La historia del otro bombardeo
Un libro recoge las im¨¢genes y el relato exacto del ataque a¨¦reo de marzo del 37 contra Durango
La ma?ana del 31 de marzo de 1937 el cielo amenazaba lluvia sobre Durango. Al o¨ªr el ruido de los motores la poblaci¨®n comprendi¨® que la alarma antia¨¦rea iba en serio esta vez y que los aviones que un par de horas antes hab¨ªan sobrevolado la villa estaban preparando el ataque. Todo ocurri¨® muy r¨¢pido. En apenas tres minutos, cinco bombarderos italianos del tipo Savoia 81 Pipistrelli (Murci¨¦lago) arrojaron cuatro toneladas de bombas, en sentido este-oeste para evitar posibles deslumbramientos por el sol.
A pesar de su corta duraci¨®n, los efectos del bombardeo fueron devastadores: alrededor de 350 personas fallecieron, muchas de ellas dentro de las iglesias en las que se hab¨ªan refugiado, algunas de las cuales recibieron de lleno el impacto de los explosivos. Las bombas cayeron 'entre la segunda y tercera campanilla de la consagraci¨®n', como recordar¨ªa a?os m¨¢s tarde Rafael Cuevas, monaguillo de la parroquia de Santa Mar¨ªa, quien fue rescatado de entre los escombros aquella misma ma?ana.
El relato exacto de estos hechos, as¨ª como las reproducciones de los documentos militares que describen la planificaci¨®n del bombardeo de Durango como parte de la ofensiva contra el Frente Norte en la guerra civil, se encuentran recogidos en la obra Durango 31 de marzo de 1937, que fue presentada ayer coincidiendo con el aniversario del bombardeo.
Su autor, Jon Irazabal, historiador y miembro de la Asociaci¨®n Gerediaga, ha invertido varios a?os de trabajo en recopilar la informaci¨®n necesaria para este trabajo de investigaci¨®n. 'Espero que las heridas que se cerraron sin curar se abran, se cierren y se curen como se deben curar, quedando en la memoria de la gente para que nunca m¨¢s vuelva a pasar por una tragedia como ¨¦sta', explica al ser preguntado por el objetivo de su trabajo.
El impacto de los proyectiles
El libro contiene 54 fotograf¨ªas realizadas en los d¨ªas posteriores al bombardeo, as¨ª como otras tomadas desde los propios aviones durante el ataque, en las que se aprecia el impacto de las bombas contra el suelo.
Una de las principales conclusiones de la investigaci¨®n es que, en contra de la creencia mayoritariamente aceptada durante a?os, no fueron aviones alemanes, sino italianos, los responsables del ataque, si bien la planificaci¨®n del mismo corri¨® a cargo del teniente coronel de Estado Mayor Wolfram von Richtofen y el Servicio de Log¨ªstica de la Legi¨®n C¨®ndor. As¨ª lo atestiguan las ¨®rdenes de vuelo dadas a los pilotos halladas en el Archivo del Estado Mayor de Aeron¨¢utica Militar de Roma.
La mayor¨ªa de las 350 v¨ªctimas del bombardeo fueron enterradas en fosas comunes. Cerca de 70 quedaron sin identificar. De ellas se conservan someras descripciones del tipo 'Desconocida. Hembra de dos o tres a?os. Notas: Lazo azul y pendiente. Enterrada en fosa com¨²n n¨²mero dos'.
Un mes despu¨¦s del bombardeo, las tropas del general Mola entraban en Durango. Pocos d¨ªas despu¨¦s ser¨ªa bombardeada Gernika. En opini¨®n del autor, ambos ataques formaban parte de una nueva forma de entender la estrategia militar: la guerra total, basada en la creencia de que castigando la retaguardia del pa¨ªs enemigo, se forzar¨ªa a su Gobierno a rendirse. 'Durango fue la primera parte de la ¨®pera que despu¨¦s representaron en Gernika, como muy bien podr¨ªa haber sido Galdakao o cualquier otra localidad', argumenta Jon Irazabal. 'Yo dir¨ªa que fueron los primeros muertos de la Segunda Guerra Mundial; despu¨¦s Alemania utiliz¨® esa misma t¨¢ctica en sus bombardeos contra Austria y Francia, y posteriormente sobre Londres. M¨¢s tarde los aliados respondieron de la misma manera bombardeando ciudades alemanas'.
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