¨® como marxista-leninista el 1 de enero de 1994, y semanas despu¨¦s vir¨® hacia el indigenismo, con m¨¢s poder de convocatoria que el comunismo del arranque. Miles simpatizaron con la causa del EZLN en el sureste nacional, abundante en ind¨ªgenas paup¨¦rrimos, y otros damnificados de los cacicazgos econ¨®micos o pol¨ªticas sectarias del Partido Revolucionario Institucional (PRI), derrotado en las elecciones del pasado 2 de julio.
Antes de desaparecer, sus ¨²ltimas palabras a un conocido fueron ¨¦stas, seg¨²n el semanario: 'Me voy a hacer la revoluci¨®n. A luchar contra todo lo que t¨² representas'. Desde entonces no se le volvi¨® a ver sin pasamonta?as. En su recorrido de 3.000 kil¨®metros por 12 Estados ha convocado a ind¨ªgenas, obreros, estudiantes y campesinos 'a voltear el pa¨ªs', a luchar por la libre determinaci¨®n de los ind¨ªgenas y la justicia social. M¨¦xico entero abraza la causa, pero polemiza sobre quien lleva sus riendas. Sus arengas aciertan en la enumeraci¨®n de las cuentas pendientes, pero su formulaci¨®n es doctrinaria, maximalista y de combate, sin permitir discrepancias.
No le pareci¨® suficiente la ca¨ªda del PRI, tampoco la conclusi¨®n de siete decenios de hegemon¨ªa de partido, el arrinconamiento de las veng¨¹enzas nacionales, o el debate pol¨ªtico en creciente libertad; tampoco la instauraci¨®n, el 1 de diciembre, de una Administraci¨®n de amplio espectro que comenz¨® el repliegue militar de Chiapas, la excarcelaci¨®n de presos y envi¨® al Congreso el proyecto de ley sobre derechos y culturas ind¨ªgenas rechazado por el Gobierno anterior. Y sin haber llegado Vicente Fox a los primeros 100 d¨ªas de mandato, le niega el beneficio de la duda. 'Es como todos', vino a decir.
La equiparaci¨®n del proyecto industrial Puebla-Panam¨¢ y de las pol¨ªticas econ¨®micas en preparaci¨®n, con la depredaci¨®n de la conquista espa?ola ilustra sobre el pensamiento del carism¨¢tico rebelde. La globalizaci¨®n castiga, el neoliberalismo debe ser erradicado, los poderosos son aves de rapi?a, el dinero, una mierda, y despu¨¦s de arrasar con todo eso, Dios dir¨¢. Enrique Krauze, historiador y director de Letras Libres, piensa que emula al intelectual peruano Jos¨¦ Carlos Mari¨¢tegui, que vincul¨® marxismo, indigenismo y religi¨®n, y proclam¨® que la esperanza ind¨ªgena en el Per¨² mestizo, criollo, e injusto, es revolucionaria. 'Mari¨¢tegui no habr¨ªa sospechado que el cumplimiento cabal de su profec¨ªa no iba a realizarse en Per¨², sino en M¨¦xico. En Chiapas, ese Per¨² mexicano'.
El odio, o el rencor, entre el blanco y el ind¨ªgena, la parecida nomenclatura, las mismas rebeliones del pasado, o el feudalismo racista del presente hermanan a M¨¦xico con Per¨² y a Mari¨¢tegui con el subcomandante. Adscrito o no al pensador andino, Sebasti¨¢n Guill¨¦n s¨ª lo fue de Che Guevera, de quien consumi¨® obra, peripecias, sue?os y la pipa. El joven reflexivo de Tampico adoraba a Le¨®n Felipe, Antonio Machado, Miguel Hern¨¢ndez, Francisco Rojas, y Vargas Llosa. Le gustaba el teatro -dirigi¨® El tuerto es rey, de Carlos Fuentes- y Serrat.
Consumado polemista, solidario con los d¨¦biles, no se apeaba del burro cuando cre¨ªa tener raz¨®n, y quienes le conocieron aseguran que s¨®lo una mujer, Ileana Patricia, hoy casada, lo trajo por la calle de la amargura. No le regalaba flores, ni bombones, sino libros. Siempre radical, un texto en su cuarto de estudiantes recordaba la m¨¢xima del 68: 'Seamos realistas, pidamos lo imposible'.
El alzamiento en enero de 1994 colabor¨® en la consecuci¨®n de metas que parec¨ªan imposibles. Contribuy¨® al avance pol¨ªtico de M¨¦xico y a la toma de conciencia sobre el problema ind¨ªgena y, probablemente, sin el zapatismo, consideran varios analistas, el pa¨ªs seguir¨ªa a las ¨®rdenes del PRI.
Aun siendo inobjetable la bandera de la redenci¨®n, no pocos atribuyen al subcomandante haber quedado atrapado por el glamour del pasamonta?as, del uniforme, las cananas y la clandestinidad. Se le reprocha intolerancia, promoci¨®n de la guerra de clases e imputaciones tempranas a Fox. Seg¨²n afirma Krauze en la revista Proceso, 'para la mentalidad marxista-leninista las elecciones son f¨®rmulas burguesas. Resulta aberrante la postura de negar a los otros grupos ind¨ªgenas del pa¨ªs la interlocuci¨®n con el Estado, a menos de que, en el mejor estilo leninista, se pongan bajo la tutela del EZLN'.
Los zapatistas fueron entronizados en la conciencia nacional por el hartazgo, los fraudes electorales, el abandono o el resentimiento. Y la intolerancia discursiva de su jefe es atribuida a la desconfianza que en muchos mexicanos causaron los sucesivos incumplimientos y corrupciones de Gobiernos anteriores, a la compra de voluntades y prolongada vacuidad o enga?o de las instituciones.
El subcomandante parece, por momentos, 'un personaje de Dostoyevski, un pose¨ªdo por la fe', sostiene el historiador. Marcos llega crecido, aplaudido o vituperado, pero no desapercibido, a la capital federal en andas de decenas de miles porque, aunque no representa en absoluto a las 57 etnias, ni tampoco sus necesidades inmediatas, s¨ª recoge la mayor¨ªa de sus reclamaciones hist¨®ricas, y resucita un radicalismo sin referentes parlamentarios. Queda por ver si debajo de la capucha habita un iluminado, un manipulador de indios, o su liberador y el hombre providencial de la izquierda. 'Marcos, al caminar, va ganando batallas que no pele¨® en la selva. Tiene atrapado al Gobierno hasta el 11 de marzo', subraya el periodista Jos¨¦ C¨¢rdenas.
El lunes comenzar¨¢ su ronda de consultas con diputados y senadores y deber¨¢ elegir entre proseguir la presi¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica desde Chiapas, o incorporarse a la lucha en democracia. No parece que su espacio pol¨ªtico vaya a ser pr¨®digo, seg¨²n el analista Federico Reyes Heroles. 'La extendida ilusi¨®n nacida en 1988 (a?o en que Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y otros dirigentes abandonaron el PRI) de que el pa¨ªs transitar¨ªa a la democracia por el centro izquierda, se top¨® con otra realidad: viramos a la derecha'. Las elecciones del 2 de julio pasado fueron ganadas por un pol¨ªtico de mentalidad empresarial, y el conservador Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), con flancos de centro y otros que todav¨ªa reclaman el derecho de pernada. 'El territorio para un centro-izquierda parece haberse reducido dram¨¢ticamente, y para una izquierda radical se mira como una peque?¨ªsima isla'. El subcomandante liderar¨ªa esa izquierda radical, y es previsible que sumara otros votos que cambiar¨ªan de bando o abandonar¨ªan la abstenci¨®n si el Escipi¨®n de Chiapas demuestra sin el pasamonta?as la maestr¨ªa pol¨ªtica demostrada con el embozo.
De momento, niega ser quien dicen, y asegura que ni le va ni le viene lo que de ¨¦l digan. Pero muchos reconocen al poeta, al fil¨®sofo de Tampico en la voz, en la mirada, en el discurso del lunes en Morelia: '?Puede ser mirado quien s¨®lo mirada es? (...) ?Si no so?amos es que so?amos que no so?amos? (...) ?De la tierra somos color o somos tierra del mar que es el color de la tierra? [el de los ind¨ªgenas]'.
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