Muere el autor de 'best-sellers' de suspense Robert Ludlum
Robert Ludlum, maestro de la novela de espionaje, superventas de librer¨ªa de aeropuerto, falleci¨® el lunes en Naples (Florida) a consecuencia de un ataque al coraz¨®n. Ten¨ªa 73 a?os y unas enormes ganas de vivir, reflejadas en una prol¨ªfica producci¨®n. Sus millones de seguidores pueden esperar en el pr¨®ximo futuro al menos tres nuevas novelas con sus complicadas intrigas.
Ludlum tuvo una educaci¨®n privilegiada y se dedic¨® al teatro, como actor y como productor, antes de tentar el mundo de la creaci¨®n literaria ya con 40 a?os. De sus veinte a?os sobre las tablas dijo que le sirvieron para imaginar escenas y tramas que ¨¦l esperaba entregar a unos lectores que deb¨ªan disfrutarlas como quien acude al teatro. Dio en la diana. Sus libros se vend¨ªan a toda velocidad en cantidades ingentes: m¨¢s de 200 millones de unidades traducidas a una treintena larga de lenguas.
La cr¨ªtica le reprochaba que imitara a John Le Carr¨¦ o Tom Clancy y llevaba muy mal su prodigalidad con las may¨²sculas y los signos de exclamaci¨®n, que complicaban a¨²n m¨¢s el seguimiento de unas tramas que sorprenden a cada paso. Un cr¨ªtico del Washington Post produjo una cita memorable: 'Es un libro malo. Por eso lo estuve leyendo hasta acabarlo a las tres de la ma?ana'.
Al propio Ludlum le sorprendi¨® el ¨¦xito de sus novelas, que comenz¨® en 1971 con la primera, La herencia Scarlati, una historia de dinero y poder pol¨ªtico ambientada en el Tercer Reich. 'Mi escritura no tiene nada de m¨¢gico. Simplemente me gusta contar historias', dijo hace unos a?os. 'La mayor parte es fruto de la poca imaginaci¨®n que pueda tener y de los viajes que hago con mi mujer', a la que conoci¨® cuando ambos eran estudiantes en la Wesleyan University.
En hojas amarillas
El novelista dedicaba tres meses de investigaci¨®n a perfilar la trama de las conjuras e intrigas en ambientes cosmopolitas y un a?o largo a ponerlas en el papel, unas p¨¢ginas amarillas en las que escrib¨ªa a mano. Nada de ordenadores, ni siquiera m¨¢quinas de escribir: 'Soy un tipo a la antigua que puede hacer dinero escribiendo en aviones, en trenes o en la c¨¢rcel'.
A Ludlum no le gustaba el mundo que ve¨ªa, en particular la corrupci¨®n pol¨ªtica, 'el abuso de poder, ya sea de los elegidos o de los nombrados', y contra ello dec¨ªa escribir. 'Se supone que somos una sociedad democr¨¢tica y, sin embargo, se hacen y se manipulan tantas cosas sin que nos enteremos de nada', dec¨ªa. 'Eso me preocupa. No soy un estadista. Ni un profesor. S¨®lo tengo una cierta ira'.
Su conocimiento de los servicios secretos llev¨® a algunos a pensar que trabaj¨® para la CIA. ?l se re¨ªa y atribu¨ªa lo fidedigno de su retrato al trabajo. 'Cualquiera puede, si se esfuerza y habla con la gente'. Tambi¨¦n hace falta un poco de fortuna. 'Tuve la suerte de que tres compa?eros de Universidad acabaran trabajando para los servicios secretos. As¨ª que ten¨ªa con qui¨¦n hablar de ello'.
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