Percances, avisos y novillos al corral
La novillada que presenciamos en el coso carabanchelero result¨® accidentada. Lo novillos de El Puerto de San Lorenzo y Fraile Mart¨ªn derrocharon mansedumbre y tambi¨¦n genio en diferentes grados. Que les tocaron a unos diestros que est¨¢n rod¨¢ndose, y que tuvieron que resolver una tarea de excesivas dificultades para su corto bagaje. Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez fue cogido cuando estoqueaba, a la deriva, al sexto del encierro, tuvo que hacerse cargo del novillo Raquel S¨¢nchez, que no logr¨® finiquitar al morlaco, y al escuchar el tercer aviso hubo de abandonar el ruedo, el novillo fue devuelto a los corrales y, a la postre, apuntillado junto a un burladero. El subalterno Castellanos ?beda sufri¨® un corte de estoque en el primero de la arriesgada ma?ana.
Puerto / S¨¢nchez, Pe?a, L¨®pez
Tres novillos del Puerto de San Lorenzo y 1?, 3? y 5? de Fraile Mart¨ªn, desigualmente presentados, mansurrones, en general con genio, de juego irregular. Raquel S¨¢nchez: palmas; aviso y silencio; en el que estoquea por cogida de Jos¨¦ Mari L¨®pez, tres avisos y le devuelven el novillo al corral. Enrique Pe?a: palmas; aviso y silencio. Jos¨¦ Mari L¨®pez: aviso y silencio; aviso y cogido entrando a matar, por lo que pasa a la enfermer¨ªa. Palacio Vistalegre, 1 de abril. Menos de media entrada.
Ese sexto novillo fue el que mejor juego dio del encierro, paradojas, tuvo recorrido y obedeci¨® en los enga?os en el ¨²ltimo tercio. Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez lo lance¨® con gusto en el saludo y despu¨¦s lo tore¨® de muleta de manera desigual, pero con templados muletazos, en series por los dos pitones. Luego lleg¨® la hora de matar y vino el calvario. La mano retrasada, indecisi¨®n, sin hacer nunca la cruz, y vino la cogida, con el novillo pegado a tablas y la salida hacia las afueras, muy levantada la res. En su primero estuvo voluntarioso y aperreado. Puso banderillas en sus dos novillos con exposici¨®n, y el tercer par siempre fue el m¨¢s reunido, la suerte iba a mejor.
Raquel S¨¢nchez pech¨® con dos novillos correosos. Buen aire en el momento de lancear de capote, y dudas, aunque entrega, cuando tocaba correr la mano en el tercio de muleta. En busca del temple. Pas¨® fatigas en sus dos faenas y le cost¨® utilizar el estoque, hacer la suerte suprema a ley. Se llev¨® un arre¨®n al rematar un pase de pecho, en su segundo novillo, que no le impidi¨® continuar la lidia.
Enrique Pe?a recibi¨® a su primero de hinojos y le dio hasta tres largas cambiadas. Sali¨® quebrantado el novillo de un duro y ¨²nico puyazo, y apenas pudo pasarlo de muleta. En su segundo se fue centrando, y tras encontrar la distancia adecuada, acert¨® a interpretar series de derechazos y naturales, de corto recorrido, suaves y de plasticidad prometedora. Pero sufri¨® dos desarmes y la espada tampoco la utiliz¨® con fortuna, en una novillada accidentada en la que, la llamada suerte suprema, fue un v¨ªa crucis para los tres espadas. Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez fue intervenido en la enfermer¨ªa de la plaza de una cornada de 12 cent¨ªmetros de pron¨®stico grave, en el tri¨¢ngulo de Scarpa del muslo derecho.
Babelia
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