Nevenka
La presunci¨®n de inocencia es un derecho. La negaci¨®n categ¨®rica de un delito es siempre una respuesta razonable. El caso est¨¢ servido. En Ponferrada, una subordinada acusa a su superior de abuso de poder y de acoso sexual. Nada que sorprenda. La noticia cambia cuando la v¨ªctima ocupa la concejal¨ªa de Hacienda y el jefe es el mism¨ªsimo alcalde. En situaciones as¨ª, el instinto te mueve hacia el m¨¢s d¨¦bil. No se puede evitar. Y mucho menos despu¨¦s de contemplar a la muchacha, con la voz entrecortada, herida por la emoci¨®n, declarando ante la opini¨®n p¨²blica los detalles de su infierno: 'un desprecio absoluto hacia mi trabajo y hacia mi persona mediante descalificaciones, actos y vejaciones que atentaron contra mi integridad f¨ªsica y ps¨ªquica'. ?Qu¨¦ quieren que piense? As¨ª, en caliente y con una an¨¢lisis superficial, tengo que estar de su parte. ?Qu¨¦ gana ella, una muchacha de 26 a?os francamente hermosa, sacando a relucir las miserias de un edil de su propio partido que goza de carisma y de poder? Si miente, se habr¨¢ arruinado in¨²tilmente la vida y sus enemigos se convertir¨¢n en una losa mortal. S¨®lo si lo que defiende es cierto podr¨¢ aliviar su pesadumbre, porque para una decisi¨®n como la suya hace falta mucho acopio de coraje y una valent¨ªa que puede salirle cara, aunque nunca a un precio tan alto como la humillaci¨®n y el silencio que dice haber sufrido. Por su parte, Ismael ?lvarez, el alcalde inculpado, a sus 49 a?os se enfrenta a una situaci¨®n francamente complicada. Es f¨¢cil creer que emprendiera una breve aventura con una mujer como Nevenka Fern¨¢ndez. Yo mismo lo hubiera hecho, qui¨¦n sabe. Pero si es cierto que ella no quiso continuarla, hay que ser lo suficientemente hombre como para encajar la derrota y no urdir una venganza. Ahora se enfrenta a un proceso judicial en el que hay que demostrar la verdad o la falsedad de los hechos. Sin embargo, el corporativismo ya se ha pronunciado y los concejales populares hablan de campa?a de desprestigio y de maniobra para desacreditar a su alcalde. '?l no ha acosado a nadie', dicen, con la convicci¨®n de los justos, sin conceder a Nevenka su presunci¨®n de v¨ªctima, su derecho a acusar cuando el dolor lo es todo.
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