Los 'piratas' compiten contra Alsa en Marruecos
El Grupo Ruiz logra el transporte urbano de T¨¢nger, mientras Alsa se enfrenta en Marraquech a la competencia de autobuses ilegales
En la parada de autob¨²s de la plaza Abdelmumen ben Al¨ª, de Marraquech, el viajero espera subirse en un veh¨ªculo moderno y limpio, con aire acondicionado, y no sale de su asombro cuando observa el carruaje oxidado con cristales rotos que para ante la marquesina. El autob¨²s esperado era el de la empresa espa?ola Alsa, el que se detuvo pertenece a Nakla, una compa?¨ªa marroqu¨ª en v¨ªas de extinci¨®n, pero que no acaba de desaparecer.
Hacer negocios en Marruecos es algo m¨¢s dif¨ªcil que en Europa, y Alsa, la sociedad asturiana l¨ªder del transporte de viajeros por carretera en Espa?a, lo est¨¢ comprobando. En 1999 se lanz¨® a la aventura africana present¨¢ndose al concurso para la concesi¨®n por 15 a?os del transporte urbano de Marraquech, una ciudad de cerca de 400.000 habitantes, a la que tambi¨¦n acudi¨® una docena de empresas extranjeras. Y gan¨®.
Desde hace trece meses ha puesto en servicio en sus 20 l¨ªneas a 75 autobuses suecos Scania, ensamblados en Marruecos; ha comprado unas instalaciones para cocheras de 21.500 metros cuadrados; ha organizado un centro de formaci¨®n para sus cerca de 200 trabajadores marroqu¨ªes, etc¨¦tera. En total, invertir¨¢ 4.160 millones de pesetas, mientras su facturaci¨®n anual s¨®lo rondar¨¢ los 1.125 millones.
Jos¨¦ Cosme, el presidente de Alsa, sab¨ªa que para trabajar en Marruecos deb¨ªa aceptar que durante el mes de Ramad¨¢n (ayuno isl¨¢mico) los conductores parasen para comer cuando se pusiera el Sol. Sab¨ªa tambi¨¦n que le ser¨ªa dif¨ªcil evitar la competencia de los 1.200 grands taxis, los taxis colectivos que, en teor¨ªa, s¨®lo pueden efectuar recorridos interurbanos, pero que, cuando entran en la ciudad, ceden a veces a la tentaci¨®n de coger y bajar viajeros a hurtadillas.
No sospechaba, sin embargo, que iba a tener que hacer frente a otro tipo de competencia desleal. En cinco de sus 20 l¨ªneas se intercalan entre sus autobuses una veintena de veh¨ªculos desvencijados pertenecientes, muchos de ellos, a la antigua Nakla y que transportan a los viajeros por una tarifa inferior -43,2 pesetas el billete en lugar de las 52 que cobra Alsa-. La empresa espa?ola ofrece tambi¨¦n un abono de 10 viajes que iguala el precio de los autobuses ilegales.
'En teor¨ªa', afirma Jos¨¦ Luis L¨®pez, director de Alsa para Marruecos, 'los ¨²ltimos autobuses ilegales deber¨ªan haber sido retirados de la circulaci¨®n el 20 de enero, pero no ha sido as¨ª'. 'Aunque tenemos la exclusividad del transporte, se resisten a desaparecer y hemos tenido que insistir ante las autoridades', a?ade.
Brazos cruzados
Los polic¨ªas permanecen, sin embargo, de brazos cruzados cuando, en medio de una nube de humo que emana del tubo de escape mal ajustado, los veh¨ªculos piratas se detienen ante las marquesinas.
L¨®pez se muestra, no obstante, satisfecho por el desarrollo de la experiencia. 'A nuestros autobuses subir¨¢n este a?o unos 20 millones de pasajeros; hemos elevado adem¨¢s la calidad del transporte en Marruecos hasta el punto de que es la ¨²nica ciudad en la que los turistas extranjeros utilizan el transporte urbano', subraya. 'Marraquech es el espejo en el que se miran otras aglomeraciones urbanas marroqu¨ªes'.
Los problemas de Alsa y las peleas en Casablanca entre la empresa municipal de transportes y las l¨ªneas privadas, que han acabado en los tribunales, no han disuadido a otra compa?¨ªa espa?ola del sector de cruzar el Estrecho.
El Grupo Ruiz, con sede en Legan¨¦s (Madrid), firm¨® la semana pasada con Mulay el Mehdi al Alaui, el gobernador de la regi¨®n, la concesi¨®n del transporte urbano de T¨¢nger, una aglomeraci¨®n que ronda los 700.000 habitantes.
En esta urbe la empresa familiar espa?ola deber¨¢ invertir 2.007 millones de pesetas para poner en circulaci¨®n, a partir del verano, 85 autobuses en 17 l¨ªneas con 350 paradas, la tercera parte con marquesinas, que deber¨¢ erigir. El precio del billete ser¨¢ algo m¨¢s caro que en Marraquech (55,3 pesetas).
Aunque est¨¢ al borde de la bancarrota, en T¨¢nger sigue operando una compa?¨ªa privada, Tangis-bus, elegida a dedo hace tres a?os y que, probablemente, tambi¨¦n intentar¨¢ transgredir la nueva normativa para que sus autobuses no sean convertidos en chatarra.
Para evitar que se reproduzcan las contrariedades que Alsa padece en Marraquech, Andr¨¦s Ruiz, el presidente del grupo que lleva su nombre, cree que s¨®lo hay una soluci¨®n: 'Reconvertir a la gente que trabaja en los autobuses que ahora circulan por T¨¢nger'. 'Hay que darles', recalca, 'la formaci¨®n necesaria para que aprendan a trabajar en una empresa moderna y convertirles en nuestros empleados'.
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