Lo peor de Bush
La Administraci¨®n de Bush acaba de reiterar en Washington, ante una delegaci¨®n conciliadora de la Uni¨®n Europea, que considera papel mojado el tratado de Kioto sobre calentamiento global y que no se siente concernida por un acuerdo 'injusto' para EE UU. En muy pocas semanas, y a prop¨®sito de temas tan diferentes como los medioambientales, Corea del Norte, el comercio, China o el escudo antimisiles, el presidente norteamericano est¨¢ emitiendo diversas se?ales sobre el significado del 'nuevo realismo' en pol¨ªtica exterior que anunci¨® en su campa?a. Lo visto hasta ahora sugiere que su Gobierno, bien que balbuciente a¨²n y sin afinar su tren de rodaje, va a ser tan radicalmente conservador y unilateralista con amigos y enemigos como se tem¨ªan los peor pensados.
Bush ha decidido abandonar Kioto porque va en contra de los intereses inmediatos de su pa¨ªs. Alegando insuficiente evidencia cient¨ªfica y el hecho de que no obliga a naciones subdesarrolladas, el presidente que prometi¨® contribuir a hacer m¨¢s habitable la Tierra no ha vacilado en volcarse del lado de la gran industria que contribuy¨® generosamente a su elecci¨®n. Bush puede estar personalmente poco interesado por glaciares que se derriten en monta?as remotas, pero su portazo al t¨ªmido acuerdo -reducir en poco m¨¢s del 5% para 2012 las emisiones contaminantes registradas en 1990- significa crudamente que s¨®lo est¨¢ dispuesto a asumir los compromisos internacionales de EE UU que convengan a sus necesidades. Parece, por lo dem¨¢s, un tanto romo considerar que la prevenci¨®n de sequ¨ªas b¨ªblicas o inundaciones catastr¨®ficas, asuntos que la comunidad cient¨ªfica m¨¢s solvente asocia de alguna forma con el cambio clim¨¢tico, no beneficia el futuro de los ciudadanos estadounidenses.
La UE pretende continuar con el proceso de Kioto, que s¨®lo entrar¨¢ en vigor cuando lo ratifiquen la mitad de sus 110 signatarios. Pero suena ilusorio impulsar el pacto en ausencia del mayor contaminador mundial, que con el 4% de la poblaci¨®n emite el 25% de los gases responsables del efecto invernadero. Por toda promesa a sus irritados aliados, Washington dice que estudiar¨¢ otras medidas. Al abjurar de Kioto, Bush no s¨®lo desprecia un loable esfuerzo internacional sin ofrecer soluciones alternativas. Emite tambi¨¦n la peor y m¨¢s irresponsable se?al posible sobre el grado de compromiso de la ¨²nica superpotencia mundial para combatir un peligro que amenaza a todos.
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