La liturgia de los aniversarios
El Gobierno de Aznar ha aprovechado la ca¨ªda de las hojas del calendario y el paso del r¨ªo Pisuerga por Valladolid para organizar el Primer Aniversario de su victoria electoral del 12-M y ocupar as¨ª los mayores espacios posibles de publicidad gratuita en prensa, radio y televisi¨®n. Los socialistas tambi¨¦n echaron mano- aunque con mayor discreci¨®n- de ese recurso conmemorativo-propagand¨ªstico durante su estancia en el poder; los triunfos del PP en las urnas o las efem¨¦rides de su vida interna son presentados ahora por los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n como aut¨¦nticas epopeyas. Estas incitaciones al recuerdo dirigidas por los partidos a sus votantes son situadas a veces en el mismo rango que las apelaciones a la memoria com¨²n de todos los ciudadanos; con la desgraciada circunstancia a?adida de que las discrepancias historiogr¨¢ficas sobre la interpretaci¨®n del pasado y la superposici¨®n de los calendarios laico y religiosos han restado brillo y eficacia a esas conmemoraciones colectivas: mientras que los nacionalistas siguen criticando la elecci¨®n del 12 de Octubre como fecha para la Fiesta Nacional, el D¨ªa de la Constituci¨®n sufre la disfuncional competencia -dos fechas despu¨¦s- de la festividad oficial de la Inmaculada Concepci¨®n como consecuencia de la obstinada resistencia eclesi¨¢stica a reservar s¨®lo a los creyentes esa conmemoraci¨®n mariana.
Las celebraciones oficiales de ¨¢mbito nacional o auton¨®mico (circunscritas ¨¦stas a su territorio) y las artificiosas conmemoraciones de ¨ªndole partidista al estilo de la comemoraci¨®n del 12-M quedan engrosadas con los aniversarios de reyes, hombres p¨²blicos, descubrimientos geogr¨¢ficos y acontecimientos culturales, habitualmente manipulados por el gobierno de turno para ofrecer su mejor perfil en la fotograf¨ªa: si Carlos III y las carabelas de Col¨®n concentraron en su d¨ªa las energ¨ªas l¨²dicas de los socialistas, el PP ha instrumentalizado diversos aniversarios relacionados con C¨¢novas, Sagasta o Maura, la crisis del 1898, y la gloria imperial de Carlos V y Felipe II para gatear por su ¨¢rbol geneal¨®gico. Esta voluntad gubernamental de hacinar fastos del mas variado g¨¦nero parece inspirado por el argumento de Humpty-Dumpty para convencer a Alicia de su tesis sobre los aniversarios: celebrar los no cumplea?os en vez de los cumplea?os ofrece la ventaja de recibir 364 regalos al a?o en vez de uno solo.
La invasi¨®n del espacio medi¨¢tico p¨²blico realizada por el Gobierno con los fastos organizados en su propio honor no pod¨ªa sino entregarse al regusto recordatorio de la mayor¨ªa absoluta del 12-M: el principio de que el ¨¦xito llama al ¨¦xito explica la morosa rememoraci¨®n de los diez millones largos de votos que premiaron la labor de Gobierno de Aznar al final de su primera legislatura de mayor¨ªa relativa, hipotecada por los pactos con los grupos parlamentarios nacionalistas pero favorecida por la crisis de liderazgo del PSOE y los vientos de popa de la coyuntura econ¨®mica. La celebraci¨®n tambi¨¦n hace el balance del a?o transcurrido desde el 12-M, mezclando datos ciertos, medias verdades y proyectos o promesas presentados como realidades: la necesidad de calafatear las primeras grietas aparecidas en el casco durante los primeros doce meses de su segunda navegaci¨®n aconsejaba, sin duda, esa masiva inyecci¨®n de optimismo.
Las extensas declaraciones dictadas por el presidente del Gobierno a la agencia oficial Efe y su intervenci¨®n el pasado lunes ante la Junta Directiva Nacional del PP han estado animadas por ese doble prop¨®sito de recapitular los ¨¦xitos ya conseguidos y de pintar de rosa el futuro. Los socialistas reciben una somanta por sus desacuerdos territoriales sobre la Ley de Extranjer¨ªa y el Plan Hidrol¨®gico Nacional; Aznar increpa sarc¨¢sticamente a su imaginario interlocutor con el estilo de Groucho Marx ('?Oiga, y usted a quien representa? ?Representa a su partido? ?A una parte de su partido? ?A su partido menos una parte?') y concluye que el PSOE carece de 'un m¨ªnimo proyecto coherente'. Tras describir de forma algo imp¨²dica los motivos de su renuncia a ser el candidato del PP en las elecciones de 2004 ('Pongamos que hay cierto car¨¢cter at¨ªpico en mi personalidad. Pongamos que no soy un dirigente pol¨ªtico ni un gobernante aferrado al poder') declara su sucesi¨®n alto secreto y califica ominosamente de 'tonter¨ªa' o 'desprop¨®sito' cualquier tentativa de averiguarlo.
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