Desierta la Oreja de Oro

Por tercera ocasi¨®n en la historia de la Oreja de Oro se declar¨® desierta su concesi¨®n. Pero esta vez no fue todo por culpa del ganado, sino por la arbitrariedad del juez de plaza, Jes¨²s D¨¢vila, que inexplicablemente le neg¨® el ap¨¦ndice a Alfredo Lomel¨ª, que con insistencia ped¨ªa la mayor¨ªa del p¨²blico por su meritoria faena a Mosaico. El diestro, con mucha dignidad, al arrastrarse el sexto toro, previo permiso de la autoridad, abandon¨® el ruedo y el resto de los alternantes le secund¨®, por lo que la votaci¨®n no la efectuaron los aproximadamente 9.000 aficionados. Pese al aire que hac¨ªa ondear su enga?o, Lomel¨ª pudo con la extraordinaria bravura del cinque?o segundo. Estructur¨® una valiente labor muleteril que inici¨® con estatuarios y continu¨® por el derecho ligando tres r¨ªtmicas series. Por el izquierdo traz¨® con se?or¨ªo el natural en dos tandas. Se tir¨® de frente y dej¨® un estoconazo hasta la bola.

A ?scar San Rom¨¢n no le import¨® tampoco el viento ni lo distra¨ªdo y soso del tercero y al final del esforzado trasteo logr¨® un acoplado toreo por el derecho. El Conde con tes¨®n capote¨® y mulete¨® al impresentable e inv¨¢lido cuarto. Alfredo Guti¨¦rrez se vio encimista y apurado con el pobre de pitones que hizo cuarto. Su quehacer con la bayeta fue a base de trapazos que remat¨® ejecutando el tel¨¦fono, pero a larga distancia. Del toreo barroco de Jer¨®nimo s¨®lo hubo detalles con el percal pues el aplomado y ¨¢spero sexto no quiso acudir a la sarga.

Rodrigo Santos posee una excelente cuadra de caballos pero su toreo arriba de Puerta Grande y Triunfo es muy irregular y por su torpeza result¨® emprontilado por el alegre primero y el equino Triunfo fue golpeado duramente contra la barrera y sali¨® lastimado de la pata derecha.