Nacionalistas
Henos aqu¨ª en los comienzos de una escabechina entre albaneses y macedonios. Vivieron juntos y en paz durante a?os y ahora de repente se sienten enemigos mortales. Pasmosa sensaci¨®n esa de despertarte una ma?ana y descubrirte alban¨¦s o macedonio o serbio o croata. Tan alban¨¦s o macedonio o serbio o croata que decides que los dem¨¢s son un peligro para tu identidad nacionalista-neur¨®tica y que hay que pasarlos por las armas. Y el caso es que tienes raz¨®n para pensar as¨ª, porque, si los dem¨¢s no est¨¢n todos muertos, corres el riesgo de averiguar alg¨²n d¨ªa que por sus venas enemigas fluye exactamente tu misma sangre.
Los nacionalismos se han beneficiado de un enorme equ¨ªvoco hist¨®rico; en el siglo XIX y principios del XX se enfrentaron contra los grandes imperios multi¨¦tnicos, como el Austro-H¨²ngaro, con lo cual se convirtieron en compa?eros de lucha de los socialistas y dem¨®cratas que intentaban derribar el poder imperial. Esto otorg¨® a los nacionalismos una patente de izquierdismo, una aureola de modernidad, cuando en realidad siempre fueron movimientos racistas y retr¨®grados. Lo explica muy bien Robert Kaplan en su fascinante libro Rumbo a Tartaria (Ediciones B).
En el fondo, todo nacionalismo se basa en una teor¨ªa primitiva y aberrante: que las personas nacidas en tal o cual lugar son mejores que las dem¨¢s. Esta percepci¨®n elemental y reactiva contra lo for¨¢neo puede llegar, como es por desgracia muy evidente, a la violencia m¨¢s brutal. S¨¦ que existen muchos individuos estupendos que se consideran nacionalistas y que jam¨¢s le tocar¨ªan un pelo a un oponente, pero creo que de alg¨²n modo son as¨ª gracias a que su dignidad personal y su inteligencia les permite 'contradecir' la esencia nacionalista, que llevada a sus ¨²ltimas consecuencias siempre conduce a la represi¨®n de los distintos. He aqu¨ª otro equ¨ªvoco: contra lo que muchos creen, los nacionalismos no defienden las diferencias, sino que las combaten. Quienes deseen defender una lengua y una tradici¨®n dentro del respeto a la diversidad deber¨ªan denominarse de otro modo: diferenciacionistas, o cualquier otro palabro. Dejemos que el concepto nacionalismo se hunda en el mar de sangre que ha provocado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.