La socialdemocracia en una era global
Los socialdem¨®cratas europeos se enfrentan hoy al reto de una nueva era global desde una posici¨®n de fuerza sin precedentes.
Once de los quince Estados miembro est¨¢n siendo gobernados por partidos socialdem¨®cratas o laboristas. Diez de los quince jefes de Gobierno pertenecen al centro-izquierda.
En el curso de las d¨¦cadas de los ochenta y principios de los noventa ha sido la derecha la que ha disfrutado de predominancia en Europa. El reto con el que se enfrenta el centro-izquierda es el de garantizar que la primera d¨¦cada del siglo sea una en la que la socialdemocracia pueda continuar estableciendo el orden del d¨ªa pol¨ªtico de Europa y llegue a convertirse en la fuerza natural para el gobierno europeo.
Una caracter¨ªstica de la globalizaci¨®n es que no haya ning¨²n Estado estable, sino una constante transici¨®n. En esa era, la socialdemocracia debe abarcar un reformismo permanente como condici¨®n del ¨¦xito. Debemos demostrar que somos capaces de producir las nuevas ideas y las soluciones frescas que requiere un mundo en r¨¢pido cambio.
Los socialdem¨®cratas estamos en una posici¨®n de fuerza para llevar todo esto a cabo, porque nuestro car¨¢cter est¨¢ formado por valores b¨¢sicos, no por una disciplina r¨ªgida. Nuestros valores de libertad, justicia y solidaridad siguen siendo nuestra gu¨ªa constante, pero las pol¨ªticas que nos sirven para presentar nuestras metas de empleo total, de servicios p¨²blicos de calidad y de una sociedad justa siempre han estado abiertas al cambio.
Son seis los retos esenciales que debe asumir la democracia social para interpretar un papel de liderazgo en la Europa de la d¨¦cada venidera.
En primer lugar, los dem¨®cratas sociales deben trasladar sus valores internacionalistas hacia fuertes partenariados internacionales.
Vivimos en una ¨¦poca en la que la velocidad del cambio se ve arrastrada por fuertes tendencias globales. Es el comercio internacional, que se est¨¢ expandiendo al triple de la velocidad de la producci¨®n, lo que determina el crecimiento econ¨®mico
La extraordinaria capacidad de la nueva tecnolog¨ªa para comunicarse alrededor del globo de forma instant¨¢nea y econ¨®mica ha supuesto la muerte de la distancia como barrera definitoria entre Estados o incluso entre continentes. Ninguna econom¨ªa nacional es ya una isla.
En el siglo XXI van a estar a un lado de la divisoria pol¨ªtica las fuerzas pol¨ªticas que sean cosmopolitas y orientadas hacia el exterior, que den la bienvenida al contacto con otros como algo enriquecedor y que se sientan c¨®modas forjando alianzas internacionales.
El otro lado de la divisoria pol¨ªtica lo ocupar¨¢n aquellos que miren hacia dentro y se sientan amenazados por el contacto con el exterior. Pero retroceder hacia el aislacionismo no ser¨¢ lo que detenga las cada vez m¨¢s r¨¢pidas presiones de la globalizaci¨®n. Todo lo que va a hacer ser¨¢ condenar hacia puestos de oposici¨®n a aquellos que adopten esa postura.
?sa es la causa por la que, en la mayor parte de Europa, la era global ha reducido a la derecha a la oposici¨®n. Las fuerzas derechistas sienten dificultad para adaptarse al nuevo mundo, que premia el trabajo conjunto e impone una penalizaci¨®n al nacionalismo de estrechas miras.
Los dem¨®cratas sociales, por el contrario, con su larga tradici¨®n de internacionalismo, poseen todas las caracter¨ªsticas necesarias para responder con confianza y creatividad a los retos de la era global.
El segundo desaf¨ªo es probar que somos capaces de aprovechar el potencial de la econom¨ªa activada por el conocimiento. Nuestra capacidad de proporcionar puestos de trabajo a nuestros ciudadanos y seguridad a sus familias va a ser la condici¨®n central de nuestro ¨¦xito continuado.
La socialdemocracia se ha vendido con demasiada frecuencia en el pasado como una fuerza interesada en redistribuir los ingresos, pero no lo suficientemente interesada en crearlos. Sin embargo, hay mayores posibilidades de que los beneficios que deseamos para nuestras gentes fluyan desde una econom¨ªa din¨¢mica y con mayores ingresos fiscales generados por un crecimiento sostenido.
La escuela de econom¨ªa de moda entre la derecha durante la generaci¨®n pasada ha sido un neoliberalismo brutal, s¨®lo capaz de ver una respuesta a la competici¨®n global; competir internacionalmente disminuyendo el comercio nacional. Ofrece una mezcla de pol¨ªticas de reducci¨®n de sueldos, de eliminaci¨®n de derechos en el lugar de trabajo y de recorte de servicios p¨²blicos. No s¨®lo es esto algo profundamente poco atractivo, sino que, igualmente, es profundamente err¨®neo.
La riqueza de las naciones no depende hoy en d¨ªa de la propiedad de la maquinaria del capital, sino del desarrollo del conocimiento, la energ¨ªa e iniciativa de sus gentes. Por ello, la preocupaci¨®n por el desarrollo del potencial humano hasta su m¨¢ximo l¨ªmite hace que los socialdem¨®cratas tengan mejor capacidad para proporcionar una econom¨ªa din¨¢mica.
En los tiempos actuales, los Gobiernos socialdem¨®cratas est¨¢n probando su capacidad para crear el entorno adecuado para las econom¨ªas florecientes, a trav¨¦s de una mezcla de gesti¨®n sensata de la econom¨ªa, de una creciente inversi¨®n en el capital humano y de acciones para fomentar el empleo total.
Como contraste, cuando era la derecha la que ocupaba un lugar predominante, no exist¨ªa el compromiso europeo con el empleo. Y es a este legado de desempleo masivo al que se est¨¢n enfrentando ahora, con gran ¨¦xito, los socialdem¨®cratas de toda Europa.
El tercer reto es demostrar que la justicia social es ahora una condici¨®n clave para el progreso econ¨®mico. No es ¨¦sta, naturalmente, la raz¨®n por la que los socialdem¨®cratas la exigen. Nuestro compromiso con la justicia social es un producto de nuestra preocupaci¨®n por aquellos que soportan la pobreza.
Sin embargo, ninguna econom¨ªa puede seguir siendo competitiva en la era global si descarta los talentos, la energ¨ªa, el potencial de una parte importante de su fuerza laboral. Si el vigor de una econom¨ªa descansa sobre los talentos de sus gentes, se deduce que cuanta m¨¢s gente quede excluida de la oportunidad econ¨®mica, m¨¢s d¨¦bil va a ser la econom¨ªa. Cuanto m¨¢s frente le hagamos a la exclusi¨®n social, m¨¢s fuerte va a ser una econom¨ªa enriquecida con los talentos de todas las personas.
Es ¨¦sta una oportunidad para los socialdem¨®cratas que cuenten con las credenciales adecuadas para eliminar la exclusi¨®n social.
Se requiere invertir en una educaci¨®n de calidad suministrada como un servicio p¨²blico, actuar para evitar que una divisi¨®n digital pueda crear nuevas barreras de exclusi¨®n social y modernos sistemas de bienestar que encaminen la asistencia de forma m¨¢s efectiva.
El cuarto reto es proporcionar el Estado Activo, necesario en un mundo cambiante.
El r¨¢pido cambio tecnol¨®gico, acelerado por la facilidad de transferencia global, tiene el potencial de llevar a importantes mejoras en la calidad de vida. Pero esa misma velocidad de cambio y de competici¨®n global presenta nuevos problemas de inseguridad personal.
En la actualidad, un ciclo normal de vida laboral va a cubrir media docena de cambios en el puesto de trabajo, como respuesta a la tecnolog¨ªa cambiante, a las nuevas destrezas y a los movimientos de los mercados. El ciudadano siente una nueva necesidad de estabilidad que s¨®lo le puede proporcionar un Estado Activo.
Ser¨ªa vano intentar imponer estabilidad por medio de reglas concebidas para detener al cambio. La respuesta inteligente es equipar a los ciudadanos individuales para adaptarse a las nuevas oportunidades y apoyarles durante el proceso de ajuste al cambio.
Los socialdem¨®cratas son los proveedores naturales de un paquete pol¨ªtico que incluya pol¨ªticas activas del mercado laboral que sirvan como puente desde las antiguas industrias hacia las nuevas oportunidades y los servicios educativos que habiliten a los trabajadores para aprovechar las nuevas tecnolog¨ªas, en lugar de verse desplazados por ellas.
Y es s¨®lo un Estado Activo el que puede garantizar que las atenciones sanitarias para los enfermos o los cuidados personales para las personas mayores se presten como servicios p¨²blicos que respondan a las necesidades humanas, y no a la capacidad de pagar. En palabras de Lionel Jospin, debemos decir: 'S¨ª a la econom¨ªa de mercado y no a la sociedad de mercado'.
El quinto reto es garantizar la sociedad abierta que requiere la era global.
La inmigraci¨®n leg¨ªtima es el resultado necesario e inevitable del ¨¦xito econ¨®mico que genera una demanda de mano de obra a mayor velocidad de la que puede afrontar la tasa de natalidad de un pa¨ªs civilizado moderno. Los pa¨ªses que alcancen mayor ¨¦xito van a ser los que puedan asegurar a los inmigrantes legales una oportunidad completa para contribuir con sus habilidades y talentos a los pa¨ªses que hayan elegido como hogar.
Y tambi¨¦n aqu¨ª los valores y caracter¨ªsticas de los socialdem¨®cratas nos hacen m¨¢s capaces de enfrentarnos a este desaf¨ªo moderno. La universalidad de los derechos en la que creemos no est¨¢ limitada por color o por creencias. ?sa es la raz¨®n por la que los socialdem¨®cratas han liderado el camino legislativo en toda Europa, a fin de oponerse a la discriminaci¨®n y prohibir las expresiones de odio racial.
Naturalmente, existe una contrapartida internacional a la forma en que tratamos a los inmigrantes. La intolerancia y el racismo hacia los reci¨¦n llegados llevan a la xenofobia dirigida al extranjero. Aquellos que sean incapaces de adaptarse a la diversidad ¨¦tnica en casa van a experimentar problemas a¨²n mayores para construir con ¨¦xito alianzas internacionales.
Al contrario, aquellos entre nosotros que apoyamos el pluralismo en casa tenemos m¨¢s capacidad para construir partenariados exteriores. Una sociedad multi¨¦tnica es m¨¢s capaz de adaptarse a un mundo multipolar.
El reto final es liderar el debate sobre c¨®mo fortalecer y reformar la Uni¨®n Europea.
Hist¨®ricamente, la derecha ha hecho una valiosa contribuci¨®n a la construcci¨®n de Europa. Hoy, sin embargo, la derecha es la fuerza de oposici¨®n en muchos Estados miembro. Bajo la forma m¨¢s extrema, se puede ver en la ofensiva hostilidad hacia los extranjeros que expresa J?rg Haider, cuya xenofobia est¨¢ en total oposici¨®n a la tolerancia sobre la que se ha construido la Uni¨®n Europea. Su forma menos realista ser¨ªa el Partido Conservador brit¨¢nico, que habla abiertamente sobre seleccionar y elegir qu¨¦ leyes europeas observar¨ªan, sin reconocer que, sin leyes comunes, no puede haber un mercado ¨²nico.
El problema de la derecha es autoevidente. Su nacionalismo instintivo hace que le sea dif¨ªcil reconciliarse con la idea de una era interdependiente en la que la toma de decisiones sea internacional y hace que sean incapaces de ofrecer una contribuci¨®n coherente al futuro de Europa.
Al contrario, la socialdemocracia es una ideolog¨ªa edificada sobre el principio de que juntos somos m¨¢s fuertes que como ciudadanos individuales o Estados individuales. Nuestro apoyo a la solidaridad social en casa es equiparable a nuestro apoyo a las alianzas pol¨ªticas en el exterior.
Pero nuestro apoyo a la Uni¨®n Europea no debe significar que nos estanquemos en nuestra satisfacci¨®n por ella. Porque sabemos lo mucho que necesitamos el ¨¦xito para la Uni¨®n Europea, exigimos las reformas que la convertir¨¢n en m¨¢s eficiente, m¨¢s transparente y m¨¢s en contacto con sus gentes.
?stos son los desaf¨ªos de la era global. Los socialdem¨®cratas podemos hacerles frente con confianza porque nunca han sido m¨¢s pertinentes nuestro esp¨ªritu de internacionalismo y nuestro constante compromiso con la reforma.
Robin Cook es ministro de Asuntos Exteriores brit¨¢nico y candidato a la presidencia del Partido de los Socialistas Europeos.
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