La era de la informaci¨®n, pero menos
Estamos acostumbrados a o¨ªr hasta la saciedad que hemos entrado de lleno en la era de la informaci¨®n y del conocimiento, que vivimos en una aldea global gracias a los avances de la inform¨¢tica y las telecomunicaciones; pero deber¨ªamos reflexionar seriamente acerca del alcance de ¨¦stas y otras afirmaciones similares antes de caer en el t¨®pico, que con m¨¢s frecuencia de la deseable s¨®lo contiene alg¨²n hallazgo sem¨¢ntico de f¨¢cil digesti¨®n.
Tal vez sean ciertas estas afirmaciones cuando se habla de los medios, que ponen a disposici¨®n del usuario la informaci¨®n existente, si bien lo son mucho menos cuando nos referimos a los contenidos. Algunos de ellos, como la informaci¨®n estad¨ªstica, no est¨¢n ni mucho menos a la altura de lo que cabr¨ªa esperar en ¨¦sta 'nueva era'. Si por informaci¨®n estad¨ªstica se entiende la descripci¨®n cuantitativa m¨¢s o menos detallada de la realidad que nos rodea, una realidad que se hace m¨¢s compleja cada d¨ªa que pasa y a la cual es necesario prestarle recursos y esfuerzos crecientes, entonces el desconocimiento que de ella tenemos los valencianos me atrevo a decir que es cada vez mayor.
Por poner un ejemplo, podemos referirnos a la innovaci¨®n tecnol¨®gica de las empresas valencianas. Se trata de una cuesti¨®n de inter¨¦s para la sociedad por la necesidad de conseguir mayores grados de competitividad, en unos mercados cada vez m¨¢s abiertos a la penetraci¨®n de otras empresas y a la competencia. En este sentido, se promueve por parte de la Generalitat la creaci¨®n de un Alto Consejo Consultivo de I+D y una Oficina de Ciencia y Tecnolog¨ªa. Sin embargo, acompa?ando a todas estas actuaciones, no se ha realizado ninguna investigaci¨®n sobre la situaci¨®n real de la innovaci¨®n tecnol¨®gica en las empresas valencianas, que oriente de manera adecuada las pol¨ªticas de innovaci¨®n y posteriormente eval¨²e sus resultados. Este conocimiento pasa por cuantificar las diferentes formas de innovaci¨®n tecnol¨®gica, entre las que se encuentran la I+D, comparar su nivel con otros ¨¢mbitos territoriales, y fijar su relaci¨®n con las principales variables econ¨®micas de las empresas que forman el tejido econ¨®mico de nuestro territorio. Es aqu¨ª donde los contenidos, en este caso las estad¨ªsticas, son francamente escasos por no decir inexistentes.
?ste es un ejemplo, como se podr¨ªan poner otros muchos, que afectan a m¨²ltiples parcelas del conocimiento econ¨®mico y social de la Comunidad Valenciana. Podemos preguntarnos llegados a este punto por los instrumentos de que se dota el sector p¨²blico para acometer estas tareas. Pues bien, la producci¨®n estad¨ªstica p¨²blica en nuestro territorio es compartida principalmente por dos organismos: el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y el Instituto Valenciano de Estad¨ªstica (IVE). Ambos planifican la elaboraci¨®n de estad¨ªsticas con un horizonte cuadrienal y ambos basan su funcionamiento en un sistema descentralizado de actuaci¨®n, permitiendo que otros ¨®rganos de la administraci¨®n estatal y auton¨®mica puedan dise?ar y ejecutar estad¨ªsticas de inter¨¦s en sus ¨¢mbitos territoriales respectivos.
Todos conocemos en mayor o menor medida las estad¨ªsticas sobre precios, ocupaci¨®n o producci¨®n entre otras, que peri¨®dicamente difunden los medios de comunicaci¨®n y que tienen una repercusi¨®n inmediata en la opini¨®n p¨²blica. Parece l¨®gico que con el sistema actual sean este tipo de estad¨ªsticas las elaboradas por el INE, puesto que su inter¨¦s sobrepasa un ¨¢mbito regional determinado y alcanza al conjunto del territorio espa?ol. Otra cuesti¨®n es si estas estad¨ªsticas satisfacen por completo las necesidades de informaci¨®n en el nivel regional, o si son suficientes para ofrecer una visi¨®n completa del conjunto de parcelas econ¨®micas y sociales que ser¨ªa necesario investigar, todo ello contemplado desde la perspectiva de los intereses y las caracter¨ªsticas de la Comunidad Valenciana.
Pero, ?qu¨¦ estad¨ªsticas produce el Instituto Valenciano de Estad¨ªstica, aparte de proporcionar o desarrollar las del INE? Pues m¨¢s bien pocas, se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos; y hay que ver la cantidad de campos por investigar que son de inter¨¦s espec¨ªfico de la Comunidad Valenciana, o de inter¨¦s com¨²n y donde el instituto nacional no llega o llega con muy poca amplitud. Como muestra, el bot¨®n tecnol¨®gico que acabamos de comentar. Y, sin ¨¢nimo de describir toda la botonadura, se pueden mencionar estad¨ªsticas sobre ¨¢reas de competencia exclusiva de la administraci¨®n valenciana, l¨¦ase, educaci¨®n, sanidad, turismo, comercio, medio ambiente, etc., donde la informaci¨®n estad¨ªstica se puede decir que es bastante deficiente, utilizando un calificativo amable. Por no hablar de indicadores coyunturales de producci¨®n de la econom¨ªa regional que brillan por su ausencia, o de aspectos de la oferta productiva no tratados, o tratados insuficientemente por el INE, que es necesario cuantificar: innovaci¨®n tecnol¨®gica, dotaciones de capital humano y f¨ªsico en las empresas, informaci¨®n b¨¢sica sobre su localizaci¨®n, actividad, etc.
Con ser un apartado esencial, no se limitan a la producci¨®n de estad¨ªsticas las carencias actuales de este organismo, sino que se extienden a otros aspectos importantes como la ordenaci¨®n y planificaci¨®n de la actividad estad¨ªstica en la administraci¨®n auton¨®mica y local, la elaboraci¨®n de normas t¨¦cnicas generales o la aprobaci¨®n oficial de resultados.
Ante tal c¨²mulo de necesidades, ?c¨®mo se explica el permanente estado de postraci¨®n de este organismo? Tal vez la clave principal y menos evidente sea la tendencia de la actividad pol¨ªtica a preocuparse m¨¢s por las acciones que tienen un reflejo inmediato en el ciudadano y en los medios comunicaci¨®n, que por aquellas que, como la actividad estad¨ªstica, requieren de planificaci¨®n y de periodos largos de maduraci¨®n antes de obtener resultados, que tambi¨¦n redundan en beneficio de la sociedad, aunque sea de forma menos directa o visible.
Otro de los motivos a los que cabr¨ªa achacar ¨¦sta situaci¨®n son las vicisitudes por las que el IVE ha atravesado en su organizaci¨®n desde su nacimiento (se constituye como organismo aut¨®nomo; m¨¢s tarde se reconvierte en direcci¨®n general, para reducirse despu¨¦s a un servicio o ¨¢rea; y posteriormente volver a reconvertirse de nuevo en organismo aut¨®nomo). Todo ello, agravado por la inexistencia desde 1995 de un director/a responsable del mismo a tiempo completo, ya que esas funciones se asumen por la Direcci¨®n General de Econom¨ªa, cuyos sucesivos inquilinos no le han prestado la atenci¨®n necesaria para realizar una gesti¨®n aceptable. Esto ha supuesto, entre otras cosas, relegar a un segundo plano la naturaleza de la actividad estad¨ªstica p¨²blica y las funciones de un organismo que, al mismo tiempo que proporciona materia b¨¢sica para orientar y evaluar las actuaciones pol¨ªticas, es un claro indicador del nivel de progreso de una sociedad moderna.
El edificio de la pr¨¢ctica pol¨ªtica, cuyo principal promotor son las demandas sociales, debe construirse con los cimientos de la estad¨ªstica para darle consistencia y credibilidad. No se pueden dotar las dependencias de este edificio sin contar con estos fundamentos, a riesgo de actuar con elevadas dosis de improvisaci¨®n, desconocimiento de la realidad que se pretende transformar y de los resultados que estas actuaciones generan. Mientras la actividad estad¨ªstica p¨²blica no se valore adecuadamente, la sensaci¨®n de falta de rigor en muchas de las acciones de la Administraci¨®n ser¨¢ inevitable.
Juan Usach es economista.
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