SANTIAGO SEGURA
El actor, compositor, 'showman', cineasta, guionista y ahora tambi¨¦n productor saborea la miel del ¨¦xito y el dinero con 'Torrente 2', su nueva incursi¨®n en el universo del farsante grasiento y fascista
Abstemio, adicto al dulce, hijo enamorado de su madre, licenciado en Bellas Artes por Madrid, nacido en el barrio de Carabanchel hace 35 a?os, Santiago Segura es uno de esos tipos nacidos para triunfar. En lo que fuera. Dotado de un aspecto lamentable y de un talento especial para el dibujo, la s¨¢tira, la imitaci¨®n, el encanto, el sarcasmo, la ambici¨®n, la amistad, el dinero, la fama, el espect¨¢culo, la imagen, la promoci¨®n, el humor y el sexo -o quiz¨¢ la carencia absoluta de sexo-, Segura ha creado un personaje p¨²blico muy definido y reconocible que en s¨®lo cuatro o cinco a?os se ha metido en el coraz¨®n de la gente y se ha convertido en una especie de fen¨®meno sociol¨®gico alternativo, en un modelo corrosivo, escatol¨®gico, salido, disparatado y l¨²cido a la vez que, por muy bestia o cutre que se pueda poner, finalmente resulta siempre mucho menos pornogr¨¢fico que ese famoseo torpe, grit¨®n y sin talento que nos bombardea estupidez desde los programas de la tele o las revistas.
Segura es sobre todo un h¨¦roe para los j¨®venes, un campe¨®n de la subversi¨®n moderna, casi un l¨ªder para mucha gente menor de 40 a?os que aprecia su frescura atrevida, su natural facilidad para decir la verdad en cualquier situaci¨®n, su ingenio indiscutible para defenderse en p¨²blico, su generosidad parab¨®lica con los marginados y los minusv¨¢lidos, su afici¨®n por los freaks y tal vez tambi¨¦n ese espa?olismo sincero de hombre bruto en el buen sentido de la palabra que suele desplegar.
Segura es un castizo, un hombre que habla deprisa y claro, un showman nato que se r¨ªe de s¨ª mismo, un comunicador genial que se expresa con enorme facilidad y riqueza, y al mismo tiempo parece un ni?o malo y grande que combina un look tan desali?ado como digno de conmiseraci¨®n con un inmenso poder para conectar a la primera con la mirada r¨¢pida de esas generaciones nacidas en lo visual, el c¨®mic, el ordenador o los videojuegos, pero tambi¨¦n, por misterioso que parezca, con esos otros que, siendo menos visuales, est¨¢n ya hartos de literatura o de cine conformista y plano, mentiroso y alejado de la realidad, sin gracia ni aventuras, sin secundarios ni esp¨ªritu cr¨ªtico.
Pero quiz¨¢ todo esto no explique a conciencia la magnitud del ¨¦xito de Santiago Segura, un ¨¦xito que se mide en cifras astron¨®micas.
?Qui¨¦n iba a pensar que ese chaval que a los 14 a?os film¨® su primera pel¨ªcula y que en 1989 hizo su primer corto con 7.000 pesetas (Relatos de la medianoche) iba a lograr que su primer largo, la barat¨ªsima Torrente (1998) batiera todas las marcas de taquilla del cine espa?ol, recaudara 1.925 millones de pesetas y obtuviera tres millones de espectadores?
Bueno, alguien lo hizo. El productor Andr¨¦s Vicente G¨®mez, hombre clave de la mete¨®rica e intensa carrera de cineasta de Segura. G¨®mez arriesg¨® 250 millones de pesetas en aquel proyecto. Gan¨® unos 1.700 millones.
Ahora llega la secuela, Torrente 2, y Segura se las ha arreglado para convencer a G¨®mez de repartir los beneficios. El director renuncia a su sueldo y entra a coproducir la pel¨ªcula con su 'empresilla', Amiguetes Entertainment.
El ¨²nico reto, seg¨²n repite Segura todo el tiempo, no es tanto ganar m¨¢s dinero (que tambi¨¦n: ¨¦l siempre quiso ser rico, tener una casa de 200 metros, seis mucamas y seis mayordomos) como competir dignamente con el cine de entretenimiento americano y volver a hacer sonre¨ªr, re¨ªr y carcajearse a esa enorme masa que va al cine 'a comer palomitas y pasarlo bien'.
Si no lo logra, Segura no tiene problemas: promete aniquilar al personaje que le consagr¨®, matar a ese ex madero grasiento, casposo, ignorante, franquista, racista, cobarde, explotador de minusv¨¢lidos y oligofr¨¦nicos diversos y seguidor (inadecuado) del Atl¨¦tico de Madrid (Segura parece olvidar lo que sufre un colchonero, y Torrente es feliz como un merengue bobo).
De momento, las primeras cr¨ªticas no se parecen a las que recibi¨® Torrente. Algunos hablan de absurda parodia de las pel¨ªculas de James Bond; otros, de una mera sucesi¨®n de gags parecida a un especial de Nochevieja en televisi¨®n, muchos coinciden en destacar que Segura ha perdido el ¨¢cido esp¨ªritu azconiano y berlanguiano que mostr¨® en su primer intento para acercarse peligrosamente a las zafias cavernas de Mariano Ozores.
Pero el caso es que Misi¨®n en Marbella se estren¨® el viernes en 300 salas de toda Espa?a, una cifra reservada en exclusiva a las pel¨ªculas estadounidenses de m¨¢s tir¨®n como Gladiador o Los ¨¢ngeles de Charlie, dos ejemplos de los que suele hablar Segura para cachondearse del cine made in USA.
Y si a eso se suma que la campa?a de promoci¨®n y prensa est¨¢ siendo brillante -los hits son el eslogan puesto durante el Espa?a-Francia ('Torrente 2-Francia, 0'); la apuesta que Segura cruz¨® con Javier Sard¨¢ en Cr¨®nicas marcianas para bajar de 111 kilos a 89 (ha ganado ¨¦l: Sard¨¢ se rapar¨¢ el pelo), y la genial rueda de prensa que el director concedi¨® en Madrid el d¨ªa de la presentaci¨®n, es f¨¢cil suponer que el pelotazo es m¨¢s que probable.
Si eso sucediera, el pragm¨¢tico antifascista Santiago Segura,ex Bolinga Rumenigge (as¨ª le llamaban en el colegio porque era gordito como una bola y protest¨®n como el rubio y fino futbolista alem¨¢n) amenaza con repetir con una segunda secuela.
No deber¨ªa extra?ar a nadie. Al fin y al cabo, Jos¨¦ Luis Torrente ser¨¢ siempre el sello de este hombre inteligente, excesivo y vers¨¢til, actor de una vis c¨®mica inimitable, roedor de estirpe valleinclanesca que vuelve locos a ni?os, adolescentes, cr¨ªticos sesudos y p¨²blicos de todas partes, incluyendo parajes tan poco torrentianos, en teor¨ªa, como Brasil, Hungr¨ªa o Canad¨¢.
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