'REAGAN ERA TODO MENOS CONSERVADOR'
Sus libros son algo as¨ª como ensayos pol¨ªtico-viajeros. Algunos, como Viaje a los confines de la tierra o Fantasmas balc¨¢nicos han sido calificados como dif¨ªcilmente superables y su ensayo sobre La anarqu¨ªa que viene, publicado en The Atlantic Monthly en 1994, es ya un cl¨¢sico del pensamiento pol¨ªtico moderno. Robert Kaplan ha presentado esta semana en Madrid su ¨²ltimo libro, Rumbo a Tartaria, que es la narraci¨®n de un largo viaje por algunos de los principales focos de conflictos culturales, ¨¦tnicos, pol¨ªticos y sociales. En un gran bucle viajero que comienza en Centroeuropa y concluye en el Caspio, Kaplan recorre los Balcanes orientales y Turqu¨ªa, Oriente Medio y el C¨¢ucaso y describe unas realidades que los ciudadanos de las democracias occidentales ignoran cuando deber¨ªan preocuparles. Kaplan recuerda el pasado, describe el presente y sugiere el futuro de regiones que nunca han gozado del bienestar que las sociedades occidentales asumen como normalidad. Relata el fr¨ªo y las implacables leyes del poder y del instinto que marcan la vida de individuos y pueblos fuera de las fortalezas de los pa¨ªses ricos de Europa y de Estados Unidos. Se r¨ªe de los deterministas hist¨®ricos y de los moralistas tanto como de los grandes gurus de la globalizaci¨®n y asegura que la historia est¨¢ siempre perfectamente abierta a todo. Eso s¨ª, augura tiempos duros de conflictos y crisis para el futuro cercano. EL PA?S habl¨® con ¨¦l durante su estancia en Madrid con motivo de la presentaci¨®n de Rumbo a Tartaria.
Pregunta. En su nuevo libro relata su viaje por los Balcanes, Turqu¨ªa, Oriente Medio, el mar Negro, el C¨¢ucaso y el Caspio. Empecemos con una pregunta dif¨ªcil, ?cu¨¢l de estas regiones considera actualmente m¨¢s explosiva?
Respuesta. Creo que habr¨ªa que responder que ahora es Oriente Pr¨®ximo. Porque el conflicto en los Balcanes ya ha sucedido, aunque contin¨²e, es un proceso que se produjo durante los a?os noventa, si ahora se extiende a Macedonia no ser¨¢ una sorpresa. Pero en Oriente Pr¨®ximo el nivel de violencia podr¨ªa sufrir una escalada dram¨¢tica. Por todas las circunstancias y por el momento. La violencia all¨ª tiende a aumentar en esta ¨¦poca del a?o. El invierno es fr¨ªo y lluvioso en Jerusal¨¦n y Cisjordania. Existe un efecto clim¨¢tico y si asisti¨¦ramos ahora a un aumento de la violencia podr¨ªamos asistir a una dram¨¢tica intervenci¨®n por parte israel¨ª y la guerra podr¨ªa extenderse a otros pa¨ªses. Por eso creo que tengo que darle una respuesta aburrida y decir que es Oriente Pr¨®ximo. Aunque, como digo en el libro, el C¨¢ucaso siempre es explosivo, creo que el conflicto all¨ª no estallar¨¢ mientras vivan Edvard Shevardnadze [presidente georgiano] y Geidar Aliev [presidente de Azerbaiy¨¢n].
P. Pero estar¨¢ de acuerdo en que el potencial conflictivo en el C¨¢ucaso es enorme.
R. S¨ª, el potencial de conflicto en el C¨¢ucaso es incluso superior. Pero tenga en cuenta que estoy pensando desde la perspectiva de los intereses nacionales norteamericanos. Y en una guerra posible entre Siria, L¨ªbano e Israel la implicaci¨®n de Estados Unidos ser¨ªa sin duda mayor que en un posible conflicto en Georgia. Aunque no quiere decir que un conflicto en el C¨¢ucaso no tenga implicaciones para Estados Unidos.
P. En su libro est¨¢ de alguna forma presente el c¨¦lebre concepto de 'choque de civilizaciones' que acu?¨® el profesor estadounidense Samuel P. Huntington.
R. Creo que el libro de Huntington es brillante, como lo demuestra lo mucho que ha sido atacado. Si mira c¨®mo se ha realizado la ampliaci¨®n de la OTAN, ver¨¢ que han sido tres pa¨ªses cat¨®licos y protestantes los que han ingresado en la Alianza, mientras se han dejado fuera a los aspirantes ortodoxos orientales. El mapa de Europa vuelve a estar dividido entre cristianos occidentales y orientales. Observe, por ejemplo, la hostilidad creciente entre musulmanes y cristianos en todo Oriente Pr¨®ximo, sobre todo en Siria, L¨ªbano y las zonas ¨¢rabes de Israel. Considere tambi¨¦n las grandes fusiones de compa?¨ªas norteamericanas y europeas: no hacen lo mismo las empresas occidentales con las japonesas o las del sureste asi¨¢tico. O la reacci¨®n de la sociedad norteamericana blanca a la sentencia en el juicio a O. J. Simpson. En todos estos casos se confirman las tesis de Huntington. Luego, dando por hecho que los polit¨®logos suelen errar tremendamente y dado el bajo nivel de la ciencia pol¨ªtica actual, creo que hay que darle cr¨¦dito a Huntington. Mire, esa profesi¨®n es la que predijo en los setenta un futuro de ¨¦xito a ?frica, y ya ve lo que ha sucedido; y que predijo una s¨®lida continuidad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Creo por ello que Huntington lo ha hecho mucho mejor que sus colegas.
P. Hablemos de ?frica, un continente que ha conocido y descrito. La evoluci¨®n, si as¨ª puede llamarse, ha sido catastr¨®fica en los ¨²ltimos 20 a?os. ?C¨®mo ve sus perspectivas de futuro?
R. Mire, el ¨²nico que vio lo que iba a suceder fue el escritor V. S. Naipaul que describi¨® simplemente en algunas de sus novelas lo que ve¨ªa y que fue mucho m¨¢s l¨²cido que todos los an¨¢lisis de expertos en desarrollo y funcionarios occidentales. Ahora el ¨ªndice de crecimiento de la poblaci¨®n est¨¢ reduci¨¦ndose. Tambi¨¦n en ?frica est¨¢ produci¨¦ndose un envejecimiento de la poblaci¨®n, pero esto s¨®lo tendr¨¢ un efecto dentro de 20 o 30 a?os. A m¨¢s corto plazo lo que hay es una inmensa masa juvenil, una creciente poblaci¨®n masculina de j¨®venes entre 15 y 29 a?os. Considere qui¨¦nes tienden a generar la violencia pol¨ªtica, no s¨®lo en ?frica, en todas partes. Por eso en un futuro cercano vamos a ver cada vez a m¨¢s j¨®venes sin trabajo ni formaci¨®n en Kenia, Zambia, Costa de Marfil, Nigeria, Sierra Leona y otros pa¨ªses. Adem¨¢s se va a producir una continua disminuci¨®n de la disponibilidad de agua en esta regi¨®n. Como corresponsal he comprobado que nada genera m¨¢s ira que la falta de agua. Ninguno de estos factores por s¨ª solos genera la violencia pol¨ªtica, pero agravan las tensiones ¨¦tnicas y, sumadas al reto de la modernizaci¨®n, crean situaciones explosivas. Porque lo que nos demuestra la historia es que no es la pobreza lo que genera violencia, sino el desarrollo, es el crecimiento econ¨®mico el que induce al levantamiento, el que alimenta cada vez m¨¢s expectativas y frustraciones y va integrando cada vez a m¨¢s gente en el proceso pol¨ªtico con exigencias que las instituciones no son capaces de satisfacer. Por eso los levantamientos se producen m¨¢s en sitios en desarrollo que en regiones paralizadas. Es el caso de Pakist¨¢n y de Indonesia, por ejemplo. Por eso en lo que se refiere a ?frica las perspectivas para los pr¨®ximos cinco o diez a?os no son buenas. Nadie sabe si en 20 o 30 a?os puede producirse alg¨²n otro proceso. Pero a corto plazo la situaci¨®n promete mayor violencia. En los ¨²ltimos a?os hemos asistido al debilitamiento de los peque?os estados de la regi¨®n, ahora veremos el mismo proceso en pa¨ªses m¨¢s grandes con sociedades m¨¢s complejas.
P. Claves para la estabilidad o su inexistencia parecen estar siempre en los factores agua, petr¨®leo, ¨ªndice de poblaci¨®n.
R. Sin duda. El petr¨®leo, por ejemplo, siempre desestabiliza. No es una bendici¨®n en muchos pa¨ªses. V¨¦ase Venezuela, Ir¨¢n, Nigeria. Porque la posesi¨®n de petr¨®leo lleva a un desarrollo excesivamente r¨¢pido y, por tanto, excesivamente desigual. Se crean clases de nuevos ricos que acaparan todos los ingresos. Esto dispara las tensiones sociales. A no ser que se trate de un pa¨ªs muy peque?o con escasa poblaci¨®n y mucho petr¨®leo como son los Emiratos ?rabes.
LAS DEMOCRACIAS MENDICANTES
P. Cre¨ªamos que el mundo se democratizaba y as¨ª, intr¨ªnsecamente, se convert¨ªa en un lugar mejor para los individuos. Hoy vemos que muchos pa¨ªses est¨¢n gobernados por satrap¨ªas, bandidos, mafias que compran los votos para ser reelegidos y l¨ªderes demagogos y totalitarios. ?Cree realmente que la d¨¦cada pasada ha sido una conquista para la democracia y la libertad, al margen de Europa oriental?
R. La clave est¨¢ en el final de su pregunta, al margen de Europa oriental. Porque la historia siempre recuerda una frase o episodio y ser¨¢ la democratizaci¨®n de Polonia y Hungr¨ªa, del este europeo en general la que ser¨¢ recordada. La historia tiende a resumir. Lo dem¨¢s se olvidar¨¢. Creo que hay un gran malentendido respecto a lo que es realmente la democracia. Demasiados pol¨ªticos y funcionarios occidentales tienden a equiparar democracia con elecciones. Lo cual es falso. Cualquiera puede organizar elecciones. Pero ¨¦stas no convierten a una sociedad en moderna. S¨®lo cuando existen las instituciones que pueden suministrar a los ciudadanos los bienes, el agua, la electricidad, el orden p¨²blico, la seguridad legal, cuando hay instituciones que son capaces de monopolizar el uso de la fuerza y que evitan que los diferentes individuos y grupos tengan miedo el uno del otro y puedan as¨ª dedicarse al comercio pac¨ªfico, s¨®lo entonces tienen sentido las elecciones. As¨ª sucedi¨® en Taiwan, en Corea del Sur, en Chile, Uruguay, Argentina. Pero las elecciones no fueron lo primero. Lo primero fue la creaci¨®n de instituciones, muchas veces bajo dictaduras de derechas. Y Espa?a. S¨¦ que Espa?a tiene una experiencia con la dictadura de derechas y por eso es sensible a cuestiones como Pinochet. Pero todos debieran saber que han existido experiencias mucho peores que la espa?ola cuyo resultado son Estados que sencillamente no tienen instituciones como las herederas de dictaduras comunistas que destruyeron toda la base para dichas instituciones. El problema est¨¢ en que se celebran elecciones en pa¨ªses que tienen los niveles de desempleo e inflaci¨®n que ten¨ªa Alemania cuando Hitler lleg¨® al poder elegido democr¨¢ticamente o cuando Mussolini fue elegido en los a?os veinte. No es tan f¨¢cil. Es el triunfo de las llamadas democracias mendicantes, en las que unas gentes son elegidas y no pueden hacer nada, fundamentalmente porque no existe el Estado.
P. Le¨ª con especial inter¨¦s en el libro su extraordinaria conversaci¨®n con Silviu Brucan [el dirigente comunista del golpe contra Nicolae Ceausescu]. Habla de la decisi¨®n de matar a Ceausescu en la que particip¨® directamente, como de su entusiasmo por el esp¨ªritu pr¨¢ctico de poder de Stalin. Yo siempre que convers¨¦ con ¨¦l en la Rumania de los noventa ratificaba este cinismo y su l¨®gica del poder implacable.
R. S¨ª, es un hombre extraordinario, c¨ªnico como pocos, pero al margen de cualquier juicio de valor es un hombre con la cabeza sobre los hombros. Es como hablar con Henry Kissinger. Son conversaciones que siempre valen la pena. Son personas con un sentido m¨¢ximo del poder.
P. Usted es muy cr¨ªtico con la exclusi¨®n de un pa¨ªs como Rumania de la OTAN.
R. Una de las razones por las que la Administraci¨®n de Clinton tuvo tantos problemas es porque carec¨ªa de una estrategia europea. No ten¨ªa un concepto del futuro de Europa y, por tanto, no pod¨ªa tenerlo sobre el futuro de los Balcanes. Para m¨ª una estrategia europea debe hacer un arco desde la pen¨ªnsula Ib¨¦rica hasta el mar Negro. Una Europa dividida como la actual tendr¨¢ inestabilidad y conflictos entre la pobreza del Este y el Occidente floreciente. Instituciones como la OTAN tienden a debilitarse cuando crecen. S¨¦ que el proyecto de integrar a estos pa¨ªses es muy ambicioso. Pero es imprescindible que sepan que si se comportan y reforman tienen opci¨®n a participar. Su marginaci¨®n s¨®lo induce a los peores comportamientos.
P. Hablando de evoluciones negativas posibles, ?qu¨¦ opini¨®n tiene de la Rusia de Putin?
R. Realmente sigo sin poder hacer afirmaciones concluyentes. En todo caso, creo que va a ser muy dif¨ªcil ya para cualquier l¨ªder ruso imponer un centralismo de Estado. Sencillamente porque es demasiado grande para poder gobernar desde el centro, como el propio Putin parece querer. Tengo la impresi¨®n de que quiere gobernar con una especie de despotismo benigno, de tipo zarista. ?l puede llamarlo democracia, pero es otra cosa. No estoy siquiera seguro de que pueda conseguirlo. Creo que al final el poder lo tendr¨¢n los gobernadores provinciales. Una Rusia centralista es buena para Occidente porque al menos tenemos un interlocutor claro. Y tambi¨¦n es un peligro porque reafirmar¨¢ sus presiones en el C¨¢ucaso y volver¨¢ a ejercer presi¨®n sobre el este de Europa en diferentes formas. Y Chechenia le viene bien a los occidentales. Los mantiene ocupados. En caso de que los rusos vencieran en Chechenia ejercer¨ªan mayor presi¨®n a¨²n sobre Georgia y Azerbaiy¨¢n. Mire, los rusos eran los enemigos en la guerra fr¨ªa y muchos pensaron que despu¨¦s el mundo ser¨ªa perfecto. Pero Rusia es una gran potencia y tiene intereses que divergen de los nuestros. Creo que en el futuro veremos conflictos de intereses como los que hab¨ªa en la guerra fr¨ªa.
P. ?Volvemos al mundo multipolar?
R. S¨ª, por supuesto. Quiz¨¢s no lo llamemos as¨ª, quiz¨¢ sea un mundo con diferentes poderes hegem¨®nicos. Pero en todo caso est¨¢ claro que el poder de Estados Unidos va a ser cuestionado. Y ser¨¢ cuestionado en sus puntos m¨¢s d¨¦biles. Ninguna superpotencia ha estado al mando del mundo de forma definitiva. Simplemente es imposible que 280 millones de norteamericanos dirijan un mundo de 6.000 millones. El poder en Estados Unidos es todo un l¨ªo de comit¨¦s del Congreso, burocracia y Administraci¨®n que retrasa decisiones y pospone posibilidades de reacci¨®n. Muchos enemigos peque?os tienen mucha mayor agilidad y decisi¨®n. Puedo suponer que uno de los mayores peligros hoy en d¨ªa es una versi¨®n bioqu¨ªmica de Pearl Harbour. Adem¨¢s, Estados Unidos tiene que mantener ciertos niveles ¨¦ticos mientras que sus enemigos no han de hacerlo. Existe ya el t¨¦rmino de la guerra asim¨¦trica. No vamos a tener la suerte de tener una guerra entre iguales.
EUROPA Y LA INMIGRACI?N
P. Uno de los puntos en los que Occidente se siente m¨¢s d¨¦bil es en el de la inmigraci¨®n. Hace 50 a?os, lo dice usted en un libro suyo, el mundo industrializado ten¨ªa el 40% de la poblaci¨®n mundial. Hoy, s¨®lo el 20%.Como en el medievo y antes, tenemos pueblos enteros que est¨¢n dispuestos a la gran marcha para huir de donde viven a duras penas. Las grandes migraciones se han puesto de nuevo en marcha.
R. Mire, el mundo musulm¨¢n, por ejemplo, se puso en marcha en el siglo VIII y lleg¨® a Francia. Por el este lleg¨® con los otomanos hasta las puertas de Viena en el siglo XVII. Ahora est¨¢n volviendo sin ej¨¦rcito, con la inmigraci¨®n. Europa ya no crece. En todo el continente el aumento de la poblaci¨®n es de 250.000 personas anualmente. En la India, este mismo crecimiento se produce en una sola semana. Esto es s¨®lo el principio y no va a poder pararse. Los europeos est¨¢n muy inc¨®modos en su propia piel. Por un lado, atenazados por sus conceptos de derechos humanos, y por el otro, aterrorizados de compartir el espacio con el mundo musulm¨¢n que crece m¨¢s que ellos. Por una parte quieren una fortaleza medieval, por la otra, reivindican una superioridad moral. Siempre que no tengan que vivir con ellos.
P. ?Pone esto en peligro la cultura europea tal como la entendemos?
R. Europa tiene dos problemas. Por un lado sigue en gran parte creyendo en una identidad basada en raza y religi¨®n. El concepto europeo se ver¨¢ obligado a volverse mucho m¨¢s norteamericano, y no quiero ser chovinista. M¨¢s flexible. El otro problema es que la UE se puede convertir en una especie de despotismo benigno en el que el nacionalismo les es cedido por completo a los reaccionarios de las clases m¨¢s bajas. En las revoluciones de 1848 los nacionalistas eran liberales. La UE corre el peligro de ser s¨®lo atractiva para las ¨¦lites de la nouvelle cuisine.
P. Finalmente, d¨ªgame su opini¨®n sobre la nueva Administraci¨®n norteamericana. Parece ser experta en cuestiones internas pero muy biso?a en temas exteriores.
R. Un presidente suele ser tan bueno como la gente que nombra en su entorno. Clinton se dedic¨® sobre todo a las imperfecciones de la sociedad norteamericana y cre¨® un equipo econ¨®mico solvente. Pero en pol¨ªtica exterior su gente era mediocre. Considero de muy segunda fila a gente como Albright o Cristopher. Bush ha nombrado a gente de primera fila para pol¨ªtica exterior. Incluso ha mantenido a muchos de los mejores funcionarios de la era Clinton. ?sta es una Administraci¨®n que tendr¨¢ una pol¨ªtica exterior muy tradicional, al contrario que Ronald Reagan. Reagan era todo menos conservador. Era un presidente mucho m¨¢s cercano a Woodrow Wilson. Un liberal angelical que quer¨ªa liberar al mundo del comunismo. Bush har¨¢ una pol¨ªtica nixoniana. No va a hablar de principios, sino de poder. Pero no sabremos realmente c¨®mo va a ser hasta que tenga que afrontar su primera crisis.
Un periodista disciplinado, pero carente de magia
Es un periodista m¨¢s bien acad¨¦mico, bastante cl¨¢sico, de la escuela de la Costa Este. Un estudioso muy disciplinado que, aunque reconoce la inteligencia de Bill Clinton, le desprecia por su car¨¢cter autocomplaciente y, seg¨²n dice, d¨¦bil. Tiene grandes dotes de observaci¨®n, como demuestran todos sus libros, algunos de ellos absolutamente magn¨ªficos, y que s¨®lo se ven mermadas por la atenci¨®n que se presta a s¨ª mismo. Es un conservador norteamericano que no es que act¨²e, sino que piensa bas¨¢ndose en los criterios de la soberan¨ªa norteamericana all¨¢ donde a Washington le convenga. Es de esa peque?a tropa de j¨®venes brillantes norteamericanos que despliegan inmensas certezas con guindas de duda calculada. Existe una diferencia fundamental, abismal, entre jud¨ªos muy educados norteamericanos como Kaplan o el ya celeb¨¦rrimo Goldhagen y los intelectuales jud¨ªos europeos como Imre Kertesz, Isaiah Berlin o Zygmunt Bauman. Los viejos que conocen el abismo buscan humanidad entre los rescoldos de este mundo tan dif¨ªcil mientras los jovencitos saben perfectamente a qu¨¦ se dedican, ad¨®nde van y qu¨¦ les interesa en este mundo de dioses tan profanos. Kaplan ha escrito buenos libros, alguno muy bueno. Excelente. Quiz¨¢ imprescindible. Pero carece de lo que Joseph Roth llamar¨ªa el Geist der Geschichte, el alma de la historia, carece de magia y es muy aplicado. Los funcionarios, incluso los mejores, no pueden simular ser poetas. Est¨¢ claro que sabe mucho y, tambi¨¦n evidentemente, que quiere mostrarlo. Pero vive muy poco, maniatado por el puritanismo que emanan sus opiniones y que tamizan su mirada. Nada como recordar la generosidad y el humanismo de los grandes intelectuales individualistas norteamericanos para notar que los siete buenos libros que ha escrito Kaplan han hecho a este todav¨ªa joven periodista y acad¨¦mico m¨¢s culto y m¨¢s perceptivo, m¨¢s l¨²cido y quiz¨¢ m¨¢s comedido. Pero quiz¨¢ no m¨¢s sabio. Porque es la generosidad la que limpia la mirada y la convierte en algo m¨¢s que inventario de reportaje e historiograf¨ªa. Los libros son excelentes trabajos. Pero son eso, trabajos. No son esa interrogante emocionada que los convierte en acontecimientos en el sentir del pr¨®jimo.
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