Mi madre tambi¨¦n fue m¨¢rtir
D¨ªa 11 de marzo. Mi cumplea?os. Se cumple, adem¨¢s, el primer aniversario del fallecimiento de mi madre, cuando contaba casi ochenta y tres a?os todav¨ªa adolescentes. Acudo a la iglesia, casa de todos, para escuchar una misa en recuerdo suyo. La plaza de San Pedro de Roma acoge la mayor beatificaci¨®n de la historia. M¨¢rtires de la guerra civil espa?ola, que, para serlo, debieron sufrir tormento por causa de una idea, afrontarla con alegr¨ªa y perdonar a sus causantes, seg¨²n el oficiante de la misa de hoy. Todo por una cuesti¨®n de conciencia, en una ¨¦poca particularmente convulsa, dif¨ªcil, compleja y dura. Me duele sinceramente, porque creo en la tolerancia y procuro practicarla. Mi madre tambi¨¦n fue m¨¢rtir: sufri¨®, perdon¨® y nunca perdi¨® la alegr¨ªa. Pero era del otro bando, por lo que el martirio fue m¨¢s duradero y sin pedigr¨ª. Preguerra, con hambre y miseria. Guerra, con hambre y miseria. Posguerra, con hambre, miseria, c¨¢rcel, destierro, persecuci¨®n, miedo y zozobra. Por cuestiones de conciencia. Los verdugos eran otros, y entonces el catecismo cambiaba hasta los mandamientos de Dios: el no matar¨¢s se le¨ªa -y practicaba- matar¨¢s con justicia, cuando la justicia no era ni ciega ni justa. Ella fue tambi¨¦n m¨¢rtir, aunque no la hayan canonizado este ¨²ltimo 11 de marzo precisamente. Su primer hijo, mi hermano mayor, no pudo ser m¨¢rtir: fue un santo inocente, porque muri¨® en la c¨¢rcel con a?o y medio en brazos de su madre, por desnutrici¨®n y m¨¢s miseria. A pesar de todo, mis padres me transmitieron su profunda y aut¨¦ntica fe, su esperanza en un mundo mejor, en unos hombres y mujeres mejores, y la idea de la caridad solidaria y comprometida. A mi madre, que no estar¨¢ nunca en los altares, le rezo hoy, como le rezar¨¦ todos los 11 de marzo, d¨ªa en los que cumplo a?os y celebro su memoria.
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