La madre de un preso que muri¨® tras ser golpeado pide abrir el caso

Mar¨ªa Forn¨¢s aguanta con temple la ausencia de su hijo muerto en la c¨¤rcel de Picassent 22 d¨ªas despu¨¦s de que acusara a cinco funcionarios de haberle propinado una paliza. 'Una de las ¨²ltimas veces', comenta Mar¨ªa, 'que vi a mi hijo estaba hecho un Ecce Homo, lloraba sangre. Mam¨¢, me dijo, me han dado una paliza y no se porqu¨¦...' El caso ha pasado durante cinco largos a?os por los rigores de la administraci¨®n de justicia hasta que hace aproximadamente un mes la juez que inici¨® las diligencias decidi¨® archivar el asunto.

Seg¨²n la juez, las marcas que aparecieron en el cuerpo de Manuel P¨¦rez Forn¨¢s despu¨¦s de muerto eran consecuencia de su estado grave de salud. Ninguno de los funcionarios 'actu¨® m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites de la fuerza necesaria para reducir, sostener, inmovilizar a quien se encontraba en un estado de agresividad no minorado por su estado f¨ªsico', concluy¨® la magistrada. La acusaci¨®n particular, sin embargo, considera que la juez est¨¢ en un error y ha recurrido el archivo en la Audiencia de Valencia que deber¨¢ decidir si se inicia o no la apertura del juicio oral.

Manuel ten¨ªa arruinada su salud a causa de una larga adicci¨®n de quince a?os a las drogas. En 1995 hac¨ªa ya cuatro a?os que sab¨ªa de su condici¨®n de enfermo de sida. Hepatis B cr¨®nica, tuberculosis pulmonar, herpes zoster generalizado y candidiasis oral eran las enfermedades que padec¨ªa como consecuencia de la inmunodeficiencia. A finales de octubre de 1995 los m¨¦dicos de la prisi¨®n sospecharon que, adem¨¢s, pod¨ªa ser v¨ªctima tambi¨¦n de una toxoplasmosis cerebral, una grave infecci¨®n que le produc¨ªa par¨¢lisis en varias partes de su cuerpo as¨ª como dificultades para caminar y para hablar. Por eso decidieron que visitara La Fe con el fin de afinar un diagn¨®stico. Los ex¨¢menes m¨¦dicos no dejaron lugar a dudas y el 26 de aquel mes Manuel reingresaba en prisi¨®n, ahora con la certeza de padecer toxoplasmosis.

El doctor del m¨®dulo n¨²mero 7, consciente del delicado estado de salud del reo, orden¨® que ingresara de inmediato en la enfermer¨ªa de la prisi¨®n. A las tres de la tarde dos funcionarios de Picassent acudieron a la celda de Manuel con el fin de trasladarlo a la enfermer¨ªa. Entonces y seg¨²n consta en el escrito de los letrados de la acusaci¨®n, Manuel les pidi¨® a los funcionarios 'con habla confusa, que le permitieran antes recoger sus pertenencias, petici¨®n que le fue denegada, dici¨¦ndole los funcionarios que iba de cachondeo, que estaba borracho'. El traslado continu¨®, con el concurso de tres funcionarios m¨¢s. Alguno de ellos advirti¨® de que el recluso iba 'colocado' justo en el momento en que comenz¨® a protestar por hab¨¦rsele negado que pudiera recoger sus cosas. En ese momento empezaron los golpes y m¨¢s tarde la aplicaci¨®n excepcional del r¨¦gimen de aislamiento, los grilletes y el cacheo. Los funcionarios desnudaron a Manuel y, enguantados, procedieron a escudri?ar cada rinc¨®n de su cuerpo. Tres horas m¨¢s tarde, una doctora de la prisi¨®n iba al encuentro de Manuel. Lo encontr¨® sentado en la cama, acurrucado.

La doctora confirm¨® las lesiones del paciente y orden¨® el levantamiento del aislamiento. Veintid¨®s d¨ªas despu¨¦s, un 16 de noviembre, Manuel P¨¦rez Forn¨¢s falleci¨® en el hospital Universitario de Valencia. Poco despu¨¦s, dos letrados, personados como acusaci¨®n particular y popular, iniciaron un largo procedimiento de cinco a?os en el que han intentado probar que los cinco funcionarios que golpearon a Manuel se aplicaron con rigor extremo y desproporcionado a la situaci¨®n. 'Sin duda', explica la letrada Merc¨¦ Teodoro, 'la paliza influy¨® en el desenlace de su muerte'. La madre de Manuel, Mar¨ªa, s¨®lo pide justicia. 'Mi hijo era cari?oso, amable... La droga fue lo que le lanz¨® a perder. Despu¨¦s simplemente se limit¨® a cumplir su pena con dignidad... Lo peor es que muriera con la indignidad con que muri¨®. No me cansar¨¦ nunca de luchar por su justicia'.

'La tortura', -explica Jorge Del Cura, presidente de la Asociaci¨®n contra la Tortura, personada en la causa- 'existe todav¨ªa en Espa?a de forma generalizada. Cuando los torturadores son agentes del orden p¨²blico, los jueces y los fiscales se muestran a menudo reacios a profundizar en las denuncias, parecen no querer atacar a sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores. La sociedad misma, y as¨ª lo reconoce el Defensor del Pueblo en uno de sus informes, teme denunciar la tortura una pr¨¢ctica que asombrosamente ha acabado por ser asumida por la gente... La tortura a presos de ETA, violadores, delincuentes o homicidas ha terminado por ser una pr¨¢ctica inconscientemente tolerada'.

S¨®lo el inter¨¦s por la verdad de un tribunal de la Audiencia de Valencia puede ahora rescatar la memoria de Manuel, humanizarlo, alejarlo de esa extra?a sensaci¨®n de carne de reo que invade su recuerdo.