Par¨ªs desvela las claves de la escultura de Pablo Gargallo en una gran antol¨®gica
La Monnaie exhibe obras en cobre o hierro recortado junto a sus formas m¨¢s cl¨¢sicas
Ver reunidas de nuevo las obras de Gargallo produce un enorme impacto. Junto a cobre o hierro recortado como si fuera papel y siguiendo el trazo exacto y simple de un caricaturista se encuentran las formas cl¨¢sicas de una escultura surgida de siglos de oficio, de artesan¨ªa y academia. Son dos Gargallos que viven en perfecta armon¨ªa, que no se suceden sino que coexisten. No es un escultor que conozca periodos sino que los lleva todos dentro de s¨ª casi desde que descubre que la escultura puede ser otra cosa que un elemento de ornato exigido y dise?ado por el arquitecto.
Las obras agrupadas en Par¨ªs proceden de medio mundo y se complementan. Es el caso extraordinario del Gallo prestado por el Metropolitan neoyorquino, que en la ciudad francesa se encuentra con el cart¨®n en el que fue dibujado el modelo, cart¨®n que conserva el Museo Gargallo, de Zaragoza. La relaci¨®n entre dibujo y escultura se enriquece con otros casos pero tambi¨¦n con los fragmentos de metal desechados por el artista y que hablan de su manera de trabajar, de una t¨¦cnica aprendida en el taller del joyero.
Nacido en Maella, en Arag¨®n, la familia de Pablo Gargallo se traslad¨® a Barcelona cuando ¨¦l era a¨²n muy ni?o. Ah¨ª acudi¨® a la escuela de Bellas Artes de la Llotja y al taller de Eusebi Ar-nau, se hizo amigo de Nonell, Picasso, Utrillo, Sabart¨¦s o de los hermanos Ravent¨®s. El fin de siglo modernista le dio alas, le llev¨® a exponer en la m¨ªtica sala-caf¨¦ Els Quatre Gats y a interesarse por los viajes reveladores que algunos colegas hac¨ªan a Par¨ªs. Ram¨®n Casas o Santiago Rusi?ol hab¨ªan vuelto trayendo una luz distinta, la buena nueva del impresionismo y luego, cada vez que uno del grupo optaba por la capital gala en vez del hasta hac¨ªa muy poco can¨®nico viaje a Roma, regresaba contando maravillas, transformado por alg¨²n ismo que todo lo cuestionaba.
El cuerpo humano
Gargallo fue a Par¨ªs por primera vez en 1903 y entabl¨® amistad con Max Jacob. Descubri¨® tambi¨¦n los tesoros orientales del Museo Guimet, y a Rodin, un autor que le impresion¨® sobremanera pero del que es muy dif¨ªcil rastrear la influencia en la escultura de esta antol¨®gica. No es el caso en cambio en los encargos que recibi¨® en su inmediato regreso a Barcelona, muy condicionados, sin embargo, por Domenech i Montaner, o de los bajorrelieves que expuso en la sala Par¨¦s.
El cuerpo humano, femenino o masculino, es la principal fuente de inspiraci¨®n de Gargallo, incluso cuando parece sentirse m¨¢s c¨®modo recortando el hierro que esculpiendo piedra con el cincel. Sus bailarinas, con peque?as variaciones en la expresi¨®n, en la manera de sugerir la musculatura, son un modelo de c¨®mo escapar a la serializaci¨®n al mismo tiempo que se ponen bases para hacerla posible.
Atento a la actualidad, a las nuevas formas de arte, Gargallo dibuja con el metal unos fenomenales retratos de la divina Greta Garbo. Por primera vez, los tres que hiciera podr¨¢n verse en Par¨ªs. La misma inspiraci¨®n, aunque no la misma t¨¦cnica, le llev¨® a hacer, en bronce, una formidable cabeza de Kiki de Montparnasse.
La exposici¨®n de la Monnaie se abre con El profeta, una escultura de considerables dimensiones que preludia la iconograf¨ªa daliniana y una nueva evoluci¨®n del arte moderno. A?os antes de realizarla, en 1907, Gargallo invent¨®, en palabras de Pierre Cabanne, el arte moderno. Y lo hizo al mismo tiempo que Picasso, que ve¨ªa de forma cubista a las prostitutas de la calle Aviny¨® mientras Gargallo cortaba y martilleaba el cobre para Petit masque ¨¨ la m¨¨che siguiendo la 'misma operaci¨®n de descomposici¨®n y recreaci¨®n' que el pintor aplicara a sus mujeres.
Celoso de los secretos de su arte
Pierrette Gargallo, escultora y dibujante, hija de Pablo Gargallo, ha participado de manera activa en la preparaci¨®n de esta exposici¨®n antol¨®gica. Agradece much¨ªsimo la colaboraci¨®n prestada por el Museo de Zaragoza -'me sabe mal que se olvide que pap¨¢ era aragon¨¦s aunque hablase en catal¨¢n y se hubiese formado como artista en Barcelona', se?ala la hija de Gargallo- y se queja de la poca ayuda recibida esta vez por parte de la Generalitat de Catalu?a. En realidad, Pablo Gargallo se pas¨® media vida viajando entre Barcelona y Par¨ªs. 'En 1907 hizo un segundo viaje a Par¨ªs y all¨ª se instal¨® en 1912. En 1914 quiso alistarse como soldado de las tropas francesas pero no le aceptaron por sus problemas pulmonares'. La libertad creativa que Pablo Gargallo encontr¨® en Par¨ªs nunca la tuvo en Barcelona pero eso no le impidi¨® decorar el Palau de la M¨²sica de esta ciudad ni ser director de la Escuela de Artes y Oficios de la Mancomunitat o recibir luego encargos de la Exposici¨®n Universal. Su hija recuerda tambi¨¦n lo celoso que era de los secretos de su arte. 'Picasso quiso que le ense?ase a trabajar el hierro y a esculpir, pero pap¨¢, que era de menos buena pasta que Julio Gonz¨¢lez, le dijo que uno era pintor y el otro escultor y que cada uno deb¨ªa seguir en lo suyo'.
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