El rey Juan Carlos celebra la inauguraci¨®n de un 'peque?o Museo del Prado en Tejas'
El Meadows, de Dallas, acoge la principal colecci¨®n extranjera de pintura espa?ola
Dallas apenas puede ser considerada una ciudad desde una concepci¨®n europea. Su caracter¨ªstica skyline resulta un capricho recortado en una inmensa pradera jalonada por carreteras, avenidas y autopistas que s¨®lo de noche, cuando las luces realzan la presencia de los coches y las casas, convence de su naturaleza urbana. Sin embargo, buscando entre sus v¨ªas, se puede llegar a encontrar Los jugadores de cartas, de Michelangelo Merisi, Caravaggio, joya indiscutible del m¨¢s inquietante de los genios que iniciaron el salto al barroco en la Italia manierista. El Kimbell Art Museum, que la alberga, contiene, adem¨¢s, otros valiosos cuadros de El Greco, Rubens o Rembrandt. Si a esto se a?ade el Museo Meadows, con sus riberas, murillos, vel¨¢zquez y goyas, resulta que Dallas puede ofrecer una selecci¨®n de pintura cl¨¢sica digna de cualquier gran museo de Europa.
Pasi¨®n de coleccionista
Ninguno de estos tesoros es ajeno al petr¨®leo ni al desarrollo explosivo que ha hecho que esta regi¨®n llene horas de cine y de televisi¨®n con sus historias de dinero, poder e intrigas, y con su imagen decididamente hortera. Algur Meadows, el padre del museo inaugurado ahora, fue, de hecho, el fundador de la Compa?¨ªa General Petrolera Americana de Tejas y lleg¨® a Espa?a en los a?os cincuenta para buscar m¨¢s oro negro. No lo encontr¨®, pero eso le dej¨® tiempo para descubrir el Museo del Prado y ah¨ª comenz¨® su pasi¨®n de coleccionista. En 1965 inaugur¨® el primer museo para su colecci¨®n, y en cierto modo para su desgracia: los cr¨ªticos dictaminaron que buena parte de su tesoro era falso. Meadows se hab¨ªa dejado estafar con copias groseras de obras tan notorias como La adoraci¨®n de los pastores o La Anunciaci¨®n, de El Greco. A un experto americano, William Jordan, y dos espa?oles, Jos¨¦ L¨®pez-Rey y Diego Angulo ??iguez, les fue encomendado depurar y rehacer la colecci¨®n del magnate burlado, con nuevas compras.
El resultado actual es un conjunto de unos 70 cuadros en exhibici¨®n, todos ellos de calidad extraordinaria, m¨¢s 450 grabados -est¨¢n las series completas de Los caprichos y Los horrores de la guerra, de Goya, y parte de su Tauromaquia- y algunas otras obras como un magn¨ªfico San Juan Bautista, de Juan Mart¨ªnez Monta?¨¦s, o uno de los pocos, quiz¨¢s el ¨²nico, Armario Eucar¨ªstico policromado de estilo g¨®tico catal¨¢n que hab¨ªa en Espa?a. Ordenados cronol¨®gicamente en cuatro hermosas salas, hay cuadros importantes de todos los grandes -Juan de Borgo?a, Luis Morales, Antonio Moro, Juan Pantoja de la Cruz, Juan Bautista Ma¨ªno, Claudio Coello, Juan Carre?o de Miranda, Zurbar¨¢n, Vald¨¦s Leal, hasta llegar, andando los siglos, a Fortuny, Zuloaga, Sorolla, Mir¨®, Juan Gris, etc¨¦tera-, pero cabe destacar un infrecuente retrato de Ribera, una intrigante Inmaculada de Juan de Sevilla, la Sibila con t¨¢bula rasa, de Vel¨¢zquez, y el Corral de locos, de Goya.
El nuevo Museo Meadows ha sido construido en ladrillo visto y sobrio estilo georgiano, por exigencia de la Universidad Metodista del Sur. La fundaci¨®n, algunos de cuyos miembros no ocultan que hubieran preferido un edificio de Santiago Calatrava, al que el museo dedica su primera exposici¨®n temporal, se ha permitido no obstante intercalar algunos arcos neocl¨¢sicos en piedra blanca que realzan la fachada.
El rey Juan Carlos fue asociado por la Fundaci¨®n Meadows a este proyecto desde sus comienzos, y eso explica tanto que una peque?a muestra de la colecci¨®n viajara en 2000 al Museo Thyssen de Madrid y a Barcelona, como la cena de gala del jueves y el doctorado honoris causa otorgado ayer al Rey por la Universidad Metodista del Sur, en la que ense?an algunos profesores espa?oles, entre ellos el pianista bilba¨ªno Joaqu¨ªn Ach¨²carro. Don Juan Carlos aprovech¨® la ocasi¨®n para glosar los tres siglos en que Tejas perteneci¨® a la Corona espa?ola.
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