Quince a?os negros

A pesar de su estoicismo y capacidad de encaje, a los ganaderos brit¨¢nicos no ha podido irles peor en los ¨²ltimos quince a?os. Despu¨¦s de contemplar la destrucci¨®n de casi cinco millones de reses afectadas por la enfermedad de las vacas locas y asistir impotentes al hundimiento del mercado c¨¢rnico interior, llega ahora una epidemia de fiebre aftosa que amenaza con arruinar a muchos de los que hab¨ªan comprado cerdos y ovejas cansados de llevar terneras con encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB) al matadero.

Ambas crisis pueden medirse en elevados costes y des¨¢nimo, en especial la primera, y el Gobierno laborista, empe?ado en ganar las pr¨®ximas elecciones generales, se muestra dispuesto a indemnizar a los propietarios adecuadamente porque no quiere que el desencanto del campo se interponga en su camino.

Desde que, en 1986, fuera reconocida oficialmente la encefalopat¨ªa bovina como una enfermedad que deb¨ªa ser notificada a las autoridades sanitarias, la cuenta de p¨¦rdidas del sector ganadero y los gastos derivados del cuidado de las 94 personas fallecidas o infectadas hasta hoy, as¨ª como las investigaciones cient¨ªficas sobre el mal y las compensaciones a los ganaderos con animales enfermos, suma 6.000 millones de libras (1,5 billones de pesetas). En este monto total destacan tres cifras: 3.400 millones de libras invertidos en erradicar la encefalopat¨ªa de la caba?a nacional, 2.000 millones en exportaciones prohibidas y perdidas y otros 140 millones de libras recibidos por las granjas por sus vacas sacrificadas.

Si bien es dif¨ªcil saber cu¨¢ntos trabajadores han abandonado para siempre el negocio -muchos optaron por olvidarse de las reses y criar en su lugar otros animales-, la Uni¨®n de Granjeros admite sin rubor que el sector c¨¢rnico est¨¢ lejos de haberse recuperado de la crisis de las vacas locas.

Con todo, la encefalopat¨ªa produjo m¨¢s ira que des¨¢nimo entre los criadores. El cierre de los mercados europeos y mundiales y el veto de la UE a las exportaciones brit¨¢nicas dotaron a la crisis de un componente de lucha hoy ausente en el brote de fiebre aftosa. Y ello a pesar de que esta nueva plaga obliga a sacrificar a cerdos y ovejas adem¨¢s de vacas. Si las cifras apuntadas de nuevo por la Uni¨®n de Granjeros se mantienen, de no contenerse a tiempo la infecci¨®n, sus estragos pueden costarle al sector ganadero hasta 2.000 millones de libras (cerca de 60.000 puestos de trabajo, s¨®lo en la granja, se perder¨ªan adem¨¢s si contin¨²a propag¨¢ndose por el Reino Unido al ritmo actual). Hasta el precio de la tierra y de las propiedades en el campo, que hab¨ªa bajado en los ¨²ltimos a?os, est¨¢ ahora 'por los suelos', seg¨²n las inmobiliarias especializadas en este sector.