Langostinos

Hace trece a?os, cuando era presidente de la Junta Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, alguien tuvo la idea de dar a conocer los langostinos de Sanl¨²car en una feria gastron¨®mica de Par¨ªs. Se organizaron tres degustaciones diferentes: una para importadores de mariscos franceses, otra para la prensa especializada y una tercera para cr¨ªticos gastron¨®micos. S¨®lo se invit¨® a quienes ten¨ªan que ver con el asunto. Ni siquiera asisti¨® el presidente de la Junta.

Aquello se convirti¨® en un esc¨¢ndalo. Durante meses, en las tertulias radiof¨®nicas se sucedieron los chistes sobre los langostinos de Pepote. Los dichosos langostinos dieron lugar incluso a un incidente parlamentario -eso s¨ª, el D¨ªa de los Inocentes- y hasta protagonizaron un vibrante comentario editorial en la edici¨®n nacional de Abc el 5 de diciembre de 1988 que conclu¨ªa: 'La ¨¦tica anda por los suelos mezclada con los caparazones de los langostinos'.

Ya no hay esc¨¢ndalos como aquellos. ?Es que no hay despilfarros? Sin duda, los hay, pero ya no se comete el error que se cometi¨® en Par¨ªs: ahora a cualquier acontecimiento de esos que se llaman 'de promoci¨®n' se invita a un mont¨®n de periodistas andaluces. As¨ª, nadie se queja.

El pasado domingo, en este peri¨®dico, el consejero de Turismo, Jos¨¦ Hurtado, se lamentaba de que algunos pol¨ªticos usan la promoci¨®n tur¨ªstica para viajar. 'Hay cosas absurdas', dec¨ªa, 'como llegar a Fitur y encontrarte al 80% de los concejales de una provincia, ?qu¨¦ pintan all¨ª?'. El consejero podr¨ªa preguntarse tambi¨¦n qu¨¦ pintan en Fitur los centenares de periodistas invitados, porque no hay autoridad que no viaje con su s¨¦quito period¨ªstico. No, ya no puede volver a pasar lo de los langostinos.

Hace un par de a?os, en la World Travel Market de Londres, la entonces alcaldesa malague?a comentaba dicharachera en una cena de gala: 'Bien pensado, todos los que estamos aqu¨ª pod¨ªamos haber quedado a cenar en M¨¢laga'. Ten¨ªa raz¨®n: a la mesa no hab¨ªa sentado nadie que no fuera de esa ciudad, a pesar de que el objetivo del viaje era dar a conocer M¨¢laga en los mercados tur¨ªsticos internacionales.

Algo parecido le ocurri¨® al presidente Chaves que, aprovechando aquella misma feria, present¨® el proyecto del museo Picasso de M¨¢laga en unos salones del Parlamento de Westminster ante una audiencia compuesta exclusivamente por los periodistas que viajaban con ¨¦l desde Andaluc¨ªa. Sin duda, algo mucho menos racional que lo de los langostinos de Pepote, pero tambi¨¦n mucho menos escandaloso.

Entre las preguntas que se hac¨ªa el consejero ech¨¦ de menos una: ?por qu¨¦ la mayor parte del gasto que las diputaciones dedican al turismo se hace dentro de la propia provincia? Pero eso no ocurre s¨®lo con las diputaciones: buena parte del gasto publicitario de la Consejer¨ªa de Turismo se consume tambi¨¦n dentro de la misma Andaluc¨ªa.

?Qui¨¦n no se acuerda de esas dos interminables campa?as de Turismo Andaluz que s¨®lo serv¨ªan para recordarnos a los andaluces algo que sabemos muy bien: que aqu¨ª viven muchos extranjeros -de pa¨ªses ricos, se entiende- y que est¨¢n muy contentos? (L¨®gico: si no estuviesen contentos, ya se habr¨ªan ido).

?Para qu¨¦ sirve esa publicidad? ?Es s¨®lo despilfarro o es otra cosa?