A un paso del destierro
Este ca?¨®n que taja la sierra de Pela, cerca de Somolinos, vio entrar al Cid en las tierras moras de Guadalajara
En el Cantar del Mio Cid est¨¢ escrito que, al expirar el plazo que le diera el rey para dejar Castilla, el Campeador pas¨® con los suyos de Soria a Guadalajara -a la saz¨®n, ya tierra mora- a trav¨¦s de la sierra de Miedes, hoy sierra de Pela. El lugar exacto no est¨¢ claro: hay quien opina que cruzaron por el alto del Portillo y que, desde all¨ª, bajaron por el barranco de Borbocid. Eso explicar¨ªa, en parte, el nombre de este ca?¨®n que hiende la masa caliza de la sierra cerca de la aldea guadalajare?a de Somolinos y que, al igual que el alto, es asaz andadero. Si no fue ¨¦ste el camino, ellos que se lo perdieron: aun en esa hora amarga, ?les hubiese parecido tan bello!
Para subir al alto del Portillo por el barranco de Borbocid -camino inverso, pues, al del Mio Cid-, nos llegamos a Somolinos, que nada tiene de particular, salvo la coqueta espada?a de su iglesia parroquial, y nos echamos a andar por la pista de tierra que corre junto a la carretera de Campis¨¢balos, por la izquierda de ¨¦sta, hasta el cercano centro de turismo rural Molingordo. El robusto caser¨®n de piedra rubia, que fuera f¨¢brica de papel en el siglo XVII, se alza -junto a la ruina de una ferrer¨ªa fundada en 1847 por el conde de Polentinos y una central el¨¦ctrica de 1910- en pleno cauce del r¨ªo Bornova, cuyas aguas hacen verdes estas grises barranqueras.
Bella charca
Nada m¨¢s rebasar Molingordo, cruzamos el r¨ªo por una pasadera de piedra y bordeamos por la izquierda la laguna de Somolinos, que es una bella charca en forma de media luna, de 300 metros de largo, rodeada de carrizos, chopos y fina hierba, donde el Bornova se vuelve un espejo. Aguas arriba, a trav¨¦s de un ¨¢rea recreativa, salimos de nuevo a la carretera, la cual seguimos ahora hacia la derecha para cruzar otra vez el r¨ªo y coger acto seguido a la izquierda por un camino agr¨ªcola que discurre entre tierras de labor y escarpes que fingen -imposibles caprichos de la erosi¨®n- proas de barcos naufragados en el remoto mar que dio origen a estas espesuras calizas.
Avanzando siempre por el amplio ca?¨®n del r¨ªo Bornova -al que llaman tambi¨¦n del Manadero, por lo que luego se ver¨¢-, pasamos junto a la fuente de las Canalejas, muy querida de los excursionistas, que incluso le hacen inscripciones en verso. Y, como a una hora del inicio, arribamos a una confluencia evidente: a la izquierda, al pie de la carretera, se halla el manadero donde surge de sopet¨®n el Bornova de las entra?as de la sierra; mientras que por la diestra, entre paredones verticales, afluye el barranco de Borbocid -o del ?guila-. Aunque afluir, lo que se dice afluir, no afluye nada.
Lo que nos queda es otra hora de suave pero constante subida, ganando cerca de 250 metros de altura por el fondo del barranco de Borbocid -donde, ni siquiera en invierno, la poca agua que corre a trechos por su lecho estorba el paso- hasta alcanzar los 1.358 del v¨¦rtice geod¨¦sico del Portillo, en el que Guadalajara y Soria se tocan. Unos pocos enebros, carrascas y pinchudas aliagas visten apenas la desnudez de estos cantiles plateados, que nos transportan a los inconcebibles cr¨¢teres de la Luna. Es un escenario on¨ªrico, todo piedra, todo alma. Le dicen sierra de Pela, aunque mejor le ir¨ªa Pel¨¢.
A medida que ascendemos, las laderas del barranco se suavizan y, sin dejar el cauce m¨¢s marcado -el ¨²nico que eventualmente lleva un hilo de agua-, llegamos pronto al mentado v¨¦rtice, desde donde descubrimos que esta sierra no es una sucesi¨®n de picos sino una altiplanicie levemente ondulada, pero con excelentes vistas, ?vive Dios!: a poniente, divisamos las nieves de Ayll¨®n y del Ocej¨®n; al sur, coronada por unas antenas, la sierra de Alto Rey; a naciente, la meseta cimera y los barrancos cenicientos por los que se prolonga la sierra de Pela; y al norte, las tierras rojas de Soria, las tierras de la vieja Castilla por las que, con doce de los suyos -'polvo, sudor y hierro'-, el Cid cabalgaba camino del destierro.

Apartamentos junto a la laguna
- D¨®nde. Somolinos se halla en el extremo septentrional de Guadalajara. Dista 175 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera de Barcelona (N-II) y por la CM-1011 (antigua C-204) hasta Sig¨¹enza, para luego continuar por la CM-110 hasta Atienza y el propio Somolinos. Otra opci¨®n -ni mejor, ni peor- es ir por la carretera de Burgos (N-I) y por la N-110 a Riaza y Ayll¨®n, siguiendo despu¨¦s por Francos, Santib¨¢?ez de Ayll¨®n, Campis¨¢balos y Somolinos. - Cu¨¢ndo. Itinerario de 11 kil¨®metros y tres horas y media de duraci¨®n -dos de subida y una y media de bajada por el mismo camino-, con un desnivel acumulado de 300 metros (Somolinos, 1.239 metros; alto del Portillo, 1.538) y una dificultad baja. Se recomienda realizar la excursi¨®n en invierno o a principios de primavera, cuando la poca agua que baja por el barranco pone una nota de ef¨ªmero verdor. - Qui¨¦n. El precioso centro de turismo rural Molingordo (tel¨¦fono 949 30 78 07), que est¨¢ junto a la laguna de Somolinos, dispone de siete apartamentos con capacidad para 3, 4 o 6 personas y unos precios que oscilan entre 16.000 y 24.000 pesetas por fin de semana. - Y qu¨¦ m¨¢s. Llevar mapa 21-17 (Atienza) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito o equivalente (433) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.